Primer libro de la saga Lobo.
⚠️ CONTENIDO (+18)⚠️
Ella es una hermosa peliroja vendedora de flores, que trabaja duramente para la mujer que la recogió después de la trágica muerte de su familia, la cual fue cruelmente asesinada.
Él es el futuro líder de la mafia italiana y para poder posicionarse en ese puesto primero su padre le exige matar a un traidor, y luego le exige también una Dama que gobierne a su lado. Un día cualquiera conoce a una vendedora de flores que lo deja cautivado desde el primer instante, se obsesiona con ella y la rapta para que sea su Dama, su Reina, su esposa...
Lo que ambos no saben es que tanto su pasado como su futuro están relativamente unidos.
¿Nacerá el amor o el odio?
¿Podrán perdonar o condenarse?
¿Podrán olvidar y superar?
NovelToon tiene autorización de Rosa Verbel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Mi tercera condición.
Maximiliano Lobo Lombardi.❤️🔥
Yo queriendo ser romántico con ella, pero con sus cosas no me lo permite bien. Primero me torturó con lo del helado; lo lamía y lo saboreaba de una forma que… ¡mmm, me la imaginé lamiendo y saboreando otra cosa! Luego me siguió torturando con el postre. Sé que ella lo hace sin intención, con ingenuidad, inconscientemente, pero yo estoy que me vuelvo loco con las ganas que le tengo. Voy a conquistar su corazón lo más rápido posible porque, si no, voy a terminar infartándome.
Ahora que me permite besarla, deseo hacerle tantas cosas… Me gusta mucho mi prometida pelirroja. Pronto será mi esposa y podré besarla y estrecharla contra mí las veces que quiera. Esta mujer despierta tantas cosas en mí que, a veces, me siento abrumado con las sensaciones que inundan mi pecho.
Introduzco mi lengua en su boca y la recibe gustosa; saborea mi boca al igual que yo la suya. La estrecho contra mi cuerpo queriendo sentirla más. Es tan bella, y el vestido que usa la hace parecer una reina. El anillo que porta en su dedo me grita que es mía, y deseo que siempre sea así.
Un pequeño jadeo se escapa de su garganta, y prefiero detener el beso antes de perder la cabeza, incumplir la promesa que le hice y hacerle el amor aquí mismo. Me mira con ojos brillantes y toma la mano en donde porta el anillo; se la beso.
—Un diamante rojo, tan exclusivo y único como tú, Angélica —lo repara y sonríe.
—Gracias, es muy bonito —tiene toda la cara sonrojada, y sus ojos me reparan de vuelta y media.
—¿Te gusta? —vuelve a posar la vista en el anillo.
—Mucho. Nunca había visto algo tan hermoso y único, y mucho menos había tenido algo así.
—Acostúmbrate, porque de ahora en adelante tendrás muchas joyas bonitas, únicas y exclusivas, como tú. Voy a darte todo lo que necesites, todo lo que desees, todo lo que me pidas.
—No soy avariciosa, no estoy acostumbrada a los lujos, ni a las cosas extravagantes.
—Vete acostumbrando, porque conmigo lo tendrás todo.
La canción se termina y reinicia otra. Seguimos bailando, y pierdo la noción del tiempo con ella entre mis brazos, absorbiendo el olor de su cabello rojo y perdiéndome en su mirada. Cada vez que me mira con esos ojos miel, me deja ver que me teme, pero que también le atraigo. De una manera u otra despierto algo en ella, y espero que muy pronto ese algo se convierta en amor, porque deseo que me ame, que se prenda de mí de tal manera que nunca quiera alejarse de mi lado.
La siento agitada y cansada, y la invito a la mesa para tomarnos algo que nos refresque.
—Te falta una condición —me recuerda, y asiento tomando un sorbo de la bebida que tengo entre las manos.
—Mi tercera condición es que quiero que, cuando ya me ames… —centro mis ojos en su rostro bonito—, cuando estés enamorada de mí y decidas entregarte a mí por amor, deseo que no te cuides con nada, porque quiero que me des un hijo en cuanto me ames.
Abre y cierra la boca de una manera que provoca volver a besarla. Parpadea varias veces, creo que sin saber qué responder.
—Yo… está bien. Prometo darte un hijo en cuanto me enamore de ti —acepta, y esta vez beso su frente, embriagándome con el olor de su perfume.
—¿Quieres seguir bailando o prefieres que regresemos a la mansión? —le pregunto, dándome cuenta de que ya es la una de la madrugada.
—Si no le molesta… —me mira y de inmediato se corrige—. Si no te molesta, me gustaría que ya volvamos a la mansión. Fátima está muy maltratada y me gustaría cuidarla.
—Está bien, vámonos. Respecto a tu amiga, te cuento que en la mansión hay una clínica en la parte trasera. Puede ir ahí para que la revisen y la atiendan cuando guste. En ese lugar encuentras médicos de todo tipo, y si falta alguno me avisas y lo mandaré a traer —la ayudo con el abrigo y tomo su mano para salir del lugar. El chófer abre la puerta del vehículo para que ingresemos, y yo lo hago después de ella—. Después del desayuno te llevaré a ver a mi padre. Ya eres mi prometida y quiero que te conozca cuanto antes. Como ya te había dicho antes, él está muy enfermo y por eso quiere que me case antes de que muera.
—¿Cuándo nos casaremos? —me pregunta cuando el auto arranca.
—En tres días, si no tienes inconvenientes.
—¿Tan pronto? —indaga sorprendida.
—Sí. Mi padre está muy delicado de salud y su último deseo es verme casado antes de morirse. Él quiere verme posicionado como líder antes de partir de este mundo. Sé que así no es como una mujer sueña casarse, pero te prometo que compensaré la rapidez de la boda dándote una linda luna de miel, dándote mucho amor y complaciendo cada deseo que tengas.
Asiente y se queda absorta mirando por la ventanilla, aunque la oscuridad no le permita ver mucho.
GRACIAS, POR COMPARTIR