Amelia Xhu, es la joven y única sobrina del Patriarca de la familia Xhu, quien la ha criado desde su niñez. Al cumplir los 23 años, Amelia fue obligada por su tío a tener citas a ciegas con hombres que no conocía para que pudiera asentarse y tener algo de vida amorosa, y quien sabe, hasta casarse y tener hijos.
Sin embargo, cada cita a ciegas terminaba en fracaso cuando los hombres escuchaban a que se dedicaba, estos huían inmediatamente con excusas al saber su profesión. Finalmente terminó frustrada y se dio por vencida con su vida amorosa.
Pero lo que no sabía era que un pequeño descuido la llevaría a conocer al hombre con quien había soñado en incontables ocasiones.
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Visitar a los futuros familiares.
-Cuéntame ¿Qué te parece?- Preguntó de forma insistente Patrick con los ojos muy abiertos, queriendo escuchar las palabras directamente de su hermano.
Matthew no presentó reticencia alguna al recibir la noticia, tampoco se quejo y protesto.
Hace dos años, logró comprometerlo con una joven a duras penas y a los dos días la mujer apareció muerta, sabía que fue su hermano por el comportamiento de este, sin embargo, esta vez lo acepto con tanta calma y tranquilidad que le parecía sorprendente.
Matthew soltó un suspiro de resignación y conversó un poco con su hermano, hasta ahora él era la única persona que lo hnaia hecho abrirse de esa manera. Aunque, el joven de repente recordó algo ¿No había hablado de igual manera con la Señorita Kun cuando la conoció?
Él sacudió la cabeza y miró el té sobre la mesa, frunciendo el ceño con frialdad.
-Algún día tu rostro quedará de esa forma y nunca más podrás sonreír.- Comentó su hermano mayor, pinchando con su dedo el punto entre sus cejas.
-Se escucha interesante, una joven de 17 años que practica artes marciales de una manera especial, buena con distintas armas de batalla y experta en asesinato masivo, también es sería e indiferente. Bien, sin duda se escucha como la hija del Gran General...- Sonrió el hombre.
Matthew lo miro con las cejas levantas, tan solo para ver como a los segundos la expresión de Patrick cambió a una de sorpresa e incredulidad, tardo un poco en darse cuenta.
-¡No se escucha como una joven enferma en lo más mínimo!- Exclamó en voz baja, tirando de la manga de su hermano menor con curiosidad, buscando respuestas.
-Es porque no lo es, ella me lo explicó.- Expresó Matthew con seriedad, dejando salir una pequeña sonrisa que casi ahoga a su hermano, el cual, puso una expresión de terror en su rostro mientras lo señalaba con el dedo tembloroso.
-¡Sonreíste al pensar en ella!¡Hermanito, bienvenido al mundo de los enamorados, celebremos con un poco de vino añejo del mejor!- Exclamó Patrick en voz alta, como si quisiese gritar aquello a los cuatro vientos.
-Mis respetos para esa niña.- Dijo el hombre, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta.
-No digas tonterías, hermano ¿Eh?¿A dónde vas?- Dijo Matthew en voz alta, con los brazos cruzados, sin embargo, no pudo evitar sentirse confundido al ver a su hermano caminar con grandes zancadas hacia la puerta principal del salón.
Él se puso de pie, caminando detrás de su hermano, quién se detuvo y lo miró como si fuese el tonto más grande del mundo.
-A preparar el carruaje para visitar a los futuros familiares, por supuesto.- Expreso, como si estuviese haciendo la cosa más obvia del mundo, dejando a su hermano con la boca abierta y los ojos muy abiertos.
Realmente, para Matthew, su hermano mayor era el único que podía sacarlo de su calma habitual con su comportamiento exagerado y energético.
-Hermano mayor, acabamos de recibir el edicto, es inapropiado ir en estos momentos ¿Olvidas que fue el Emperador el que envió esta orden? No sabemos si la Señorita Kun está de acuerdo con esto y si el Emperador puso al Gran General entre la espada y la pared.- Explicó Matthew en un intento de que su hermano dejara atrás esa idea.
Patrick se detuvo en seco y lo pensó detenidamente, poniendo una expresión seria en su rostro. Su hermano menor tenía razón, no sabían cómo se sentía la niña, el matrimonio era algo que sólo se hacía una vez en la vida.
-Fu.- Llamó al aire con seriedad, un segundo después, un hombre vestido de negro apareció de rodillas delante de él -Maestro.- Respondió Fu con respeto.
-Ve a la Mansión del Gran General y descubre cómo se encuentra la Señorita Kun, pero trata de que no te descubran.- Ordeno Patrick amablemente.
-Cómo ordene, Maestro.- La figura desapareció en el aire.
-¿Ahora la vas a espiar?- Cuestiono Matthew con seriedad, mirando a su hermano con desaprobación, tan solo para recibir una mirada tranquila de su hermano mayor -¿Qué? De cualquier modo, si no lo hacía yo, lo harías tú.- Dijo, dejando a Matthew con la boca abierta.
Bueno, tenía razón, no tenía nada que decir al respecto. Sin embargo, las expectativas llenaron su mente.
En su mente nunca pasó la idea de que Mark y Sasha fueron los que decidieron esto.
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En la noche, en la Mansión del Gran General:
El llanto desesperado de una chica se hizo presente, resonando por todo el patio de la Joven Señorita Kun.
-¡Buaaa!¡Me quiero morir!¡Odio la vida!- La voz triste de Sasha se hizo oír, preocupando a los sirvientes que estaban alrededor de patio.
Mark miró a su hija con la cejas levantadas, viendo como su pequeña practicaba de forma dramática lo que le gustaría escuchar al Emperador -Hija, ya tranquilizate, hablemos tranquilamente.- Dijo con calma, suavizando su tono.
Sasha le lanzó una mirada de 'no me interrumpas' y continuo con su drama, sintiéndose satisfecha con su nivel de actuación. Se acostó en la cama de manera exagerada y chillo con más fuerza.
En la oscuridad de la noche, una sombra negra apareció entre los árboles de melocotón del patio Tao, justo delante de la ventana para ver mejor lo que sucedía dentro.
-¡Padre, ya no quiero vivir más! ¡Tengo miedo, me quiero morir!- Los gritos de la chica llegaron hasta sus oídos, haciendole fruncir el ceño, sintiendo lastima por ella.
-Hija, cálmate.- Consolaba su padre a un lado, mirando a su hija con impotencia mientras masajeaba su entrecejo.
Al ver aquello, la figura entre los árboles desapareció para ir a informar a su maestro de forma inmediata lo sucedido. Su error: no quedarse un poco más.
Dentro de la habitación, Sasha se sentó de repente con las piernas cruzadas como toda una dama de una familia prominente, luciendo elegante e imponente. Levantó la barbilla con orgullo y sonrió hacia su padre.
-¿Qué te parece? Soy buena actriz ¿No es así? Es una lástima que eso no sea de mi agrado.- Expreso la joven mientras miraba sus uñas de manera altanera, haciendo suspirar a su padre.
-¿Qué pensaran los sirvientes de esto? ¿No pudiste hacer tu pequeño drama en silencio?- Cuestiono Mark con impotencia, poniéndose de pie.
Daba la casualidad de que su hija lo mandó a llamar porque quería que viera su pequeño drama, ya que según Sasha, quería saber como se sentían esas señoritas qué eran obligadas a casarse con algún hombre horrible y grasoso, siendo usadas como un pequeño peón que no tiene otro uso más que ese.
-Lo admito, se siente bien sentirse como la víctima ¿Cómo se sentiría el Comandante Liang si supiese esto?- Preguntó la joven con curiosidad, encontrando algo gracioso el asunto.
Sin embargo, su padre no lo veía de esa manera "Si Matthew Liang supiera esto, sin duda escupiria sangre." pensó antes de salir de la habitación de su hija.
Ya tuvo mucho drama por un día.
