Después de Mientras tu no estabas Dinastía Beaumont, llega la pasión de un Beaumont donde relata la vida de los herederos Beaumont. Olivia Beaumont verá su vida sacudida luego de poner en peligro el imperio financiero familiar en peligro, Christopher contraerá matrimonio con la nieta del peor enemigo de su familia.
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Hogar
Luck Saracco ingreso a su casa, había regresado antes de viaje. Se podía decir que tenía una vida perfecta, una esposa maravillosa dos hijos que eran su adoración.
Decidió pasar por el dormitorio de sus hijos primero visitó a Cesare y luego a su hija Danielle ambos dormían profundamente como cada vez que viajaba dejo un pequeño regalo en la habitación de ambos.
En cuanto ingreso a la habitación vio a su esposa Madeleyne. Ella corrió a abrazarlo lo había extrañado horrores.
— ¿Quieres que te sirva algo de cenar?, pregunto Maddy.
— No, comí durante el vuelo. ¿ Cómo está todo aquí?, pregunto
— Muy bien, te han extrañado. El sábado a la mañana es el partido de Cesare y a la tarde el recital de Danielle comento Maddy.
— Por eso, apure mi regreso, además de que extrañaba a mi bella esposa exclamó Luck besándola.
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Katherine se encontraba en su oficina de Londres, dividía su tiempo entre Londres y Burhan, ya que sus hijos estudiaban en Londres, era prioridad de ambos que sus hijos estuvieran preparados para dirigir Burhan a futuro.
Su asistente ingreso en ese momento, para entregarle una carpeta e informárle que tenia una llamada del Departamento de Estado, había tenido que hacer uso de los contactos de Karim y de su puesto como reina algo que no era de su agrado porque ante todo ella era Katherine Beaumont y eso nunca cambiaría.
En cuanto corto la llamada, tomo su celular y llamo a Matt.
Matt corto su llamada satisfecho, Kat nunca lo decepcionaba ya sabía dónde buscar.
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Chris Beaumont miró a su hija descender la escalera con un vestido por debajo de la rodilla — ¿ a donde vas?.
— Mamá me dio permiso para ir a la fiesta de cumpleaños de Sammy. Iremos con Olivia y me pasará a buscar.
— Está bien, a media noche te quiero acá exclamó Chris.
— Pero papá...
— a media noche acá o cinco minutos después estaré en la puerta de la casa de Sammy exclamó Chris. ¿ Me has entendido, Ella?
— Sí papá, respondió Ella.
En cuanto escucho el auto ingresar Chris salió junto a su hija, le sorprendió ver la limusina Chris vio al chófer y al custodio. Al abrir la puerta Chris vio a su sobrina sola.
— Hola tío exclamó Olivia con una encantadora sonrisa.
— Hola, ¿Porque la limusina?, pregunto Chris.
— Somos unas Beaumont debemos hacerlo con estilo exclamó Olivia
— ¿No tendrás alcohol?, pregunto Chris.
— Por supuesto que no, papá me castigaría hasta que cumpliera cincuenta años exclamó Olivia.
— Debo regresar a media noche o seré castigada hasta cumplir cincuenta años dijo Ella subiendo a la limusina.
— No te preocupes yo también respondío Olivia.
— Diviértansen niñas pero no exageren exclamó Chris cerrando la puerta.
En cuanto el coche se puso en movimiento Olivia cerró la división y buscó en el escondite la ropa para la fiesta, unas mini faldas y tops...
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Miranda observaba las imágenes del colegio a donde iría Anastasia.
— ¿Qué le parece?, pregunto Irina.
— Es perfecto, ¿qué opina ella?, pregunto Miranda.
— Está un poco triste por dejar la isla, ¿cree que la acepten?, ese colegio es para señoritas de sociedad y Anastasia no lo es.
— Me ocuparé personalmente, iré contigo tú te irás un día antes y con la excusa de la boda yo podré ir a Atenas, Sander se ocupará de que así sea, cenare con su familia para conocerlos. Diremos que mi ahijada.
— ¿Cómo se lleva con él?, pregunto Irina.
— Es agradable y tengo muy en claro porque hago esto. Mi boda con él será buena para Anastasia.
— ¿Y para usted?, pregunto Irina.
— Yo no importó, ¿qué puede ser peor que esto?.
— No diga eso, iré a prepararle el almuerzo.
— Dile a Anastasia que venga, pintaremos un rato exclamó Miranda.
Miranda observaba a su hija, con el pincel en la mano, tenía unos bonitos ojos grises como su padre y el cabello rubio como ella.
— Es una hermosa casa exclamó Miranda.
— Gracias señorita Gakis exclamó Anastasia.
Mamá dice que voy a ir a una nueva escuela. Voy a extrañar tomar la lancha para ir a la escuela.
— Los cambios son buenos, verás que te acostumbraras verás que podrás aprender muchas cosas diferentes en tu nuevo colegio, hay baile, equitación. Otros idiomas, es importante que estés preparada para el futuro.
— Voy a extrañar pintar con usted dijo Anastasia. Miranda se acercó a su hija
— Yo también me voy a mudar, pintaremos con menos frecuencia pero lo haremos. Anastasia abrazó a la señorita Gakis.
Finalmente, Anastasia viajo a Atenas, el helicóptero descendió en el helipuerto, un auto.
El mayordomo de la mansión Zouvelekis había recibido esa mañana a Irina.
— La niña no puede deambular por la casa libremente exclamó Antony.
— No lo hara, en cuanto empiece a trabajar aquí ella ingresara a un colegio exclamó Irina.
— Le mostraré la casa, usted solo se ocupará de las necesidades de la señora Zouvelekis.
— Anastasia te quedas aquí quieta le ordenó Irina.
— Sí mamá exclamó Anastasia.
Durante veinte minutos Antony le dio un recorrido por la casa y le presentó a los diferentes empleados.
Al regresar a la cocina Antony observó que la pequeña seguía parada en el mismo rincón donde se había quedado.
— Al menos es obediente, le mostraré su habitación, no es una habitación muy grande y haremos cambiar las camas para que su hija se quede con usted los fines de semana según pidió la señora Gakis.
Miranda observaba la mansión, en cierta forma había cambiado una prisión por otra.
— Bienvenida, Miranda exclamó Sander observándola.
— Gracias, tienes una bonita casa exclamó