Jonathan Wind ha vivido toda su vida con los humanos sin siquiera imaginarse de su verdadero origen, todo cambiará cuando una loba de cabellos rojos violáceos, aparezca frente a él, ocasionando el despertar de un poder oculto en su interior, de su lobo quien reclamará a esa linda loba como La Luna de Ares.
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Alerta
Jonathan atacaba a Xavier y Arthur de manera veloz. Ellos se limitaban a esquivar, analizando cada movimiento del joven Alfa. Les agradaba ver cuánto había mejorado en tan poco tiempo. Su cuerpo se acostumbraba poco a poco a su poder, y Ares empezaba a liberar el suyo, lo que haría posible la transformación que esperaban ver en Jonathan.
Arthur saltó en el aire y le dio una patada en la cara a Jonathan, quien cayó al suelo soltando una maldición.
—Vas bien, niño —dijo Arthur, acercándose a él.
—¿Crees que ya pueda transformarse? —preguntó Xavier.
—Eso creo, pero podría perder el control, así que sería bueno tener a Hazel cerca —comentó Arthur. Jonathan se sentó en el suelo y los miró.
—No arriesgaré a Hazel —dijo con decisión.
—Hey, todavía soy joven para morir —siseó Arthur. Jonathan dudó por unos segundos y lo miró de pies a cabeza—. Te voy a patear el trasero, mocoso —gruñó.
—No perderé el control, así que dejemos a Hazel fuera de esto —cruzó los brazos y miró a Xavier.
—Está bien, asumiré la responsabilidad —dijo Xavier, mirando a Arthur.
—Ok, entonces empieza la transformación —Arthur se dio la vuelta y se alejó, dejando a Jonathan confundido.
—Deja que Ares tome el control de tu cuerpo, pero no de tu conciencia —explicó rápidamente Xavier y siguió a Arthur.
Jonathan suspiró y se levantó, cerró los ojos y dejó que Ares tomara el control de su cuerpo. Empezó a sentir un dolor en todo el cuerpo, sentía el poder rodearlo, pero también había ira, sed de sangre y de destrucción. Su respiración se agitó y su mente se volvió completamente negra.
—Mantén tu conciencia, mocoso —gruñó Ares.
Jonathan abrió los ojos. Sus ojos marrones fueron reemplazados por los azules de Ares. Xavier suspiró pesadamente al ver cómo Ares tomaba el control total del cuerpo; debía detenerlo antes de que perdiera completamente el control y los atacara.
—Espera —lo detuvo Arthur—. Observemos un poco más, si algo pasa, te ayudo a controlarlo —sonrió.
Xavier asintió y cruzó los brazos. Esperaba que Jonathan tuviera la fuerza de voluntad para controlarse. A pesar de que el poder de Ares era tan grande, quería confiar en él. Después de todo, era el legítimo Alfa de Alfas.
Jonathan intentaba mantener el control de su conciencia, pero no se imaginó que el poder de Ares fuera tan grande y poderoso. Sobre todo, aquella ira y ese deseo de destrucción lo estaban invadiendo por completo, haciendo suyos esos deseos.
—Jonathan, controla tu mente. Debes ser tú quien controle mi poder —gruñó Ares. Incluso para él era difícil mantener controlado su propio poder.
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Hazel y Dani salieron a dar un paseo por la capital, ya que estar encerradas les resultaba agobiante. Por supuesto, tuvieron que pedir permiso para salir. Jonathan y Xavier se negaron al principio, pero Arthur puso a sus hombres a protegerlas.
—Mira, Hazel —señaló Dani hacia una tienda de ropa para bebés.
Hazel se emocionó; quería comprar algunas cosas para su cachorro, aunque aún era pequeño y no podía saber si era niño o niña. Dani tomó su mano y la llevó hasta la tienda de ropa, sin imaginar que estaban siendo observadas por alfas bajo el mando de Marcos.
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Marcos observaba su teléfono. Había recibido imágenes de Hazel entrando en una tienda de ropa para bebés, lo que lo enfureció, pues solo significaba que estaba esperando un cachorro de ese Alfa. Destruyó el teléfono con sus manos.
—Preparen el ataque —ordenó. Sus hombres se lo quedaron viendo confundidos.
—Señor, ¿atacará Greyson? —dijo uno de ellos con sorpresa—. Debería reconsiderarlo, si atacamos Greyson tendremos como enemigos al Par de Reyes —agregó.
—¡Obedezcan mis órdenes! —gritó.
Marcos no permitiría que Caspian se enterara del embarazo de Hazel, porque él no estaba dispuesto a aceptar a un cachorro que no llevara su sangre. Adelantaría todos sus planes: iría personalmente por Hazel y se desharía de Jonathan Windsor y del cachorro que ella esperaba.
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Clan Windsor
Caspian recibió una carta sin remitente. Al abrirla, sus ojos se llenaron de furia: era un desafío de Alfas. Reconoció la letra, era de Xavier, así que ese dichoso desafío era idea suya. Arrugó el papel con las manos. Esperaba que Marcos cumpliera con su deber; de lo contrario, él mismo se enfrentaría a Jonathan Windsor por el título de Alfa de Alfas.
—Estúpido Xavier, tu plan no funcionará. Ese mocoso Alfa no podrá contra mí —dijo en voz baja.
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Jonathan cayó de rodillas al suelo. Apenas había logrado controlar el poder de Ares por un corto tiempo. Xavier y Arthur se acercaron a él con cautela; aún se podía sentir esa aura autoritaria que poseía un Alfa de Alfas.
—No estuvo mal para ser la primera vez —dijo Arthur.
—Sí, bueno, solo tardó cinco segundos transformado —comentó Xavier, ayudando a Jonathan a levantarse.
—Lo haré mejor la próxima vez —susurró Jonathan, agotado.
Xavier sonrió, sintiéndose orgulloso. Poco a poco, ese joven criado por humanos se estaba convirtiendo en un verdadero Alfa. Sabía que sería un gran líder para el Clan Windsor y esperaba que, una vez que derrotara a Caspian, asumiera su cargo de Alfa de Alfas.
—Buen trabajo —dijo en voz baja.
Jonathan no pudo más y se quedó inconsciente. Xavier no lo dejó caer al suelo; en su lugar, lo cargó sobre sus hombros.
—Su poder actual es sorprendente. ¿Te imaginas lo poderoso que será cuando se libere del sello por completo? —preguntó Arthur mientras caminaban.
—Me preocupa que no logre controlarlo —dijo Xavier.
—Podrá hacerlo. Para eso estamos aquí. ¿Respondió Caspian al desafío? —volvió a preguntar.
—No, pero lo hará. Es cuestión de tiempo —siseó.
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Xavier dejó a Jonathan en la cama; solo necesitaba descansar. Hazel, preocupada, se quedó a su lado y miró a Xavier, quien solo sonrió.
—Estará bien, solo fue un entrenamiento agotador —comentó con voz tranquilizadora—. Hazel, necesitamos hablar de algo —agregó. Ya no podía seguir ocultándole la verdad. Quería ser él quien se lo contara todo.
—¿Qué pasa? —preguntó preocupada.
Xavier la condujo hacia el balcón. Hazel se sentía cada vez más nerviosa por lo que él quería decirle. Miró hacia la cama, donde Jonathan seguía durmiendo.
—Mi nombre es Xavier Windsor —dijo de manera calmada.
—¿Eh? —lo miró con asombro y un atisbo de temor en su mirada.
—También pertenezco al Clan Windsor. Deserté hace muchos años, ni siquiera habías nacido —dijo con una leve sonrisa—. Conocí a Hilda —suspiró—. Hazel, yo debí ser la pareja elegida de tu madre, pero decidí darle mi lugar a Caspian, tu padre, y... —se detuvo. No quería decir lo siguiente, no quería que ella lo rechazara.
—¿Y qué? —preguntó Hazel, sintiendo que lo que Xavier diría no era nada agradable.
—Mi hermano menor... —soltó, mirándola a los ojos—. Caspian es mi hermano menor.
Hazel soltó un largo suspiro y retrocedió. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Había llegado a sentir aprecio por Xavier e incluso se sentía muy agradecida por la ayuda que les estaba dando, pero saber que él era hermano de Caspian la hizo sentirse incómoda y molesta.
—Mi madre sufrió mucho... —dijo con la voz quebrada. - ¿Por qué dejaste que Caspian se convirtiera en su pareja elegida? ¿Acaso odiabas a mi madre? – Preguntó.
—No, le tenía mucho cariño a Hilda. Cuando dejé que Caspian se convirtiera en su pareja elegida, no pensé que fuera a hacerle daño... —respondió—. Yo ayudé a Caspian a convertirse en Alfa de Alfas, o mejor dicho, me usó. No pensé que él hubiera inculpado a Joel de la muerte del anterior Alfa de Alfas. Cuando me enteré ya era demasiado tarde: la ceremonia ya se había hecho e Hilda era su pareja elegida —terminó de hablar.
—¿Debería culparte? —preguntó Hazel—. No, no puedo. Ese fue el destino de mi madre... no había más que hacer. —Bajó la mirada con tristeza, pero luego la levantó de nuevo hacia él—. Puedo decir que lo único bueno de ser hija de Caspian Windsor es que tengo un tío agradable que me ha ayudado mucho.
Xavier suspiró ante esas palabras. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Se acercó a ella y la abrazó. Pensó que ella lo odiaría, pero no fue así. Hazel era tan bondadosa como Hilda. Ahora todo estaba aclarado, no había más secretos. Lo único que quedaba era derrotar a Caspian.
—Prometo protegerlos a los tres —dijo, aferrándose a Hazel. Tenía que protegerla; por Hilda, porque con ella no pudo hacerlo.
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Marcos y sus hombres llegaron a Greyson, cerca del lugar donde Jonathan y los demás vivían. El ataque comenzaría en unas horas. A Marcos no le importaban las consecuencias; el odio lo estaba cegando. Quería matar a Jonathan Windsor y también deshacerse del cachorro que Hazel esperaba.
— Alerta, En cuanto el sol se oculte, atacaremos —ordenó, oculto entre el bosque.
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Arthur estaba fuera de la casa, recibiendo un informe de uno de sus hombres. Sonrió al saber que los Windsor se preparaban para atacar, pues no pensó que fueran tan tontos como para retar al Par de Reyes de Greyson.
— Prepárense —dijo Arthur, y entró a la casa. Debía informarle a Xavier sobre los movimientos de los alfas Windsor.
Xavier llegó a la sala y encontró a Arthur caminando de un lado a otro.
—Tenemos que prepararnos, al parecer un grupo de Windsor nos atacará —dijo Arthur al ver a Xavier.
—Mierda, debe ser ese mocoso de la última vez —soltó Xavier, recordando a Marcos. Conocía a Caspian y sabía que él no se atrevería a atacar el reino Greyson sin una estrategia bien pensada.
—¿Qué hacemos? ¿Dejamos que Greyson intervenga? —preguntó Arthur.
Xavier negó con la cabeza. —Si lo hacen, lo tomarán como una declaración de guerra. No podemos permitir eso. El Par de Reyes no titubeará y responderá; ellos podrían derrotar fácilmente a Caspian y reclamar el Clan Windsor como su territorio —respondió.
—No, eso no pasará —dijo Jonathan, quien acababa de llegar. Se sentía un poco débil, pero se enderezó y miró con determinación a Xavier y Arthur—. Seré yo quien acabe con Caspian Windsor. Soy el único que debe hacerlo.
—Bien dicho, niño —sonrió Arthur—. Entonces, debemos salir de Greyson para que nadie más intervenga —dijo, mirando a Xavier.
—El Clan Windsor está cerca. Si entramos en su territorio, solo será una disputa entre alfas Windsor —añadió Xavier.
—Xavier, Hazel no puede venir —volvió a hablar Jonathan. No quería arriesgarla.
—No tenemos opción. Si la alejamos de nosotros, también correrá peligro; los Windsor irán tras ella —respondió Xavier.
Jonathan soltó una maldición.
—Tenemos que irnos ya, se acaba el tiempo —dijo Arthur, caminando hacia la puerta—. Vayan por sus parejas, los veré en la entrada del bosque. Hagan ver como si van a una cita doble bajo la luz de la luna —dijo esto último de manera sarcástica.
Jonathan y Xavier levantaron las cejas y asintieron. Luego, fueron en busca de Hazel y Dani.
—¡Max! —gritó Jonathan, y su fiel amigo apareció al instante—. Vamos, tienes que ayudarme a proteger a Hazel —le susurró mientras le daba unas caricias.
gracias por el capítulo autora me encantó otro capítulo xfis 🙏🏻🙏🏻🙏🏻