La Ex- Emperatriz Será Mi Esposa

— kana, no puedes-...

— ¡Si, si puedo!... Como usted se atrevió a romper la promesa que me hizo, yo romperé la mía.

“se que suena fácil, romper la promesa de que lo amaría por siempre. Pero ya con esto, puedo entender que nunca me amó de verdad. De lo contrario, no se acostaría con mi doncella y la haría su concubina un día después de la coronación. Eso significa que se veían a mis espalda. Dios, me siento tan estúpida por todo el amor que le di, pero no más. Irme definitivamente de aquí será lo correcto y no le demostraré ningún arrepentimiento"

— yo renunció. Delante de usted y los consejeros.

Raiden ahora quién fruncía los labios. Su orgullo no podía permitir rogar, ya que esto se le salió de sus manos pues su plan era amenazarla con quitarla del poder si no aceptaba y esperar a que ella sí lo hiciera, solo por creer que el amor que kana sentía por él era fuerte y manipulable. Sin embargo, jamás pensó que ella se revelaría ante el emperador de esa forma.

— consejero. Tráigame el documento de separación. La emperatriz aquí ha dicho que no quiere más este cargo, por su estúpida moral.

Rápidamente, ese consejero fue a redactar ese documento.

— mi moral es más fuerte que tú. Tal vez pierda todo pero sé que renaceré más fuerte que nunca. Prefiero ya no ser la emperatriz a que vivir engañada de un amor tan hipócrita como el tuyo.

— jamás te engañe. Simplemente hice lo que tenía que hacer para el bien de los dos...— se levantó e intentaba convencerla— kana, recapacita, yo-...

— la decisión ya la tomé. Y fue usted quien tenía que haber recapacitado antes de iniciar este problema, pero no sé preocupe, yo le dejaré ese problema andante a su lado, haber si resuelve como su compañera ante algún problema político.

“ ya no dejaré que me manipule. Me estoy dando cuenta una vez visto su verdadero cara que solo era su herramienta de trabajo. Me iré antes de que no me dejen ir"

— ¡Su alteza...!— llega el consejero corriendo— encontré un documento de separación completamente limpio.

Raiden pensó que esto se tardaría y le daría tiempo de convencer a kana para que no renunciara tan fácil. Sin embargo, este consejero hizo su mejor esfuerzo para cumplir con lo demandado del emperador.

Kana le quitó la hoja y un pincel al emperador en todo su frente, Mei Lee estaba casi oculta por el miedo que sentía, ya que jamás había visto a la inocente emperatriz con un rostro imponente.

— listo. Ya no soy tu emperatriz, lo que significa que ya no soy tu esposa ni nada.

Raiden solo la observó con gran molestia, pero declara al final.

— te arrepentirás por esto.

— no. Tú será quién terminé lamentándose. Mira lo que tienes al lado, y mírame. Realmente has hecho una gran estupidez, pero gracias a ello, me di cuenta de quién eres en verdad.

Kana ya no le volvió a dirigir la mirada a ninguno. Salió de la sala de trono y muy lejos de ese pasillo, caminaba lentamente hasta detenerse y colapsar en soledad.

Había soportado mucho desde el principio, e hizo un esfuerzo para no demostrarle ninguna lastima hacia él, ya que esa era su determinación que jamás conocían hasta entonces, el único que sabía lo fuerte que era kana era Akai. Sin embargo, ella piensa que ya está lejos del palacio.

Agachada en el suelo, se encontraba sola, sollozando y sacando lo más que podía para continuar, a pesar que sentía que nunca iba a acabar las lágrimas, escuchó unos pasos delante suyo, se levantó y limpio un poco sus mejillas.

— kana... ¿Donde estas?

— ¡Akai!— susurró con sorpresa.

Ella se acercó hasta esa presencia y cuando lo vio no evitó abrazarlo buscando algún consuelo ante su gran dolor.

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— pensé que ya te habías ido.

— no lo hice. Jamás me fuí del palacio, me quedé ya que eso era lo que presentía.— la abraza suavemente— ya lo sé todo, no es necesario que recuerdes a ese bastado.

— sácame de este maldito lugar.

Para ella decir que esté lugar estaba maldito, debe estar muy afectada por lo que pasó. Aquí creció al lado de Raiden, donde empezó a florecer ese amor tan especial para ella, al cuál, terminó marchitándose al final de un adulterio.

Akai no perdió la oportunidad de por fin sacarla de ese lugar y llevarla lejos de este palacio y del infeliz del emperador.

“Quizás sea complicado y difícil sacarte ese dolor. Pero es necesario para que abrieras los ojos, mi pequeña flor, de lo contrario seguirías cegada por él y cualquier cosa negativa que te dijera de Raiden la negaría por lo que sentías. Hubiera preferido mil veces no verte llorar, sin embargo, estoy dispuesto en ayudarte a superar a Raiden, es una promesa que cumpliré sea como sea."

Ahora, la ex-emperatriz se marchó sin llevarse nada, ya que no quería encontrarse con nadie ni mucho menos con la emperatriz madre, que conociéndola la convencería de quedarse y sería más complicada la situación.

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