TE AMARÉ

Después de que Alire se deshizo del hombre, sacó su teléfono y miró la hora.

¡18 de abril!

Era el día antes del apocalipsis.

“¡Jajajaja!”, de repente se echó a reír. Mientras reía, las lágrimas brotaron de sus ojos. Lloró y rió mientras derramaba la ira y el dolor de su corazón.

Habían pasado ocho años. Había estado luchando por sobrevivir. Aunque solo podía vivir en los peldaños más bajos del mundo apocalíptico porque no tenía ningún poder sobrenatural, todavía se esforzaba por vivir. Como le debía la vida a Andrew, la culpa y la deuda que sentía la hacían aferrarse a lo último que él le había dado, ella había prometido que si tenia la oportunidad le pagaría este hombre todo lo que este cuerpo le debía.

Andrew… Desde que murió, ese nombre se había convertido en un tabú en su corazón.

A estas alturas, Alire estaba segura de que había regresado. A antes del apocalipsis, antes de que todo comenzara.

Ella sabía que Black le había dado una tercera oportunidad, se sentía afortunada porque todavía tenía la oportunidad de pagarle a ese hombre.

Él fue quien la protegió de la multitud de zombies y terminó siendo devorado por zombies para mantenerla fuera de peligro.

Alire reaccionó rápidamente. El día siguiente era el fin del mundo. ¿Qué podría hacer en un día?.

Ella quería regresar al lado de Andrew inmediatamente, pero no pudo.

Se necesitarían cinco horas para volar de la ciudad B a la ciudad A, pero esa noche el mundo cambiaría. El avión se estrellaría antes de llegar.

No podía buscar a Andrew ni tampoco podía dejar que Andrew la buscara a ella. Sí, definitivamente no lo dejaría venir.

En su vida anterior, cuando Andrew se enteró de su situación, quiso correr hacia ella, pero ella lo detuvo porque lo odiaba. Bueno, resultó ser una bendición disfrazada.

En sus recuerdos la verdadera Alire, era una inútil que solo sabía cómo arrastrar a la gente. Sin embargo, estaba protegida por él, que tenía el superpoder del rayo más fuerte. Al final, perdió la vida tratando de salvarla. Todos en la Base Suroeste la odiaban. La odiaban por dejar morir a su Jefe. Ella también se odiaba a sí misma.

Sin embargo, ya no era inútil con sus bastos conocimientos y su comprensión del apocalipsis, todavía podía usar todo su dinero para almacenar grandes cantidades de suministros.

Después de eso fue al mercado de agricultores y compró una gran cantidad de carne de cerdo, res, pollo y comida enlatada.

Luego fue a una tienda especializada y compró algunos conjuntos de ropa y mochilas para caminatas, así como algunas cosas para la naturaleza. La mayoría de las prendas que tenía eran vestidos llamativos pero no prácticos. También compró mucha ropa que era adecuada para el combate. Compró las tallas más pequeñas y más grandes de la tienda.

Naturalmente, la ropa de talla más grande estaba destinada a Andrew. Aunque no estaba segura de si la necesitaba, tenía algunas a mano.

Cuando Alire regreso a la villa, respiró profundamente antes de marcar el número de teléfono con mano temblorosa. Casi un segundo después de marcar, escuchó una voz profunda y familiar en el otro extremo, con un dejo de pánico. "Ali, ¿qué te pasó?".

Alire dijo entonces: “Mañana es el fin del mundo. Para entonces, todo el dinero que tengas en tus manos no valdrá nada, así que úsalo para cambiarlo por tantos artículos como puedas hoy”.

Andrew se quedó en silencio por un momento antes de decir: "Ali te lleve al hospital para un chequeo. Espérame, estaré allí pronto"

Alire gritó: "¡No vengas, no vengas!"

—Está bien, no iré... —Andrew parecía angustiado—. Bien, ¿cómo podría olvidar cuánto me odiaba? ¿Por qué querría verme? —pensó. Sintió que estaba siendo demasiado codicioso. Alire acababa de tratarlo bien y él quería más.

Alire estaba preocupada por la posibilidad de que él viniera. “Si te atreves a venir aquí, nunca volverás a verme”, amenazó.

Andrew dijo apresuradamente: "Yo, yo no voy a ir".

Alire se sintió aliviado. No quería correr ningún riesgo con ella.

“¿Recuerdas lo que te dije hace un momento? Haz lo que te digo y espérame en la Ciudad A obedientemente”.

«Si hago el bien, ¿habrá alguna recompensa?»

La voz profunda en sus oídos era infinitamente sugerente. El comportamiento inusual de Alire hoy lo hizo tentar a la suerte.

—Por supuesto que sí. Cuantos más objetos acumules, mayor será mi recompensa. —Los ojos de Alire parpadearon, pero de todos modos le dio un empujón.

Una risa baja sonó en su oído, haciéndola sonrojar.

"Me siento como si estuviera soñando un sueño que quería tener desde hace mucho tiempo", dijo Andrew.

“Puedes intentar golpearte contra la pared y ver si te duele. Si te duele, significa que no estás soñando”.

De repente, se escuchó un fuerte golpe al otro lado de la línea. Alire hizo una mueca. “¿Esta persona me tomó en serio?”, se preguntó. “¿Por qué no sabía que tenía momentos tan infantiles?”.

Luego escuchó un alboroto que venía del otro lado de la línea. Se mezclaba con un “Joven Maestro, ¿está bien...?”. Alire no pudo evitar reír.

—Alire, en realidad te burlaste de mi. Su voz estaba llena de ternura.

"Jaja, simplemente no esperaba que fueras tan infantil".

Después de la llamada Andrew apresuro a sus subordinados en medio de la noche.

Uno de ellos no pudo evitar quejarse.

“¿Cómo puede haber otra manera? Si es lo que quiere el presidente, puedo hacer una excepción. Pero si es lo que quiere Alire, no me atrevo a no hacerlo. ¿Quién no sabe que si ofendes al presidente, aún puedes pedir clemencia? Pero si ofendes a Alire, el presidente será el primero en matarte”. Gritaron los demás con terror, todos le recordaron a su compañero amablemente.