Club Blue Moon: El Precio De La Inocencia

Me pare como pude, estaba muy adolorida, tome mucho papel, y limpie el líquido que salía de entre mis piernas, al limpiarme, me di cuenta, que había sangre, no me extraña, todo eso fue tan violento.

Me sentía tan humillada, creo que en mi vida este es mi momento más bajo, quisiera llorar pero no puedo, las lágrimas no van a librarme de esto, debo ser fuerte, no importa que no me voy a rendir aunque se arrastrada por el lodo mil veces, por qué todo esto tiene un propósito, y no me arrepiento de nada.

Tome mi ropa interior inferior, le hice un nudo, me la puse, y coloque papel, por qué sentía que, todavía pequeñas gotas seguían cayendo, lave por todos los lugares que puse, y me seque con papel, luego salí del baño, pero el dolor, no me dejaba caminar, respire profundo y camine como pude.

Subí lentamente las escaleras, y ya arriba, de inmediato me senté en una silla, la música, las risas, todo continuaba igual, sin embargo, yo estaba más sucia que antes, ese hombre fumaba su puro con una sonrisa burlona, y Susan me lanzaba miradas asesinas, mientras que mi dolor era cada vez peor.

— ¿Qué te pasa?, te ves pálida. Me preguntó Susan más por curiosidad que por preocupación.

— Nada, le respondí.

El humo, el ruido, el olor alcohol, se sentían cada vez más incómodos para mí, me comencé a sentir mareada, y como si mi asiento estuviera mojado, me paré, toque mi parte trasera, y mi mano se mojó, mire mi mano, y estaba roja, entonces me desvanecí.

Cuando me desperté, estaba acostada en una camilla, mi visión estaba borrosa, pero poco a poco pude ver todo claramente, era la habitación de un hospital, mire a mi derecha y tenía dos vías en mi brazo derecho, una con suero y el otro con sangre, ¿qué me pasó?

— Finalmente se despertó.

Escuché la voz de un hombre, gire mi cabeza y era un oficial de policía, estaba sentado en una silla, a mi izquierda, ¿qué paso?, ¿por qué hay un oficial aquí?

— ¿Señorita está consiente?, me preguntó buscando una libreta.

Recuerdo que la última vez que tuve contacto con un político fue el día que encontré a mi madre en el baño, después de que ella se inyectara estás cosas que siempre usaba y se muriera.

— Si, señor. Le respondí con voz débil.

Se paró, se puso, al lado de mi cama, con libreta en mano, y comenzó a preguntarme.

— ¿Qué le paso?, ¿recuerda algo?

Entonces lo entendí todo, fui traída de emergencia, sangrando, eso quiere decir, que el que me trajo, debe estar en problemas por qué mi condición indicada que fui atacada, en realidad fue así, pero no puedo denunciar a ese animal, si lo hiciera quien sabe lo que le haría a mi abuela.

— Mi novio y yo, tuvimos un encuentro sexual en el baño, pero él es muy grande y yo soy muy delgada, nos ganó la emoción y todo termino así.

El oficial, no me creía, sin embargo, está asunto por más evidente que exista se decide con mi declaración, yo lo sé bien, fueron muchas veces que mi abuela y yo fuimos a buscar a mi madre a la policía, a ella le pasaban todo tipo de cosas, pero al final, ella era la que salvaba a esos hombres asquerosos, solo por dinero, que irónico, ahora mismo soy como la persona que nunca quise ser.

— ¿Señorita está segura?, tiene signos de ahorcamiento, moretones y mordidas por todo su cuerpo, y el motivo de su ingreso aquí, fue shock hipovolémico.

(Un shock hipovolémico es una afección de emergencia en la cual la pérdida grave de sangre o de otro líquido hace que el corazón sea incapaz de bombear suficiente sangre al cuerpo).

Se detuvo después de decirme eso que no entendí, pero supongo que es un término médico para la pérdida de sangre.

— ¿Está confundida?, me preguntó, mientas escribía en la libreta, esperaba que yo hiciera una acusación, sin embargo, no era posible.

— ¿Shock hipovolémico?, le pregunté.

— Se lo diré más claramente, usted sufrió un desgarro vaginal, que la hizo perder una gran cantidad de sangre, que la llevo a un shock, estos casos la víctima muere si no recibe ayuda rápidamente, por suerte usted fue traída a tiempo, sin embargo, esto es consistente con abuso sexual.

El oficial seguía insistiendo, pero no había nada que hacer, aunque es mi deseo que ese monstruo está enjaulado dónde merece, no es posible en este momento, además, con todo su dinero saldría pronto, me acusaría de venderme, por donde quiera que se mire soy la única perdedora.

— Sostengo mi declaración, fue solo un accidente, por la emoción del momento.

El oficial parecía decepcionado, saco una tarjeta de su bolsillo y me la dio, y luego me dijo.

— Si necesita ayuda en algo momento puede llamar a este número, la ayudaremos.

Tome la tarjeta, el oficial se dio la vuelta, y salió de la habitación, puse la tarjeta debajo de la almohada, y me quedé mirando el techo, entonces caí en la cuenta que, casi me muero, con razón él dijo que marchita todas las flores que cultiva, es por qué el mismo corta la flor, pero yo soy un cactus, sobreviviré, no moriré en manos de este hombre.

La puerta se abrió, y la señora Laura entro, al parecer, estaba esperando afuera, pobre mujer, tiene que estar vigilándome, se le veía cansada, y tenía la misma ropa de ayer, ella se sentó en la silla que estaba el oficial antes, y me preguntó.

— ¿Cómo te sientes?, visiblemente preocupada.

— Estoy bien, le dije forzando una sonrisa.

Ella suspiró, se acomodo en la silla, y me dijo.

— La policía dejo ir al Señor Sawiris, después que diste tu declaración, ahora él se fue para su casa a descansar, me dejó aquí para cuidarte, hablé con el médico y dice que debes quedarte dos días en el hospital, y después descansa por lo menos quince días.

Estoy aliviada de que por lo menos en quince días esa bestia no me tocará, dos días, aquí es bueno, tampoco tengo que verlo por mucho tiempo, nada es tan malo que no tenga algo bueno.