La Venganza De Leia

Al dia siguiente, mientras Leia paseaba por el mercado con la bolsa al hombro y la cabeza llena de mapas, todo paso tan rapido que al principio penso que era un mal sueño.. un hombre la rozo, otro la empujo por la espalda como quien busca paso entre la multitud, y antes de que pudiera apartarse, una tela fria le cubrio la cabeza y un brazo fuerte la sujeto por la cintura. lo siguiente fue una sensacion de balanceo, madera, un carro que se alejaba deprisa, y el ruido del mercado quedando pequeño, como si alguien lo apagara con la mano.

no hubo gritos, nadie detuvo el paso. los hombres del duque habian sido tan habiles que parecian sombra.. ninguno tropeso, nadie dejo caer nada, nadie miro atras. Leia, aun tratando de comprender, intento zafarse con la misma terquedad pero la mano que la sujetaba era firme y fuerte.

Leia: oye.. si esto es un secuestro, podrian al menos darme tiempo para ponerme un buen vestido debajo, este no es el mas cómodo..

una voz grave, apenas un susurro junto a su oreja, respondio con algo parecido a una sonrisa.

- silencio, lady Leia. todo esto es por su bien.

la capucha se levanto un instante y ella alcanzo a ver una insignia discreta..

[ese sensual y estupido duque me quiere matar.. memorándum nunca creer en una cara bonita]

la llevaron por callejones que Leia no reconocia, ventanas que miraban hacia patios vacios, hasta que por fin la depositaron en una habitacion pequena donde la dejaron atada a una silla.. la luz era fria, una lampara sola, y la puerta se cerro con un click que sonaba definitivo..

Leia: bien. si van a secuestrarme, espero al menos que tengan buenos modales y una taza de te decente

pasaron unos minutos que a ella le parecieron horas y entro a la sencilla habitación.. sir Davies, con la expresion siempre impasible pero los ojos mostrando una sombra de duda, y detras de él, el duque Donnely, envuelto en su abrigo oscuro, la mirada tan compuesta como siempre, pero con algo nuevo, una mezcla extraña de enfado y… otra cosa que Leia no supo nombrar de inmediato.

Leia: vaya.. al fin un publico. que puntualidad la suya, señor Donnely

Donnely no sonrio. se acerco, la observo un segundo..

Duque: levanta esa capucha.

sir Davies se acercó y la tela cayo revelando su cara, el pelo despeinado, los ojos brillando de rabia y adrenalina. por un momento el silencio lleno la habitacion.

Donnely se quedo mirandola un largo momento, sin decir palabra. Leia seguia ahi, sentada, la cabeza erguida con esa dignidad extraña que solo tienen los que estan furiosos pero no rotos. sir Davies se movio nervioso a un lado, esperando la siguiente orden.

el duque finalmente hablo, bajo, casi un gruñido.

Duque: desatenla.

el asistente obedece, soltando los nudos con cuidado. la cuerda habia mordido la piel de Leia, dejando marcas rojas que parecian quemaduras finas. ella no hizo ruido, ni un gemido, ni un respiro mas fuerte de lo necesario. pero cuando la ultima vuelta de cuerda se aflojo, una lagrima cayo, silenciosa, sin drama, solo pura reaccion del cuerpo al dolor.

Donnely la vio y algo dentro de él se movio, como si la rabia se le quebrara en el pecho. no era culpa, no exactamente, ni tampoco compasion, era algo mezclado, confuso, una sensacion que le quemaba la garganta y le hacia querer apartar la vista y acercarse al mismo tiempo.

Leia bajo la mirada, frotandose las muñecas en silencio. ni una queja, ni una palabra. el silencio que dejaba era mas ruidoso que cualquier grito.

Duque: fue innecesario

Leia: todo lo que hacen ustedes lo es.. pero no se preocupe, no pienso agradecerle nada.

Leia se levanto despacio, la falda cayendo en ondas suaves. camino hacia una esquina de la habitacion, evitando mirarlo. se veia terca, dolida, pero aun con ese aire desafiante.

el duque dio un paso hacia ella, y por un instante penso en disculparse, pero la palabra se le atraganto..

Duque: no volvera a ser tratada asi.

Leia: no volvera a ser tratada asi... hasta la proxima vez que a su excelencia se le ocurra dar una orden sin pensar.

el tono no fue insolente, fue exacto, como una aguja. Donnely la miro, y otra vez sintio ese torbellino interno que no sabia como manejar. no queria admitirlo, pero verla llorar una sola lagrima le habia dolido mas de lo que esperaba.

Duque: quiero hablar contigo.. sin cuerdas, sin capuchas, sin mascaras.

Leia: pues hable, señor Donnely. pero no espere que confie en quien ordena secuestros como si fueran desayunos.

Donnely miro a sir Davies con una seña apenas visible.

Duque: sal..

sir Davies: milord, pero…

Duque: dije que salgas.

la puerta se cerro tras el asistente, y el silencio se hizo denso, casi pesado. solo quedaban ellos dos, frente a frente, con esa tension que parecia una cuerda a punto de romperse.

Leia seguia en pie, frotandose las muñecas, las marcas ya tornandose de un rojo oscuro. el duque se obligo a mirarlas, y algo se le torcio en el pecho, un nudo incomodo entre la rabia y la culpa. nunca habia sido hombre de remordimientos, pero ver esas marcas.. hechas por orden suya.. lo dejo sin aire.

Duque: no fue mi intencion que te lastimaran

Leia: oh, claro. usted solo dio la orden, pero seguro las cuerdas se movieron solas.. y es que no sabia que el gran duque Donnely no fuera capaz de buscar a una mujer sin tener que mandar hombres a raptarla. que decepcio..

él quiso responder, decir que lo habia hecho para protegerla, para impedir que la mataran o que escapara hacia algo peor, pero nada de eso sonaba digno ahora.

Duque: Leia, escúchame…

Leia: escuchar? hace un mes lo hubiera hecho. cuando lo busque, cuando lo persegui como una tonta pensando que era un hombre justo. que ironia, verdad? yo creyendo que usted, el justo, el incorruptible, podia ayudarme.. y mireme ahora, secuestrada, marcada, burlada. usted no me ayudo, señor Donnely, ni una sola vez.. nunca lo hizo..

el duque dio un paso hacia ella, pero Leia retrocedio enseguida.

Leia: no. no se acerque.. porque si lo hace voy a olvidar que alguna vez lo admire.

Duque: no entiendes, Leia.. lo hice para evitar que huyeras. hay cosas que ignoras, peligros que no ves.

Leia solto una risa corta, pero sin alegria.

Leia: quizas hubiera sido mejor no haberlo conocido. al menos asi podria seguir creyendo que existia alguien justo en este mundo podrido.. que realmente los jinetes eran personas en las que se podía confiar..

se giro, dandole la espalda, y por un momento el duque penso en detenerla, en pedir perdon, en decir algo, lo que fuera. pero no salio palabra alguna. solo la vio alejarse dentro de esa habitacion, tan pequeña para ambos y tan llena de todo lo que no se dijeron.

el silencio que quedo fue peor que un grito.