Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 10
La mañana llegó nuevamente y al abrir mis ojos vi que ese iba a ser un hermoso día. Luego de cambiarme baje y vi a mi padre preparando el desayuno para ambos. Aún estaba enojada con él, así que solo camine hacia la heladera y luego de tomar el jugo iba a irme, pero de pronto su voz hizo que me detenga.
— Bella... hablemos.
— ¿Has cambiado de decisión?
— Hija tienes que entender que...
– Entonces no hay nada de que hablar.
Vi como mi padre me miró, pero aun así, seguí con lo mío hasta que escuche él timbre de la entrada. Volteé como preguntándole a mi padre si él esperaba a alguien y al entender mi mirada dijo.
— Yo no espero a nadie... ¿Y tú?
Negué con mi cabeza y vi como él se dirigía hacia la puerta. Poco tiempo después Gian apareció en la cocina y al verme me saludo con un beso en la mejilla.
— Buenos días, primita.
Mire a Gian sorprendida por su repentina llegada, pero aun así correspondí a su saludo.
— Buenos días, primo... ¿Qué haces aquí?
— Vine por ti, quería llevarte a desayunar.
Veo que mi padre lo mira mal y con una sonrisa contestó.
— No gracias, no tengo ganas de andar por ahí con un séquito de gorilas detrás de mí.
Gian sonríe por mi respuesta, pero aun así agrega.
— ¿Aún sigues enojada? Vamos Bella no te pongas así, sabes que nosotros solo queremos tu bien.
— ¿Bien?, bien encerrada me quieren tener...— Veo como tanto mi padre como mi primo sonríen por esto, pero aprovechando que ambos están allí digo.— Ya que por lo visto no podré hacer nada sin que ustedes se enteren, voy a informales que planeo hacer un viaje — Veo como el rostro de ambos se pone serio y agregó — Voy a retomarlo en donde lo dejé antes de mi accidente y para eso necesito ir a París. La semana de la moda está cerca y necesito hablar con algunos contactos para poder ingresar al evento.
Veo como Gian cambia de postura y serio me pregunta.
— ¿Marco ya lo sabe?
— Te lo estoy informando a ti ¿o no? Gian no me mires así, yo nunca quise depender de nadie, padre tú lo sabes. — Veo como mi padre me mira serio y agregó — Mi sueño siempre fue tener mi propia empresa. No quiero depender de la familia y mucho menos de un hombre. Además, ahora que mi padre tampoco tiene su empresa, creo que es mejor que empiece a...
— Por mí no te tienes que preocupar Bella, yo tengo mi dinero ahorrado. No perdí la empresa por falta de fondos... la perdí porque al perderte a ti ya no tenía sentido seguir con eso.
Vi como los ojos de mi padre se entristecieron y al ver esto, dije.
— Aun así, no me mate estudiando tantos años para nada.
— Lo sé Bella, pero... no creo que Marco esté de acuerdo con esto. Recién te recuperamos, y...
— París es solo una parada técnica, voy a instalarme en Milán para prepararme para volver por la puerta grande. Sé que ustedes tienen también sus negocios allí, así que una vez que organicen todo aquí podrán seguirme.
Sabía que si quería irme de allí debía aceptar el hecho de que mi familia estuviera pegada a mí todo el tiempo.
Vi como Gian dudo por un instante, pero luego de un momento dijo.
— Bien... déjeme arreglar todo para tu viaje y en primer lugar yo iré contigo...
— Yo aún no estoy desacuerdo con eso.
Mire a mi padre y dije.
— ¿Por qué?
— Gian tiene razón, recién te estás recuperando, pasaste por mucho no quiero que te sobre esfuerces...
— No lo haré padre, además ahora que no tienes compromisos podrás ir conmigo ¿no es así?
Vi como mi padre aun dudando de si eso era lo mejor asintió y luego de un rato agregó.
— Está bien... Organiza todo y nos avisas Gian.
Vi como mi primo aun dudando de que eso fuera posible acepto. Era obvio que Marco no iba a permitir que me fuera lejos de su radar por mucho tiempo, pero si había alguien en la familia que sabía como lidiar con él, ese era mi primo. Pronto el ambiente cambió nuevamente y Gian mencionó.
— Muy bien Bella, ahora sí, ¿Quieres ir a desayunar conmigo? Te llevaré a tu lugar favorito.
Sonreí por su insistencia y acepté.
— Está bien, ¿vamos papá?
— Vayan ustedes cariño, yo debo organizar unas cosas y limpiar aquí.
Mire la cocina y al ver que él parecía haberse esmerado en preparar el desayuno dije.
— ¿Y si mejor nos quedamos a desayunar aquí...?
Vi como Gian miró con algo de asco las tostadas quemadas y los huevos con tocino que mi padre había preparado y contestó.
— ¿Bella estás segura que eso es comestible?
Al estar cerca de él, pellizque su mano y con una sonrisa inocente dije.
— Por supuesto que sí... mi padre es un gran chef.
Vi como Gian estaba por acotar otra broma y antes de que lo hiciera mi padre agregó.
— Cariño, tranquila no tienes que mentir. Vayan tranquilos yo tengo cosas que organizar antes de nuestro viaje.
Al oír eso asentí y tomado mi bolso y un suéter me encaminé hacia la salida con Gian. Una vez los dos afuera dije.
— Gracias primo, te debo una. – Vi como me miró con una sonrisa burlona y agregué — La última vez que me cocino casi termino en urgencias.
Ambos seguimos nuestro camino hasta casi llegar a su auto, pero de pronto vi como el séquito de gorilas qué ellos me habían puesto, se pararon frente a mí.
— Buenos días, señora...– Dijo uno de ellos para luego dar un paso al frente — Mi nombre es Donato y voy a ser el encargado de su seguridad. Cualquier consulta o duda que tenga puede hablarlo conmigo. Al igual si está desconforme con...
Mire a Gian y al ver que él estaba disfrutando mi cara de disgusto dije.
— Está bien... ¿Donato verdad? — Veo como el hombre guarda silencio y digo— Quiero ser clara con ustedes, mi hermano es quien insiste en que debo tener seguridad, en mi caso creo que exagera... así que solo espero que puedan seguirme el pasó.
— Señora perdone que la corrija, pero creo que el líder Marco hace bien en preocuparse por su seguridad.
Mire a Gian y al ver que este solo levantó sus manos como diciendo que él no tenía nada que ver con lo que él guarda espaldas decía, agregué.
— ¿Eso cree? Ya veremos que piensa luego de una semana.
Sonreí burlona y volviendo a mirar a Gian dije.
— Le doy tres días, cuatro a lo mucho...— El rostro de mi primo se frunció y sonriendo por su reacción subí a su auto y grite — ¿Qué esperas? Tengo hambre...
Sin decir nada más, Gian subió al auto y pronto se dirigió hacia uno de los restaurantes más finos de la costa de Miami.
Al llegar ambos nos dirigimos hacia la terraza del restaurante donde teníamos una maravillosa vista de la costa y el mar. Gian al ver como mis ojos se iluminaban sonrió y dijo.
— Sabía que te gustaría venir a este lugar.
Sonríe asintiendo y luego de ubicarnos en una mesa, el mesero se acercó a nosotros para tomar nuestro perdido.
Ambos estábamos disfrutando de nuestros alimentos cuando de pronto alguien tomó mi vaso de agua y me lo tiro en la cara para luego gritar.
— A ti te quería encontrar... perra...