*Han pasado exactamente dos años desde que me dejaron prácticamente en el altar.
Me llamo Montserrat Diaz, CEO de MONSE COMPANY.
Sentada en mi sillón de color rojo, con una copa en mi mano, mirando el vacío que ofrecía mi ventana, me puse a llorar.
"Maldita seas Enrique, maldita seas Victoria" maldecía a las personas que más odiaba en el mundo, mientras leía en una página de chisme, que ellos dos se habían casado en Hawaii.
Mi vida da un giro al conocer a Aaron Palacios, un joven que al igual que yo, lo han traicionado, mientras yo lo quiero cerca como un juguete, él solo quiere estar lejos de mi.
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16.
MONTSERRAT DÍAZ
Mi corazón sintió un gran alivio cuando vi que Aarón estaba bien.
— Puedes darme tu identificación— el abogado que tenía unos diez minutos de haber llegado me habló.
Saqué mi identificación y se la di. Él me miró tratando de decirme algo con los ojos.
—¿Usted es Violeta Dorn? — Mi padre al escuchar un nombre distinto me tiró una mirada feroz.
— ¿Qué hiciste Montserrat?
— Me cambié la identidad. No queria que me encontraras, además siendo Montserrat Díaz era difícil encontrar trabajo. No me dejaste de otra.
— Eres un completo dolor de cabeza. Leonardo quiere casarse con Montserrat Díaz, no con Violeta Dorn.
— Ni modo padre.
— Señor abogado, es posible que se case como Violeta y después se pueda regresar a su identidad real.
— Claro Señor Diaz, con dinero de por medio no habrá problema. Y en un mes todo queda arreglado.
Aunque no quiera aceptarlo. Mi padre es un Narcisista y mi madre tiene el síndrome de Estocolmo, para aguantar a un señor tan sin escrúpulos y petulante. No recuerdo que mi padre se portara así cuando era pequeña. ¿Desde cuándo cambió tanto?
Llegó el señor Leonardo. A pesar de tener 50 años, aún se conservaba. Él se acercó.
— Hola mi futura esposa— yo solo le di una mirada de desprecio y quedé en silencio.
Sin formalidades, el abogado le explicó el cambio de identidad y aún así Leonardo aceptó casarse.
— No hay problema, si todo se va a arreglar después— Él me miró, yo solo aparté mi mirada haciendo una mala cara.
Después de un hora, yo ya estaba casada por el civil con el señor Leonardo. Lo único que me daba consuelo es que mi hijo estaría conmigo y que Aarón estaba a salvo.
— Es hora de irse— Mi padre habló.
— Déjame despedirme de mi mamá— me acerqué a mi mamá y le susurré a su oido— madre si no estás feliz con papá, divorciate. Yo te apoyo.
Mi madre solo sonrió. Tomé a mi bebé, que lo tenía una de las muchachas de servicio.
Salí de la casa, acompañada por Leonardo. Subí a su auto.
— No quiero que me tengas miedo. Soy un caballero. No te voy a obligar a hacer nada de lo que no quieres. Seré paciente, aunque no tanto.
— Está bien señor Leonardo.
— Es cierto que te doblo la edad, pero puedo hacer que te enamores de mi. Ya veras.
— Dudo que me enamore de usted, pero quien soy yo para detenerlo.
— ¿Cómo se llama tu bebé?
— Darien.
— Bonito nombre para un niño. Vamos a ir de compras, necesitas ropa tú y el bebe. Igual necesitarás una cuna.
Debería decirle que ya tengo todo eso, pero no quiero que nadie conozca mi lugar de paz.
— Está bien señor Leonardo.
Fuimos de compras, sin mezquinar nada, me compro tanta ropa, zapatos, cartera, maquillaje y al bebé le compro todo lo que había en la tienda.
Llegamos a la casa de él.
— Vivo solo. Ya mis hijas están fuera del nido, así que, estarás tranquila, hasta que ellas sepan que me casé sin decirles nada.
— Quiero una habitación separada. No quiero dormir contigo aún.
— ¿Qué cosas dices? Quieres una habitación. Esta bien, no hay problema.
Este señor es raro.
Me llevó a lo que sería mi habitación. Era espaciosa. Ordenó poner todo lo del bebé en ese cuarto. Cuando ya estaba todo instalado, entré al cuarto, me puse seguro y me acosté con mi bebe. Le di de amamantar.
Cuando el bebé se durmió, tomé mi celular de la cartera. Tenía un mensaje de Aarón. No podía creerlo. Después de casi un año, después de todo hasta ahorita vio mis mensajes.
'Hasta hoy vi tus mensajes. Perdón Montse, todo este tiempo no he podido dejar de amarte y me toma por sorpresa que seguramente soy padre. Tomaré el primer vuelo. Te amo'
Ese mensaje llegó tarde. No puedo cambiar nada.
"No vengas. Termina tu maestría. Yo me casé y ese hijo que tuve no es tuyo. No vuelvas a escribirme.'
No puedo dejar que venga. Me puse a llorar.
Aarón respondió.
'Hasta el último momento siempre juegas conmigo, juegas con lo que siento por ti. Espero que seas feliz'.
Es lo mejor para ambos. Leonardo tocó la puerta. Me acerqué rápido a abrir porque no quería que despertara al bebé.
— ¿Estabas llorando? — Bajé mi mirada — ¿Por qué llorabas?
— Eso no importa. Sabes que me case obligada. Yo solo quiero estar con mi bebe, sin presiones.
Leonardo me miró serio.
— Chica, me haces sentir mal. Tampoco soy un patán. Si quieres que anule el matrimonio, solo Dilo.
— Anúlalo. Por Favor. Déjame ir a mi casa.
— No quieres intentar ver si esto funciona. Conmigo estarás cómoda. No te faltará nada ni a ti y a tu bebé. Recuperas tu fama. Puedes volver a ser lo que eras antes.
— El dinero ya no me deslumbra. Yo solo quiero estar sola con mi bebe. Además, mi corazón le pertenece a alguien.
— Ese alguien es el padre de Darien. ¿Por qué no estás con el?
— No quiero hablar más de mi vida.
— Puedo ayudarte. En serio. Ya decía yo, que te casabas por gusto. Si hubiese sabido que tu padre te estaba obligando, no hubiese aceptado. No voy a negarte que me gustas, pero soy lo suficientemente maduro para no aferrarme a alguien que no quiere nada. Mi paz mental es lo primero. Vamos a anular el matrimonio. Si puedo ayudarte, lo haré.
— No me estás mintiendo, ¿verdad?
— No miento. Soy un hombre fiable. Me retiro y descansa. Mañana hablaremos con el abogado— Él se retiró y yo cerré la puerta.
¿Será posible que así sin más, él acepte anular el divorcio? Es raro. Hasta no ver con acciones, no voy a creer.