Diana es una chica de solo 20 años que, se ve comprometida con el que tiempo atrás fuera su novio, sin embargo ella se niega a casarse por que el es un mujeriego qué siempre le fue infiel durante su relación y es por eso que ella decidió terminar la relación. Sin embargo su padre debe una cuantiosa suma de dinero a causa de un negocio que salió mal y el se ve en la necesidad de comprometer a su hija con Roberto su ex novio a cambio de él pagar la deuda. Diana esta tan decepcionada y molesta que se va a un bar a beber y allí se encuentra con Mateo quien cambiara su vida por completo.
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Capítulo 14
- ¿Y a todo esto tú que haces aquí?, ¡no deberías haberte quedado aquí sola!, ¿Rosario no te dijo que podías salir?.
- Lo siento, si lo hizo solo que, mis padres no tomaron muy bien la noticia de que estaba contigo y están algo molestos, por eso preferí quedarme aquí.
Mateo sintió pena por ella, pues ya su peon le había contado lo que paso, pero no pensó que Diana se quedara aquí, él pensó que iría con sus amigas o algo así.
- Está bien por lo menos mañana ya no estarás sola, ya estoy yo aquí.
- huum, Diana hizo un pequeño sonido con la boca, Mateo no entendió exactamente que quiso decir con eso, así que le dijo.
- ¿Te molesta que haya vuelto?.
- Mm, no está es tu casa así que creo que está bien, la intrusa a aquí soy yo.
Diana apagó la bocina y tomando su computadora, le dijo - nos vemos voy a mi recámara.
- Está bien, ¿Diana cenamos juntos?.
- Si ahorita bajo para preparar algo.
Diana subió apenas le respondió, Mateo se quedó, viendo como se alejaba.
Mateo se sentía muy atraído por Diana, sin embargo, por su extraña relación no sabía como decírselo, así que pensó que solo la conquistaria y se ganaria su confianza hasta que ella bajara la guardia ante él.
A Mateo hace mucho le gustaba Diana, solo que no había podido acercarse a ella cuando Roberto le dijo que era su mujer trato de no pensar más en ella.
Pero después de pasar la noche juntos, sus sentimientos hacia ella se hacían aún más fuertes, no sabía que era lo que realmente sentía lo único que sabía era qué quería protegerla y tenerla a su lado y evitar a toda costa qué Roberto se acercara a ella.
Después de un rato Diana bajo y entrando a la cocina se lavó las manos y empezó a sacar todo lo que ocupaba para la cena, Mateo al escuchar qué Diana andaba en la cocina se acercó, y quedándose parado en la puerta la observaba, mientras una ligera sonrisa se asomaba en su boca.
Diana lo miro y le dijo - si en realidad fueras mi esposo ya tendrías que estarme ayudando.
Mateo la miro inexpresivamente no sabía si era una sugerencia o una orden. Mateo se acercó lentamente y al estar cerca se inclino un poco para decirle al oído.
- Si en verdad fueras mi esposa, no estaría esperando la cena ya te hubiera cargado y llevado ami recámara para cenarte.
Diana sentía que su rostro ardía por el comentario tan inesperado. Aun así hizo como qué no había pasado nada y casualmente le dijo.
- Puedes esperar en la sala, hay muy buenas series qué puedes ver, cuando este listo te hablo.
- No, ya que debemos compórtanos como esposos te voy a ayudar así será más fácil interactuar para que todos vean que somos una gran pareja.
Diana soltó una fuerte risa, mientras le decía que estaba bien siempre y cuando se acatara a sus órdenes, Mateo accedió como un niño obediente Diana le dijo que él se encargará de la verdura al vapor mientras ella se encargaba de los filetes de pescado.
Diana se limitó a preparar y mirar de reojo a Mateo no podía creer que realmente le estuviera ayudando, Mateo estaba ahí haciendo todo lo que Diana le dijo no podía creerlo qué realmente estuviera acatando las ordenes de esa chiquilla, pero también se sentía feliz de estar con ella, aunque no lo demostraba pues siempre había imaginado qué cuando se casará sería algo así sus días al lado de su esposa, pensaba que pasarían tiempo juntos y aunque no siempre él le ayudaría a cocinar, mientras disfrutaban una agradable platica.
Finalmente, la cena estuvo lista, Mateo se alegró de que estuvieran solos y que los empleados no pudieran ver, como lo mandaba Diana y que lo mandara no era el problema, el problema era qué él obedecía sin respingar.
Después de acomodar la mesa ambos se sentaron a cenar, Mateo elogiaba a Diana por lo bien que cocinaba mientras en su corazón crecía una calidez inexplicable.
Diana también le agradeció qué le hubiera ayudado, a pesar de ser un hombre exitoso acostumbrado a que todos le sirvieran había aceptado ayudarle.
- Te equivocas, le dijo Mateo en un tono serio, no soy el tipo de patrón qué solo da órdenes para saber mandar tienes que saber exactamente como funcionan las cosas así que me gusta involucrarme en el trabajo como cualquier otro peón, desde niño en mis tiempos libres de escuela mi padre me llevaba con él a trabajar.
Al Mateo mencionar a su padre su semblante cambio, por un instante suficiente para que Diana lo notará.
- No quiero ser entrometida, si no quieres no es necesario que me respondas.
- Que deseas preguntarme.
- Note como te cambio el semblante al hablar de tu padre, acaso tienes algún problema con él.
Mateo guardó silencio por un momento hasta que se decidió a hablar.
- No tenemos una muy buena relación hemos tenido una qué otra dificultad, mis padres son terco muy arraigados a sus ideas, de como devén de ser las cosas.
Hace algún tiempo mis padres me han venido presionando para que me case, incluso me habían comprometido con quien era mi novia, y como me negué a casarme con ella.
Mis padres se molestaron, mi novia al verse rechazada, se molestó y se encargó de hacerme una no muy agradable fama, ella le dijo a mis padres qué yo me negaba a casarme con ella porque era homosexual.
Diana casi se atraganta con el bocado, rápidamente por su mente paso la idea de que era un desperdicio de hombre.
- Oye tranquila, no soy, tengo muy claro mis preferencias sexuales, o de lo contrario no hubiera estado contigo.
Karla les dijo que yo llevaba una relación con Fernando y que por eso me negaba a casarme con ella, mis padres furiosos me prohibieron tener algún tipo de relación con él, sin embargo, Fernando es mi amigo y mi mano derecha es muy bueno en los negocios y las computadoras son su pasatiempo las maneja con los ojos cerrados, sabes infinidad de veces que me ha ayudado.
Y por un chisme mal intencionado no me iba a alejar de mi amigo.
Por eso y por otros problemas es que no llevo muy buena relación con mis padres.
- Ahora entiendo, me contrataste para que tus padres vean que estás con alguien y ya no te molesten con él tema de Fernando.
- No exactamente, pero algo hay de eso.
Mateo le contó a Diana como es que conoció a Fernando, Mateo tenía algunos doce años cuando, por su rebeldía fue enviado aún internado fuera del país, aunque las colegiaturas eran altas y se esperaba que la atención fuera de lo mejor, la verdad era diferente Mateo acostumbrado a alimentarse bien sufría mucho por la poca y mala comida que les daban, Mateo rápidamente bajo de peso estaba flaco le costaba mucho trabajo adaptarse, se apartaba de los deels. el siempre había estado costumbrado a ayudar en la huertas a su padre cada que podia en bacaciones o por las terdes trabajaba ganando su propio dinero el cual gurdaba en la targeta que su padre le habia dado para depositarle su sueldo, para su padre era una forma de motivarlo a trabajar y hacer negocios.
A Mateo le apasionaban los caballos le gustaba montar y andar en los Campos, y estar allí era como si estuviera en la cárcel, después de un tiempo conoció a Fernando, era solo tres años menor que él, pero lucia aún más chico y frágil, sus compañeros le hacían bullying y no lo aceptaban por ser raro así le decían, Mateo no soportaba que lo discriminaran así que se convirtió en su ángel de la guardia, Mateo a pesar de estar muy delgado, era fuerte acostumbrado a trabajar había desarrollado mucha fuerza a temprana edad Mateo se agarró a golpes con muchos en el internado hasta que finalmente dejaron de molestar a Fernando, él y Fernando se hicieron buenos amigos Fernando le enseño a Mateo como conseguir comida decente.
Fernando a su edad era todo un hacker.