Águila Harpía
Rakia es una joven que desde el día de su nacimiento es despreciada por su madrastra y su media hermana, y a su padre poco le importa lo que le ocurra, por lo que la joven debe de luchar cada día para sobrevivir, pero todo cambia un día en el que un antiguo poder despierta en su interior, lo que provoca que toda su vida cambie por completo, entrelazando su destino con el de otras tres personas para derrotar un mal ancestral que se acerca.
En un camino lleno de cambios, Rakia deberá de enfrentar muchos obstáculos para lograr su objetivo, pero no lo hará sola, ya que a su lado estará alguien quien sin conocerla, la esperado toda su vida y que la protegerá aun cuando no sea necesario.
Esta es la segunda historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos, la primera lleva por nombre “El Guerrero de la Tierra”
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Capítulo 5
RAKIA
9 años después.
Hoy es un día de celebración en la mansión, Auretta cumple 17 años, y se hará una gran fiesta en su honor, qué tontería, si supieran la verdad, no le harían nada a esa malcriada.
Hoy también es mi cumpleaños, pero en vez de ser mimada y alabada, estoy despierta desde muy temprano preparando todo para que el cumpleaños de mi supuesta hermana sea perfecto.
Mis días en este lugar son horribles, pero mi cumpleaños es especialmente peor, cuando era más pequeña, me emocionaba mucho esta fecha, puesto que mi mamá Celeste siempre se aseguraba de darme una sorpresa, a pesar de que no teníamos mucho, puesto que todo se nos era restringido, ella daba todo de sí para hacerme feliz, pero desde que se fue, este día se ha transformado en una tortura, en donde trabajo desde la primera hora el día, aun cuando el sol no ha salido, hasta altas horas del día siguiente, y donde soy reñida por cualquier mínimo error, es definitivamente mi día menos favorito, además cada año antes de que la fiesta para Auretta empiece mi madrastra, siempre sin falta me encierra en una habitación oscura, donde me azota, repitiéndome una y otra vez que esté en el día de Auretta y que solo su hija era la heredera de todo, después de que se cansa me deja allí, encerrada para que nadie me vea, y una vez acaba la fiesta, yo soy la única encargada en recoger y limpiar todo, y debe de quedar antes de que la duquesa despierte o seré nuevamente azotada por no terminar el trabajo, era en verdad un día de mierda.
Trabajo todo el día hasta que llega el momento de la fiesta y como siempre puntual, un grupo de sirvientas me toman de los brazos y me arrastran hasta la temible habitación, yo por mi parte no opongo resistencia, después de algunos años entendí que si me oponía era peor, y si quería salir de aquí, debía de evitar el mayor daño posible, una vez llegamos, ellas me arrojan dentro y allí me quedo a esperar a que la señora Kapheira llegue.
No pasa mucho tiempo cuando esta hace su entrada, vistiendo un elegante vestido y usando tantas joyas que no puedo evitar preguntarme si no le pesan.
- Maldita escoria – me dice la mujer y yo dedo morderme la lengua para no contestarle – espero que esto te recuerde, que nunca serás más que mi Auretta – comienza a hablar y a golpearme con un látigo.
Sin hacer ni un solo ruido aguanto los golpes, mientras lucho por no voltear los ojos antes sus absurdas palabras, una vez se cansa, deja el látigo a un lado y se va de allí dejándome sola con mi dolor, con mucho cuidado de no abrir más mis heridas, me acerco a una de las paredes, donde tengo escondidos varios insumos que me ayudan a curarme, los guardo aquí, debido a que esta es la habitación designada para mis castigos, por lo que es práctico tenerlos a la mano, y como puedo trato las heridas de mi espalda.
- Escaparé de aquí, tarde o temprano lo haré – me digo a mí misma mientras me curo.
Y es que escapar no es tan fácil, el ducado está fuertemente custodiado, tanto por dentro como por fuera, por lo que es muy difícil salir sin ser visto, si al menos tuviera un aliado, este podría ayudarme a escapar, ya sea consiguiendo información sobre los turnos de los guardias, o ayúdenme a salir en uno de los tantos carruajes que entran y salen del ducado, pero no tengo a nadie, cualquier persona que me muestre, aunque sea un poco de compasión, es despedida inmediatamente, así que estoy atrapada, pero sé que salir no es imposible y yo ya encontré la manera, solo debo de encontrar lo que será mi pase de salida.
Al principio no entendía por qué, si me odiaban tanto, y era una molestia para ellos, como mi “padre” una vez me lo dijo, seguía aquí, sobre todo por qué cuando tenía 9 años, un año después de que mamá Celeste se fuera, mi tía, vino a casa de mi padre y le rogó que me dejara ir con ella.
- Rakia no tiene magia alguna, además tú debes de concentrar tu esfuerzo en criar correctamente a Auretta, así que te pido que me des la custodia de Rakia, ella estará bien cuidada conmigo y mi esposo – le dijo mi tía a mi padre y a mi madrastra, mientras que yo escuchaba detrás de la puerta, rogando a que accedieran.
- Eso nunca, acaso piensas que somos incapaces de criar a ambas niñas. Tan mala opinión tienes de tu hermano, mi esposo – gritó Kapheira, sus palabras causaron la indignación de mi padre, quien corrió a mi tía de la casa inmediatamente.
Sabía que Kapheira había dicho eso para evitar que mi tía me llevara, pero no entendía ¿Por qué?, porque insistía en que me quedara, eso lo entendí solo unos meses después de aquel altercado, yo me encontraba limpiando una habitación, cuando Kapheira entro en ella en compañía de su doncella de confianza, al entrar ellas no me vieron, y yo, quien le temía en aquel entonces, me escondí para que no me vieran.
- Torm es un soso, no sabe cómo complacerme, estoy harta de su actitud, es tan aburrido – le decía Kapheira a su doncella.
- ¿Quiere que le organice alguna cita? – le preguntó su doncella.
- Sí, por favor, con el conde Lucht, él sí es un verdadero hombre, pero sé discreta, nadie debe de enterarse, si eso pasa, se descubrirá todo, y perderé mis privilegios. Al fin y al cabo encontrar a otro idiota como Torm no será tan fácil – le dijo Kapheira a su doncella y ambas abandonaron el lugar.
Al principio no entendía de que hablaba, era una niña, pero a pesar de no haber comprendido del todo aquella conversación, nunca la olvide, aquella conversación empezó a tomar sentido a medida que iba creciendo, por lo que comencé a espiar las conversaciones entre Kapheira y su doncella, y lo descubrí, Auretta no es hija de mi padre, al parecer mi padre no era el único amante de Kapheira por aquella época, pero si fue el único que cayó en su trampa, al hacerlo creer que el hijo que estaba esperando era suyo, puesto que Kapheira sabía quién era el padre de Auretta, y ese no era el duque Torm, sino un hombre con el que ella se veía y que era un comerciante que dejo la capital poco después de sus encuentros.
Solo mi padre fue lo suficientemente estúpido como para no investigar a esa arpía, puesto que el resto de sus amantes lo hizo, y estaban seguros de que el hijo que esperaba no era de ninguno de ellos, por lo que cuando fue con ellos, estos la corrieron inmediatamente.
Pero a pesar de haber conseguido a un tonto que le resolviera la vida, Kapheira nunca ha dejado de ver a sus amantes, viéndolos siempre que puede y ese es mi pase de salida, siempre que puedo intento buscar pruebas de sus infidelidades, para así usarlas en su contra y sobornarla para que me deje ir, puesto que mi padre hace todo lo que ella dice, por eso debo de hacer que ella me libere, pero por más que he buscado no he encontrado nada, pero no pienso rendirme, sé que esta es la única forma de salir de aquí, puesto que Kapheira nunca me dejara ir, a menos que sea un ataúd, puesto que soy una amenaza para su preciada vida.