La historia de un Alfa que solo ansiaba la tan anhelada libertad
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Capitulo 3
Advertencia:
La siguiente historia no es apta para menores de 21 años puede contener; lenguaje vulgar, soez, momentos explícitos, eróticos, hasta subido de tono y hasta nopor-grafico, violencia física, mental, abuso, inc3sto, se recomienda leer bajo su propio riesgo. ~
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Al despertarme hizo que me pusiera aquella ropa; un pijama blanco de cuello alto que me llegaba hasta las rodillas, y desatar mí cabello.
Mi cuello aún tenía la marca fresca de hace unos minutos, ya que al despertar quize arrancarle un pedazo de su cuello con mis dientes, por lo que me estranguló.
—Tú obligación a partir de hoy será complacerme a mi, Indio ignorante —señalaba, mientras se reía creyéndose victorioso.
—Ignorante usted, no soy un indio.
—Callate insolente, la gente tiene razón sobre ustedes. Todos los Alfas son iguales se la dan de superiores, pero no son más que basura que se jactan de ser la cima.
—La cima de los ABO, ignorante, si tú te sientes menos es problema tuyo. No tenemos la culpa de ser mejores .
—Callate, tú eres un sucio indio.
—Aún así soy mejor que usted. Debería darle vergüenza.
—Me cansaste —me tironeo del pelo para colocarme en un enorme ropero. —¡No te sacaré de ahí ni aunque supliques! Ese, será tu castigo.
....
Me tuvo 6 horas allí en la oscuridad total, cada que intentaba salir me golpeaba, y me volvia meter en ese mueble, era muy difícil defenderme con las manos atadas.
Entonces escuché aquellos pasos ligeros, acercarse y abrir el ropero, mostrandose aquella niña. —¿Estás bien? —Estaba aterrado tenía frío, y me dolía todo del ultraje de la noche anterior, y la paliza del dia. —Sí, solo estoy jugando las escondidas. —Era muy pequeña para decirle lo que en realidad pasaba, ella me extendió su mano para sacarme de ahí, y me llevo a su habitación, allí fue donde de la Vega llegó. Este me tomo del brazo para no asustar a su hija para luego a solas golpearme sujetandome de los pelos dejandome tirado en el piso de la habitación.
¡Lo odio! Ni bien me desate, desollare su piel con mis manos y lo haré empanada. —Susurraba para luego él aparecer con comida, y tirarmela en mis piernas.—Come come, maldito.
Tome el arroz como pude con mis manos nuevamente atadas para untarselo en la cara, recibiendo otra paliza, por mi atrevimiento.
(....)
Los dias en la hacienda de la Vega, no mejoraba, Maria era mi mejor compañía en ese terrible lugar. Ella era tan dulce que siempre me trataba con una dulzura, su corazón no hacia diferencias de clase, mientras aquel hacendado solo era la personificación del mal. Nada bueno podía venir de él. Recordaba que noches anteriores le molestaba que cantará en mi lengua nativa para poder conciliar el sueño, así que decidi no dirigir más la palabra
"Nudoykuna suchuykuptinqa, makiymi qaraykita qaran, aychaykita hapispa tulluykikunata pakisaq. [Cuando mis nudos se aflojen, mis manos desollaran tu piel, tomare tú carne y rompere tus huesos]
—Callate indio impuro deja de cantar, habla español o cállate." . No hablaría quechua, pero tampoco el español. No cedería ante sus intentos de controlarme.
Maria se sentía sola, era pequeña apenas tenía 6 años y no tenia con quien jugar estaba sola, con un padre que se la pasaba trabajando o haciendo mi vida insoportable.
—Cruz ¿Podemos jugar? —Mi nombre en realidad era Llariku, pero Fernando decidió cambiarmelo por Cruz, en otro intento más por dominarme.
Asentí con mi cabeza a María para empezar a danzar mientras aplaudimos de un lado y luego de otro así sucesivamente, pero entonces aquel hombre apareció, con voz firme — ¡Maria! Ve tu habitación urgente.
Maria solo asintió y se retiró de alli para luego dirijirse hacia mi —¡Que bien que te lleves con María! Así habrá menos problema cuando nazcan sus hermanos.
—¿Hermanos?
—Sí, los hijos que tu me darás. Pariras muchos hijos al menos 6. —Estaba loco ¿6? Ni que fuera un animalito.
Este de la nada, como si yo no pesara nada me alzo para llevarme a la habitación principal para obligarme a copular con él, otra vez. —No pararé hasta que quedes, y luego volvere otra vez y otra vez, te llenare de hijos.
Yo solo pensaba en tal número ¿6 hijos? Yo no puedo cuidar 6 hijos, una vez quise alimentar dos llamas a la vez, y una se quedó sin comer.
(...)
En total tardaron 30 noches en aparecer los síntomas. Llamo un médico, y le confirmó efectivamente estaba en la dulce espera —Ruega porque no sea niña con Maria es suficiente, te conviene darme un hijo varón o me desquitare contigo cuando nazca.
—¿Más? —Yo aún tenía marcas de sus golpes, y me seguía amarrando las manos.
...
Aquel embarazo marco mi vida para siempre, ya que ese bebé no pudo sobrevivir al nacer, mi cuerpo no era lo suficiente fuerte para tener un bebé en ese entonces, según las palabras del médico.
Continuará..