Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 9
Al llegar a su hogar Anne y Gracie bajaron del coche, encontrando al vigilante afuera quien la miro con pena, ella siguió su camino con Isaac pisandole los talones, ella tenía vergüenza de que Isaac entrara a su casa pues no tenía lujos, apenas y unos cuantos muebles viejos, pero Isaac parecía desinteresado por lo que tenía a su alrededor.
Dentro del departamento Anne tomo algunas prendas de su madre, como su suéter favorito y unas pijamas, papeles importantes y la última pulsera que su madre de regalo, cada día la extrañaba más.
Gracie tomo a Tonny, su muñeca favorita y sus útiles escolares, también algunas prendas, por si acaso.
-No necesitan ropa. -dijo Isaac entrando a la habitación de Anne.
-Era de mi mamá, quiero tener esto conmigo siempre. -murmuro, Isaac lo entendió.
Iba a decir una cosa más y entró Gracie. -Hermana, ¿tú crees que puedo llevar a Tonny? - dijo la niña mientras mostraba una muñeca de trapo sucia y con un vestido roto, Anne asintió.
-Claro que sí, princesa. -Anne beso su cabeza y se alejó saltando felizmente.
-Eres una buena madre. -Se limitó a decir. Anne lo miró.
-Hago lo que puedo, no quiero que ella sienta que es huérfana. -dijo. -Entiende que soy su hermana, pero también su madre.
-¿Y su padre? -Preguntó el hombre mientras se sentaba en la cama y observaba a Anne guardar las pocas pertenencias en esa mochila que jamás soltaba.
-No lo sé, simplemente un día amanecio y no volvió más, como mi padre. -Murmuro. El asintió. -Mamá lo busco hasta que enfermó, pero los pandilleros de la calle le dijeron que había huído porque debía dinero, no sabemos de él desde hace siete años, mamá enfermó y murió y él no lo supo.
Anne tragó duro, aún era muy reciente el fallecimiento de su madre y le dolía como si hubiese sido ayer. Isaac lo sentía así que no preguntó más. Las chicas terminaron de guardar sus cosas y se dispusieron a abandonar la casa, se aseguró de que estuviera bien cerrado y posteriormente fue a la casa de la señora Duncan a despedirse, está nostálgica les dió la bendición.
El día cada vez estaba peor, estaba pronosticada una helada para esa noche y la nieve no había dejado de caer, rápidamente entraron al coche y este comenzó a avanzar, veinticinco minutos después entraban a la propiedad que fácilmente era el tamaño de su departamento dos mil veces, Gracie miraba la propiedad fascinada, pero soltó un comentario. -¿Aquí no será navidad? -Ambos adultos la miraron sin comprender. -Es que no veo luces ni a Santa por ningún lado.
-¡Cierto! Te estábamos esperando a ti para que decidieras como decorar porque aquí si llega la navidad, ¿Cierto, Broddy? -dijo Isaac mirando al chófer quien reaccionó rápidamente.
-¡Claro, claro! -dijo el hombre. La niña salto de la emoción pues nunca había tenido luces en casa, mucho menos un pino.
Los tres bajaron del auto y entraron a casa mientras Broddy llevaba el auto a la cochera, recién eran las tres de la tarde y afuera hacia unos 3°, un aroma a galletas les inundó las narices a todos, cuando del fondo de la casa salió una mujer anciana, con el cabello gris y regordeta, tenía una sonrisa angelical.
-¡Mi niño, llegaste tan temprano! -dijo la mujer, está miro a la joven y a la niña confundida, Isaac jamás llevaba a desconocidos a su casa. -¿Hola, quienes son ustedes? -dijo mientras se acercaba.
-Nana, ellas son Anne mi novia y Gracie su hermana, vivirán aquí en casa y ya no estarás sola, Anne y Gracie, ella es mi Nana Sofía. -la anciana casi salta de la emoción, solo junto las manos y se acercó a darles un abrazo, Anne se lo permitió con una sonrisa.
-Me da mucho gusto conocerla. -dijo Anne mientras la soltaba.
-Huele delicioso. -dijo la niña.
-¡Oye, acabas de comer donas! -la regaño Anne.
-Dejala, las galletas de mi mamá son las mejores en todo Chicago. -alardeo Isaac, su Nana sonrió. -Nana, por favor envía a alguien para que ayuden a mi novia a instalarse en mi habitación y denle la habitación que ya está asignada a Gracie, es la que está más cerca de nuestra habitación, ¿Verdad?
La señora asintió. -Claro que sí mi niño, como lo ordenarse.
Anne se volvió a desencajar, ¿Ahora tenía que dormir con el? No era suficiente la boda ficticia y el bebé, ahora también quería atentar contra toda su privacidad ¡Sobre su cadáver!
-Isaac, ¿podemos hablar? -dijo Anne entre dientes, el hombre asintió.
-Estaremos en mi habitación, instalen a la niña. -y se retiró junto a Anne.
La casa era preciosa, pero todo estaba muy sombrío, solo veía colores gris, blanco, negro y algunos tonos dorados, tenía una escalera enorme y todo estaba perfectamente cuidado, Isaac se detuvo en una puerta y la abrió dejando entrar a Anne.
-¿Me puedes decir qué demonios te pasa? ¡Estás atentando en contra de mi privacidad! -Dijo la rubia. -¡Me quitaste mi casa y ahora mi privacidad!
-Te estoy quitando tu privacidad pero te di a tu hermana, que no se te olvide. -dijo mientras se servía una copa de whisky y daba el primer sorbo. -Tu estás aquí para hacer lo que a mí se me venga en gana, ¿entiendes? No es discutible. -la chica inflo sus cachetes y pego al piso con su zapato. -Si quiero, aquí mismo puedo hacerte mía y no puedes negarte, querida.
Isaac se acercó tanto a Anne que la acorraló en la firme pared detrás de ella, las respiraciones de ambos se mezclaron y Anne no pudo moverse, podía pero no quería, lo miro a los ojos e Isaac se acercó hasta rozar sus labios y se apartó de la nada dejando a una Anne confundida.
-No es el momento pero ya llegará, ¿vamos a nuestra habitación, Anny? -Isaac dejo el vaso en su escritorio y camino a la puerta. -¿O tienes otra cosa que discutir o algo que quieras hacer?
Anne no se había movido de dónde la dejo Isaac, pero respondió. -No me digas Anny.
Salió furiosa como si ya supiera a dónde ir, pero ciertamente no así que aunque no quería se detuvo y miro a Isaac quien seguía parado en la puerta de la oficina con una sonrisa burlona. -¿A dónde vas? Es por acá. -dijo moviendo su cabeza, Anne revolvió los ojos y camino hacia el otro lado.
Pasaron algunas puertas hasta que llegaron a una puerta grande y alta gris oscuro, Isaac la abrió dejando ver un cuarto en colores grises y blanco, era precioso, tenía alfombra, cama King Size, televisión, un balcón, dos sillones, una mesa, baño completo y walking closet, el sueño de cualquier persona. Ella miraba la habitación encantada con lo que veían sus ojos, hasta que Isaac habló.
-Tu ropa está en el closet y tu hermana tiene la suya en su habitación. -Anuncio, ella lo miro sin comprender como es que sabía sus tallas. -Te investigué, ¿recuerdas?
Anne se dirigió hacia el closet donde se encontró un sin fin de prendas, incluidos abrigos. -Vi que te gustaron los abrigos, espero que no dejes de usar el mío. -dijo Isaac a sus espaldas, claramente a Anne ya le estaba enfadando su actitud burlona pero lo ignoró. -Mañana es la fiesta de aniversario de mis padres, 6:00pm. -anuncio y salio del closet.
-¿Cómo, ya tan pronto me vas a presentar? -dijo la mujer siguiéndolo.
-No hay tiempo que perder, después de la boda comenzaremos a intentar lo del embarazo. -A Anne se le puso la piel de gallina.
A sus veintiséis años jamás había tenido relaciones sexuales con alguien, ciertamente no había tenido ni un novio, su vida se basaba en ir a la escuela, trabajar, cuidar de su madre y ahora de su hermana, nunca tuvo tiempo de vivir su vida.
¿Cómo le diría a Isaac que era virgen?