En la ciudad de Solis, un cometa llamado "Eos" trae consigo el despertar de poderes extraordinarios en muchas personas. Axel, un joven de 17 años, descubre que puede controlar varios elementos y hasta puede ser que mas... pero cada uso tiene un alto costo.
Mientras la ciudad se sumerge en el caos y surgen facciones rivales, Axel recluta a un grupo de resistencia para luchar contra una amenaza oscura que busca dominar Solis. La historia aborda la lucha por la supervivencia y el sacrificio en un mundo transformado.
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Capítulo 12: A la sombra del poder
El grupo emergió de la oscuridad de la biblioteca, el viento arrastrando consigo el polvo y la sensación de un cambio inminente. Axel apretó los puños, sintiendo que la energía de la Chispa Karioli aún latía en su interior, vibrante y peligrosa. Aunque acababan de descubrir algo crucial, sabían que la batalla por el destino de Solis estaba lejos de terminar.
"Tenemos que dividirnos," dijo Lucas de repente, interrumpiendo los pensamientos de Axel. "No podemos ir todos a cada una de estas ubicaciones. Zarkoc se dará cuenta si nos movemos en grupo. Es mejor dispersarnos."
Camila frunció el ceño, incómoda con la idea. "Separarnos suena peligroso. ¿Y si Zarkoc nos encuentra? No sabemos lo que hay en esos puntos del mapa. Podría ser una trampa."
Axel asintió. "Tienes razón, pero Lucas también. No tenemos mucho tiempo, y Zarkoc podría estar vigilando ya."
Kai, siempre el más impulsivo, dio un paso adelante, su expresión seria. "Lo que sea que decidamos, tenemos que hacerlo rápido. No quiero que otra de esas bestias nos tome por sorpresa."
Axel miró a sus amigos, tomando una decisión. "Bien, nos dividiremos en dos equipos. Kai y Lucas irán al punto más cercano. Camila y yo iremos al siguiente. Nos reunimos en la base después de explorar."
"¿Y si encontramos algo?" preguntó Kai, sus ojos llenos de intensidad.
"Si es algo que no podemos manejar," respondió Axel, "nos retiramos y nos reunimos de inmediato."
Con el plan decidido, se pusieron en marcha. El ambiente se sentía tenso, cargado de una energía misteriosa. A medida que se alejaban de la biblioteca, Axel no podía sacudirse la sensación de que estaban siendo vigilados. Algo oscuro y antiguo parecía acechar desde las sombras, esperando el momento oportuno para atacar.
Camila, caminando a su lado, no dijo nada al principio, pero después de un rato rompió el silencio.
"Axel... lo que pasó antes. Esos poderes que usaste, ¿crees que puedas controlarlos?"
Axel suspiró. "No lo sé. Es como si todo lo que pensaba que sabía sobre mis habilidades se estuviera desmoronando. La Chispa Karioli es... demasiado. Siento que podría destruirme si no tengo cuidado."
Camila lo miró de reojo. "Lo que hiciste fue increíble, pero me preocupa. No sé qué pasaría si pierdes el control."
Axel entendía su preocupación. Aunque no habían perdido a ningún amigo cuando comenzó el caos en Solis, el miedo a perderse entre ellos era constante. Cada nueva batalla los ponía en peligro, y el riesgo aumentaba con cada paso que daban.
"No voy a dejar que eso pase," prometió Axel, aunque sentía el peso de la incertidumbre.
Después de varias horas de marcha, llegaron al primer punto marcado en el mapa. Era un antiguo templo, semi destruido y cubierto de enredaderas, pero aún emanaba una energía palpable.
"¿Este es el lugar?" preguntó Camila, observando los alrededores.
Axel asintió. "Sí, pero algo no está bien."
De repente, el aire se volvió más denso, y una figura emergió de las sombras del templo. No era Zarkoc, pero su presencia era igual de amenazante. Una mujer imponente, con ojos brillantes y una armadura negra que parecía forjada de pura oscuridad, los observaba con una sonrisa fría.
"Vaya, vaya... si no es el famoso portador de la Chispa Karioli," dijo la mujer con una voz suave, pero cargada de malicia. "Zarkoc me advirtió sobre ti."
Axel sintió un escalofrío recorrer su espalda. Esta mujer no era como las criaturas que habían enfrentado antes. Su poder era palpable, casi como una sombra viva.
"¿Cómo sabes que tengo la Chispa Karioli?" preguntó Axel, intentando mantener la calma mientras la energía dentro de él vibraba peligrosamente cerca de la superficie.
La mujer rió suavemente, como si la pregunta le resultara divertida. "Ah, Axel... La Chispa no es cualquier poder. Su presencia es como un faro en la oscuridad, llamando la atención de aquellos que saben buscar. Zarkoc ha estado esperando que alguien como tú emergiera, alguien capaz de soportar la carga de ese poder... al menos, por un tiempo."
Axel frunció el ceño. "¿Zarkoc sabía que yo la tenía?"
"Zarkoc lo ha sabido desde el momento en que tocaste la Chispa," respondió la mujer. "No es coincidencia que estés aquí ahora. Todo ha sido parte del plan de Zarkoc. Tú, la Chispa, el despertar de tus poderes... solo eres una pieza más en su juego."
Camila apretó los puños, sus manos encendiéndose en llamas. "¡No somos peones en el juego de nadie!"
La mujer sonrió, su expresión tranquila y calculadora. "Eso es lo que todos creen al principio. Pero pronto lo entenderás. La Chispa Karioli te consumirá antes de que puedas controlarla. Y cuando eso pase, Zarkoc estará listo para tomar lo que quede de ti."
Axel sintió la furia arremolinarse dentro de él, pero sabía que debía controlarse. La Chispa ya le había mostrado lo peligroso que podía ser perder el control. "No dejaré que eso pase."
La sonrisa de la mujer se desvaneció, y sus ojos brillaron con una intensidad oscura. "Lo veremos." Con un movimiento rápido, desenvainó una espada oscura que parecía absorber la luz misma a su alrededor.
"Prepárate," murmuró Axel a Camila mientras se ponía en guardia. Sabía que lo que venía no sería fácil, pero ya no tenía opción. Estaban más cerca que nunca de desentrañar los secretos de la Chispa Karioli, y nada, ni siquiera Zarkoc, lo detendría.