Dos personas, que por destino se unen, un amor destinado a no ser, traición y venganza, muerte y pasión, desencadenado por El Desencuentro.
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Cap. 21 Jerjes, ¿estás seguro de eso?
Mientras esto pasaba, en la mansión de los abuelos de Greco, Darío hablaba con helena, su esposa, habían escuchado sobre la situación de Greco y su esposa, cómo es que el niño tiene un poco más de cuatro años y Greco rechaza a su esposa y a su hijo, pero antes de que ellos decidan reunirse con Ergan y saber detalles. Jerjes entró en su casa pidiendo hablar urgentemente, Claudio había contado lo que vio en la casa de sus tíos, como es que Greco expuso la infidelidad de Ana con Lizander y sus abuelos estaban impactados.
—Jerjes, ¿estás seguro de eso?, no puedo creer que Ana, a quien vimos crecer, se atreva a tanto, y más con Lizander, meterse con la esposa de su hermano es lo más bajo — dijo Darío furioso y dando un golpe en la mesa de indignación.
—Padre, Claudio también estaba impactado, apoyaba a Ana en esto porque se conocen desde niños, es la esposa de Greco con quien tenía una buena relación a diferencia de Lizander, ahora Claudio está en mi casa, quiere hablar con su primo sobre esto, pero está un poco delicado, Patricia, esa mosquita muerta parece que era la alcahueta, la que decía Ergan y a Paola que Ana se quedaba con ella, sin embargo, esa mujer se encontraba con Lizander para tener relaciones sexuales.
—Madre, sé que tú siempre consideraste a Ana la ideal para Greco, pero creo que esto es algo imperdonable, y menos aceptable — dijo Jerjes, mientras que sus padres negaban con la cabeza, ahora entienden a su nieto, había desaparecido así como así, tal vez, fue para protegerse a sí mismo de no cometer una locura y terminar preso por gente inservible.
—Jerjes, procura una reunión con Greco, solo él y nosotros, quiero hablar con mi niño, él es sensato y coherente, sabrá explicar y hablar, ahora dile a Claudio que venga, quiero hablar con él, pero no olvides que quiero ir con Greco entre pasado mañana o el jueves — dijo Darío poniéndose de pie y tomar su bastón, el hombre alto y aun guapo pese a sus años, se retiró tomando de la mano a su amada Helena quien lo acompañó gustosa.
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en la mansión de los padres de greco, Paula y Ana hablan sobre la solicitud de divorcio, Paola no puede creer lo lejos que ha llegado su hijo con esa locura, sin embargo, Ana está petrificada, anonadada, jamás se imaginó estar divorciada de Greco, ella fue su novia desde que eran unos niños, además, sonó creía que él realmente los sepa todo, ella no lo admitiría jamás, nada que la separe de Greco será admitido por ella.
Para Ana, Lizander era solo un error, una tontería, ni siquiera recuerda bien las razones por las que había actuado así, pero no quería aceptar las terribles consecuencias, eso sí que no.
—Mamá Pao, habla con él, a mí no me escucha, solo me acusa y me acusa, yo lo amo mucho, lo amo con todo corazón, no lo traicionaría, no sé quién le está metiendo esas cosas en la cabeza, pero no me quiero divorciar, quiero recuperar a mi greco, a mi amor —dijo Ana en pánico total, recién el alcance de sus decisiones se mostraba ante ella.
—Ana, lo sé cariño, pero no sé, que es lo que le pasa, ya viste todas las cosas desagradables que mostró acusando a mi Lizander, acusando a ti, negando a su propio hijo, creo que ahí hay una mano negra, creo que definitivamente, alguien quiere separarlos y yo voy a averiguar esto —dijo Paola consolando a Ana quien ve cómo se precipita el fin de su matrimonio, algo que jamás se había imaginado, sin embargo, aún no se explica lo que había hecho con Lizander, ella misma había cavado su tumba y se había echado tierra, y solo pensar perder para siempre a Greco la vuelve loca.
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Mientras tanto, en el departamento de Draco, Bianca salió del baño recién bañada y con una camisa de algodón que le había dado Greco, le quedaba grande, pero era muy cómodo, además de verse muy sensual con ella, Greco la miraba obsesionado con ella, Bianca es bellísima, solo verla lo pone más caliente que el infierno y es que la química entre ellos es demasiado fuerte todo el tiempo, pero cuando se calma, ambos se sienten terriblemente reconfortado por el otro.
—Greco, ¿estás seguro de que debería quedarme? —dijo Bianca mientras que él sonríe, sabe que esa belleza quiere salir de ahí, pero ya no puede, con lo que Silvia había dicho, claro que Bianca corre peligro más que antes.
—Si preciosa, debes quedarte para que esa gente no te encuentre, al menos no aún —dijo Greco mientras ella asentía, pero miraba a todos lados sin saber qué hacer.
—Ratoncita, ven, descansa un rato, me quedaré un rato contigo —dijo mientras se sentaba en la cama y la llamaba para que se quede a su lado.
Ella se acercó tímida aún, pero se moría por estar cerca de ese Gatote guapo, ella solo se dejó caer sobre él suavemente y lo dejó que la acomoda a su lado, él tenía esa costumbre, le gustaba acomodarla a su lado o en su pecho, ella es más bajita y eso a él le fascina.
—Greco…, puedo hacerte una pregunta? —dijo mientras que él asiente, no tiene nada que ocultarle a esa hermosa castaña —Greco, aún sientes algo por ella —dijo Bianca un poco preocupada, a ella le disgustaba ese dicho de que “donde hubo fuego cenizas quedan”
—No, ya no siento nada bueno por ella, ni siquiera es odio, es asco, decepción, ni siquiera puedo reconocer a mi amiga de la infancia, a mi novia de la adolescencia, a ninguna, ninguna de esa persona es la mujer que vi en esos videos, que escribió esas cosas con mi hermano, la que me quería engatusar con el hijo de propio hermano, no Bianca, esa mujer era solo una ilusión de hace muchos años, pero ya no está en mi corazón — dijo mientras que ella asiente.
—¿Y tú?, Bianca, tú aún sientes algo por tu ex prometido — dijo él bastante celosos, saber que ese tipo ande tan cerca de ella lo pone nervioso.
—No, ese día yo solo dejé de sentir, ¿entiendes?, es como si me hubiera quedado vacía, repetía en mi mente lo que pasaba, claro que me dolió, pero lo que más me dolía era que sea con Fátima, que ni siquiera como amigo, ni eso haya evitado que se enrede con esa loca. Es como si se hubiera contaminado al tocarla, como si sintiera asco solo de saber lo íntimos que son, y ni siquiera lo odio, pero creo que es solo asco, lo que siento por él, es un asco muy fuerte —dijo Bianca y Greco entendió, ambos no eran de perdones y mucho menos, ellos no se merecían lo que les había pasado y ahora tenían una buena oportunidad para avanzar y sanar el uno al otro.