Cielo Astrada de 23 años, ha soportado el desprecio de su esposo Gabriel Romero y su familia por años, creyendo que su amor y sumisión eran la clave para mantener su matrimonio. Sin embargo, cuando Gabriel decide divorciarse para casarse con su amante y la familia de él la humilla, Cielo revela su verdadera identidad: una mujer poderosa con un pasado oculto de riquezas e influencias.
Despojándose de su rol de esposa sumisa, Cielo usa su inteligencia y recursos para construir un imperio propio, demostrando que no necesita a nadie para brillar. Mientras Gabriel y su familia enfrentan las consecuencias de su arrogancia, Cielo se convierte en un símbolo de empoderamiento y fuerza para otras mujeres
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capitulo 4: La noche de la esperanza
Cielo Astrada se sentía como si estuviera en un sueño confuso, una mezcla de emociones y expectativas rotas. La boda, que había sido sencilla y carente de la alegría que había imaginado para su unión, dejó un vacío en su corazón. A pesar de la frialdad de Gabriel y la falta de entusiasmo en la ceremonia, Cielo mantenía una chispa de esperanza en su interior. Creía que, a pesar de las circunstancias, el amor podría surgir y su matrimonio podría convertirse en algo significativo.
Esa noche, mientras Gabriel se retiraba a la habitación nupcial, Cielo intentó mantener la calma. Se preparó para la noche con una mezcla de nervios y anticipación. La idea de compartir su primera vez con Gabriel era algo que había estado esperando con ilusión, aunque las circunstancias no fueran las ideales. La imagen de su esposo y la expectativa de una conexión especial eran las cosas que mantenían su espíritu en alto.
Cuando Gabriel entró en la habitación, su actitud estaba claramente influenciada por el alcohol. Su caminar era tambaleante y sus movimientos estaban cargados de una agitación que Cielo no podía ignorar. A pesar de su estado, él se acercó a ella con una determinación que Cielo no esperaba. La tomó de la mano y la miró con una intensidad que ella interpretó como el inicio de una intimidad profunda.
Gabriel, en su estado de embriaguez, no había planeado lo que estaba a punto de suceder. Su deseo de escapar de sus propios sentimientos de frustración y resentimiento lo llevó a buscar consuelo en la cercanía física. Cielo, al ver el acercamiento de Gabriel, sintió una mezcla de sorpresa y esperanza. La perspectiva de que su esposo pudiera estar dispuesto a aceptar su relación le dio un rayo de luz en medio de su tristeza.
Cuando Gabriel comenzó a besarla, Cielo sintió que su corazón latía con una intensidad que no había experimentado antes. El primer roce de sus labios sobre los de ella fue suave y tentador, y pronto se convirtió en algo más apasionado. Cielo, aunque sorprendida por el brusco cambio en Gabriel, comenzó a responder a sus caricias con una mezcla de ansias y ternura. Su mente se llenó de pensamientos sobre el amor que había soñado tener y la posibilidad de que su esposo finalmente aceptara la relación.
Cada toque, cada beso de Gabriel parecía confirmar la idea de que, a pesar de todo, él podía estar dispuesto a construir algo significativo con ella. Cielo se permitió sumergirse en el momento, dejando que sus emociones fluyeran sin restricciones. Para ella, esa noche era una oportunidad para entregar su corazón por completo y hacer que su matrimonio, aunque comenzara de manera tan inusual, fuera un éxito.
En el calor del momento, Cielo ofreció su primera vez a Gabriel, no solo como un acto físico, sino como una muestra de su amor y dedicación. Sus pensamientos giraban en torno a la idea de que esta noche podría ser el comienzo de una nueva etapa en su vida, una etapa en la que el amor verdadero podría surgir incluso en las circunstancias más inesperadas. La pasión y la entrega que mostró esa noche eran un reflejo de su compromiso de hacer que su matrimonio funcione, sin importar las dificultades que pudieran surgir.
A medida que la noche avanzaba, Gabriel se dio cuenta de la profundidad de la entrega de Cielo. Aunque su embriaguez nublaba su juicio, no pudo evitar sentir una chispa de reconocimiento por la dedicación y el amor que ella le ofrecía. Sin embargo, la complejidad de sus emociones y el peso de sus propias decisiones todavía eran abrumadores. Cielo, con el corazón lleno de esperanza y amor, se entregó completamente a su esposo, decidida a que su matrimonio fuera un éxito y a enfrentar cualquier desafío que se presentara en el camino.
Así, la noche de bodas de Gabriel y Cielo fue una mezcla de pasión, dolor y esperanza. Mientras ambos se enfrentaban a una nueva realidad, Cielo mantenía la esperanza de que el amor pudiera florecer en medio de la adversidad. Su dedicación a hacer que su matrimonio fuera feliz se convirtió en la fuerza que la impulsaba a seguir adelante, dispuesta a superar cualquier obstáculo con la convicción de que, algún día, Gabriel podría llegar a apreciarla y amarla de la manera que ella deseaba.
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