Cosecha De Pasiones

Después de dejar a Emma, Sofía se fue a su habitación, estaba agotada por todo lo sucedido. Se metió en el baño y se dio un baño relajante, luego se puso su pijama y decidió que no cenaría, no tenía apetito, sería mejor dormir.

Pero acostada en la cama, solo podía pensar en ese beso con Alonso, un su interior se formaba un torbellino de pasión y deseo cada vez que recordaba la embestida de los labios de Alonso, la intensidad posesiva que lo inundaba todo en ese momento. Nadie, nunca la había besado con esa ferocidad.

Alonso despertaba en ella una marea de sentimientos que intentaba negar, porque eso la asustaba y excitaba a partes iguales.

Mientras, no muy lejos de la casona De Luca, en la tranquilidad de su habitación, Alonso se encontraba perdido en un mar de recuerdos, su mente volvía una y otra vez al momento en que sus labios habían invadido y tomado los de Sofía en un beso cargado de deseo y posesividad.

Ese recuerdo del beso lo envolvía como una manta cálida y tentadora, trayendo consigo la sensación de los labios suaves de Sofía contra los suyos, el aroma embriagador de su perfume y el latido acelerado de sus corazones sincronizados en un mismo compás.

Sus pensamientos desataban en él un deseo ardiente, sabía que había desafiado los límites con Sofía al besarla a la fuerza, Pero también sabía que ya no podía contener lo que lo impulsaba hacia ella.

En la penumbra de su habitación, con el suave resplandor de la luna filtrándose por la ventana, aceptaba que estaba totalmente enamorado de Sofía, y haría todo lo que estuviera en su poder para ganarse su corazón, sin importar los desafíos que se presenten en el camino.

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Luego de una larga noche para varios, llega el amanecer. Beatriz toca la puerta de la habitación de Emma. Esperando encontrarla más tranquila que ayer.

- ¿Puedo pasar Emma? - pregunta Beatriz asomándose por la puerta.

- Pasa Bet - responde Emma, desde su cama con semblante triste.

- ¿Cómo te sientes hoy?

- Tristes, ¿Cómo más puedo estar? Y solo tú has venido a verme hoy. A veces pienso que solamente tú eres la única que me quiere.

- No digas eso Emma. Todos te queremos.

- Bet, estoy muy triste, aunque trato de decirme a mí misma que tengo que ser fuerte y superar esto, no puedo. Me duele mucho saber que no me ama, y que ama a Sofía. ¿Por qué todos caen a sus pies?

- ¿Lo quieres de verdad?

- Si Bet, lo quiero tanto. - dice con lágrimas en sus ojos - Pero sé que nunca me corresponderá, pero ¿Qué hago con este amor?

- Emma, el tiempo es sabio, y te hará olvidar.

Mientras Sofía estaba encerrada en el despacho, revisando los contratos con los proveedores y los vendedores. Cuando entra Don Eduardo

- Hola hija bella, ya trabajando tan temprano.

- Como siempre papá. - le respondió con una sonrisa.

- Hija, tengo que ir a ver a un proveedor muy importante y necesito que estés en la sala de degustación para atender a unos nuevos inversionistas. Podrías atenderlos por mí.

- Claro papá, no te preocupes.

Sofía se levantó y se dirigió a preparar todo en la sala de degustaciones para atender a los nuevos inversionistas. Sofia con su habitual determinación, supervisaba cada detalle, asegurándose de que todo estuviera perfecto para la importante reunión.

Fue entonces cuando Alonso apareció en la sala, ella levantó la mirada para encontrarse con sus ojos, una mezcla de sorpresa y cautela cruzando su rostro al verlo. Un leve sobresalto provocaba su sola presencia en Sofía.

- ¿Qué haces aquí? ¿No tienes asuntos que atender en tu viñedo?

- Si, tengo asuntos del viñedo que atender, Pero hay algo más importante que tengo que hablar contigo. - dijo con determinación en su mirada.

Con paso decidido, Alonso se acercó a Sofía, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se preparaba para abrir su corazón y expresar sus sentimientos más profundos. Tomando una respiración profunda empezó a hablar.

- Sofía, se que lo que sucedió ayer fue... Intenso. Y sé que puede que no haya sido la forma adecuada de expresarte lo que siento. Pero necesito que sepas que cada momento que paso contigo, cada mirada, cada sonrisa, me hace darme cuenta de lo profundo que es mi amor por ti.

- Alonso, lo que pasó ayer... Fue un error - dijo Sofía con voz suave, pero firme. - No podemos permitirnos dejar que nuestras emociones nos controlen de esa manera. Hay demasiado en juego aquí. Está Emma, que no ha parado de llorar por ti. Yo no, yo no puedo...

- Lo entiendo Sofía - dijo Alonso con determinación - Pero no puedo negar lo que siento por ti. Estoy dispuesto a luchar por nosotros, a enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Solo te pido, te ruego que mes des una oportunidad, que me permitas demostrarte mi amor.

Alonso acortó la distancia entre ellos, y con su mano quitó un mechón de cabello de la cara de Sofía. Este gesto hizo que un escalofrío la recorriera.

Alonso miraba los labios de Sofía hambriento de deseo. Y con un movimiento la beso. Está vez Sofía no se resistió, sino que se dejó llevar por la corriente arrolladora de sentimientos que los unia. Ese beso era un ventanal, una tormenta de pasión y emoción que los envolvió a ambos en un remolino de sensaciones abrumadoras.

Los corazones latían al unísono, como si estuvieran sincronizados en una danza perfecta de amor y deseo. El mundo a su alrededor parecía desvanecerse y desaparecer, dejando solo espacio para ellos dos y su conexión intensa y poderosa.

En un momento, Sofía reacción, y se separó de Alonso, dándole la espalda, buscando mantener la compostura.

- Ves, que sientes lo mismo que yo - le dijo Alonso con voz entrecortada.

- Yo también te amo, maldita sea - le respondió Sofía con agitación y algo de rabia en su voz - te odio, te odio y me odio por amarte.

Una sonrisa se dibujó en rostro de Alonso, mientras la abrazaba por la espalda.

- ¿Qué me hiciste Alonso Santoro? ¿Qué embrujo me pusiste que no puedo dejar de pensar en ti? Trato con todas mis fuerzas de no amarte y no puedo.

- Entonces, dame la oportunidad Sofía, por favor.

En eso tocan la puerta del Salón, y se separan. Sofía, toma distancia y se arregla disimuladamente.

- Adelante - dice Sofía ya parada detrás de la barra.

Entra Francesco, que estaba buscando a Sofía. Y se sorprende al ver a Alonso y Sofía en la sala de degustación.

- Alonso, ¿Qué haces aquí? - le pregunto Francesco.

- Él vino para qué le enseñará como se debe degustar un vino - respondió Sofía.

- Si, si!!! - respondió Alonso.

- Bueno sigamos - dijo Sofía - Hoy mostraremos nuestro Pinot Noir.

Tomo la botella y una copa, sirvió un poco de vino y se la dió a Alonso. Sirvió otra y se la dió a Francesco.

- Lo primero que debes hacer es ver el color. - y se sirvió una copa para ella, la levantó y la movió mientras veía al color del vino.

- ¿Qué color ves? - le pregunto Sofía a Alonso.

- Ah rojo - respondió mirando la copa.

- Ella te va a pedir que seas más específico, es intensa con eso - le susurro Francesco a Alonso.

Sofía los miro con el ceño fruncido.

- No soy intensa. Es solo que la degustación de vino es una experiencia sensorial. Pero bueno, basta. Dime qué deseas Francesco, estoy esperando a unos inversionistas.

- No, nada, solo pasaba para saludarte e invitarte a almorzar.

Alonso frunció el ceño, en señal de molestia por la invitación de Francesco.

- Lo lamento Francesco, como ve estaré ocupada - Dijo y salió de la barra y tomo a los dos hombres por los brazos y los llevo hasta la puerta. - Si me disculpan, quisiera que se fueran.

Ambos hombres salieron, y ella cerró la puerta detrás de ellos.

Adentro Sofía, tomaba una respiración profunda, esa conversación con Alonso la dejo abrumada.