Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Sacrificar
Estoy intentando volver de la tiniebla de donde estoy perdida, cuando de pronto me percato de que Derek me está observando, su rostro muestra una expresión desierta. Nuestras miradas se cruzan.
—Perdí al bebé, ahora puedes hacer tu vida libremente con Zaíra— le digo fríamente.
—¿Quién fue, quien nos arrebató a nuestro hijo?— preguntó con los ojos lagrimosos.
—¡No lo sé!, todo fue tan rápido— mentí.
No quería decirle a nadie quien fue, porque yo personalmente quería saldar cuentas con esa persona, quería destruirla lentamente y para eso no necitaba de nadie, solo tener poder y control de algunas cosas. Mi corazón dolido no podía perdonar las malicias de aquellas sucias manos que tocaron a mi hijo.
—Shopia, discúlpame por no haber cuidado de ti y nuestro hijo desde el primer momento. La culpa me está matando por dentro y no poder moverme de esta maldita silla me desespera. Si hubiese tenido más cuidado en cruzar la calle ninguno de los dos estaríamos en este lugar— se lamentaba.
Ambos sufríamos por culpa de seres malignos que se habían interpuesto entre nosotros. Recordé a la madre de Ezequiel, cuando me casaba dijo que le haría infeliz la vida a mi esposo y que se encargaría de mi por haber hecho llorar a su hijo, ¿Acaso esa mujer estaba involucrada en nuestras desgracias?, me entraron muchas dudas.
Mi esposo ya había sufrido mucho por culpa de esa mujer, sentí lástima por él, le tomé de las manos. Aún mi cuerpo estaba débil, pero como pude me levanté y me agache para abrazarlo, los dos lloramos. Nuestra historia no había comenzado bien, pero por azar de la vida ya estábamos conectados de alguna manera. El dolor era compartido, sufríamos por nuestro angelito. No había nada que sanaría nuestro dolor, la muerte de nuestro bebé nadie más que nosotros la sentíamos, no había un velorio, una misa, un entierro y sobre todo no había compañía, solo nos teníamos nosotros.
Diana después del espectáculo que había tramado, se sentía satisfecha, sus sentimientos podridos la hacían sonreír. Se estaba cambiando cuando su tía entró a su recámara.
—¿Hiciste lo que te pedí?—le preguntó fríamente acercándose.
—Con la ayuda de los hombres que enviaste fue más fácil, pero si, Shopia tiene el vientre limpio—respondió tranquila.
—Esa niña tonta pensó que podía aparecer de la nada y quedarse con el hombre a quien ame por mucho tiempo—con una sonrisa victoriosa le dio gracias a Diana.
Zaíra era la tía de Diana, juntas se habían aliado para destrozar mi vida, creían que todo era mi responsabilidad. Me había equivocado con respecto a ella, no era la mujer buena que consideraba, su disfraz logró engañarme. Yo estaba dispuesta a dejar Derek para que haga su vida con esa víbora, antes de saber quien era en realidad.
Ezequiel interrumpió nuestro sufrimiento, al vernos ahogados en lágrimas sintió amargura, su corazón bondadoso sentía que se rajaba en pedacitos, aún me amaba y le causaba dolor verme mal y en brazos de su tío. Le costaba aceptar la realidad, pero tenía que sacrificar su amor, si deseaba realmente mi felicidad.
—Les traje algo para comer— dijo Ezequiel poniendo en la mesita de alimentos un montón de bandejas de comida.
No tenía ganas de comer, pero necesitaba que mi cuerpo se fortalezca para poner en marcha todos los planes que tenía en mi mente. Ezequiel me ayudó a sentarme y a ponerme cómoda. Derek sintió algo de celos al ver que él me tocaba, y rabia por estar en esa silla sin poder pararse. La comida olía deliciosa, muchas cosas ricas que me gustaban abrieron mi apetito.
—Gracias por preocuparte Ezequiel, entiendo que tampoco lo estás pasando bien y aun así estás aquí conmigo. Pero no preocupes, estoy bien— le dije tomando su mano.
—Hay algo que debo decirte, en privado— me dijo algo despacio.
Al ver que teníamos secretos, Derek se sintió algo incómodo y nos dejó solos.
— Shopia, tengo la foto de la amante de mi padre— dijo mostrándome la foto desde su celular.
Cuando vi claramente esa foto era Zaíra, esa mujer decía amar a Derek y estaba involucrada con el padre de Ezequiel, ¿por qué?. Me preguntaba.
—¿La conoces?— me pregunto Ezequiel al ver que atentamente miraba la imagen.
—La vi un par de veces.
—Esa mujer por un tiempo atendió a mi madre con algunas sesiones de quimioterapia. Después busco un motivo y luego desapareció. Hace mucho como no la veían había olvidado su rostro, hasta que ahora la vi con más atención y la recordé.
—¿Cómo está tu madre?
—Entro en un estado de coma, está sedada, la detectaron un coágulo en la cabeza, por el momento solo queda esperar.
Muchas dudas se volvieron una mezcla en mi cabeza. Toque mi vientre vacío, mi corazón se quebró en miles de pedacitos, lloraba en silencio. Jamás olvidaría esta maldita verdad, ninguna lágrima más dejé que Ezequiel viera de mis ojos. Era momento de buscar aliados a mi alrededor para que me sostengan con mi venganza, no podía ahora flaquear, con sentimientos bondadosos.
Un animal poderoso y sangriento recorría por mis venas, tenía miedo ser devorada por mi misma, pero eso no me iba a impedir a cazar a aquellas zorras malditas que estropearon mi vida.
Se estaba desarrollando una afección en mi salud mental, había sufrido un episodio traumático. El miedo que sentía a la hora de peder a mi hijo se había convertido en pensamientos aterradores en contra de aquellos seres inhumanos que destrozaron la vida de mi angelito.
Ezequiel al verme perdida en mis pensamientos, se asustó un poco, mi rostro triste en son de segundos se había convertido en un rostro luminoso y vivo.
—Ezequiel, puedo pedirte un gran favor— dije para romper su atención en mi.
—Dime Shopia.
—Si en algún momento me olvido de quien fui, puedes recordarme que tenía un buen corazón.
—¿Shopia, porque estás diciendo eso?
—Cuando salga de aquí, ya no seré la misma. Ahí afuera habrá una guerra que se va a desatar, y nadie podrá detenerlo.