La Suplente De Una Flor

Sol Rucci

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— Yo le habría partido el brazo por atreverse a tocarme y habría disfrutado al verlo morir, eso hubiera sido fascinante. Pero no, me entregué completamente a él; mi piel seguía pidiéndole más después de lo que hicimos toda la noche. Al día siguiente, se presentó y me pidió perdón por lo ocurrido. Pasamos una semana juntos conociéndonos y me regaló esta cadena, que pertenecía a su madre, como símbolo de una promesa de que me buscaría y se casaría conmigo, ya que le había salvado la vida. Cuando escuché eso, me emocioné; me sentí como una de ustedes idiota enamorada porque, de verdad, me enamoré a primera vista. Yo solía pensar que el amor a primera vista no existía, que solo era cosa de esos estúpidos libros. Pero me pasó a mí.

— Eso es muy romántico, Zoe. El amor es el sentimiento más hermoso. ¿Y qué pasó? ¿Te buscó? ¿Dónde está? La fiesta de Almass fue hace casi un año.

Pude notar cómo sus ojos se oscurecían, mientras una vena en su frente se marcaba. Pasó su mano por su cuello.

— Él me dijo que me llamaría, que en una semana me buscaría. Esa semana pasó, luego dos más, y nunca me llamó. Me preocupé al recordar que intentaron envenenarlo; quizás le había pasado algo. Por eso, Almass me ayudó con su información y viajé a buscarlo. Al hablar con su hermano, me dijo que lo sentía, pero que su hermano menor era así, que jugaba con las chicas. Realmente lo sentía, y que el collar era una muestra de su burla. Me dijo que se lo regresara, pero no lo hice. Yo debía encontrarlo, mirarlo a la cara, colocarle ese collar en la boca y darle una hasta matarlo. Nadie se burla de mí.

— Zoe, lo siento mucho, pero debes dejar ir ese enojo. Ya ha pasado casi un año; es momento de pasar la página y seguir con tu vida —le dije con tranquilidad.

Ella se pasó la mano por el cabello, molesta, y comenzó a caminar de un lado a otro, lo que empezó a estresarme.

— ¿Crees que no lo he intentado? Sol, por más que intento olvidarlo, no puedo... No consigo sacarlo de mi mente. Cada vez que cierro los ojos o me voy a dormir, pienso en él, vienen a mi mente los recuerdos de lo que vivimos, y eso me está volviendo loca. Necesito tu ayuda para poder olvidarlo. Dime qué debo hacer; mándame unas pastillas que me ayuden a borrarlo de una vez de mi cabeza —me dijo, desesperada.

— Zoe, lo primero es respirar. Eso no funciona así. Lo primordial es aceptar que fue una experiencia que forma parte del pasado y que ahora estás en el presente...

— Sol, no creo que eso funcione. Lo que necesito es verlo, entregarle esta maldita cadena y darle una golpiza, partirle cada hueso y luego eliminarlo. Así podré estar tranquila; será una buena forma de sacar mi enojo —me interrumpió.

— No, Zoe. La violencia y matarlo no te ayudarán en nada. Debes aprender a perdonar, y si lo encuentras, lo que debes hacer es entregarle ese collar que te arrastra al pasado y expresarle lo que sientes...

— Tienes razón, Sol. No debo matarlo, eso lo liberaría finalmente de mí. Lo que debo hacer es buscarlo una vez más con la ayuda de Almass; ella ha avanzado en su tecnología de búsqueda. Cuando lo encuentre, sólo lo golpearé, le romperé un par de huesos, pero no lo mataré. Luego haré que cumpla su promesa y lo obligaré a casarse conmigo. Eso es lo que tengo que hacer. Gracias por ayudarme; eres una gran psicóloga.

¿Quieres decir que ella misma sacó sus propias conclusiones? Me interrumpía; solo quería escuchar lo que tenía que decir.

— Zoe, yo no dije nada de eso. Al contrario, deberías alejarte.

— Sí, Sol, lo sé. Debo alejarme de cualquier distracción y eso es lo que haré ahora mismo.

— Zoe, yo... ¿Sabes qué? ¡Olvídalo! ¿A qué te refieres con distracción? —le pregunté, curiosa.

— Te dije que había hecho de todo para olvidar a ese ingrato. Hace unos cuatro meses comencé a salir con un chico para distraer mi mente y pensé que podría olvidarlo estando con él. No me quejo, me da buen sexo, pero no siento nada por él. Así que hoy mismo lo alejaré de mi vida y me enfocaré en buscar a mi prometido. Gracias, Sol, por tu ayuda.

Se acercó a mí y me abrazó. Abrí los ojos, sin entender desde cuándo estaba tan cariñosa.

— No sé si te fui de ayuda, la verdad.

— Claro que sí. Me abriste los ojos; me dijiste lo que tenía que hacer. Eso mismo haré hoy. Ya quiero conocer a mis sobrinos, y especialmente a mi sobrina Zoe —sonrió con emoción.

— ¿Tu sobrina Zoe? ¿De qué hablas? —le pregunté, sin entender.

— ¿Cómo? ¿Kai no te dijo? Él me prometió que si tú tenías una niña, le pondría Zoe como yo, por el amor de hermano que me tiene. Sol, estoy muy feliz por eso —me sonrió.

— Zoe, tu nombre es bonito, pero no sé si le podremos poner así. Debo hablarlo con Kai.

— Umm, entiendo. Me había hecho ilusiones con mi sobrina Zoe, pero comprendo que debas hablarlo con Kai —me dijo, un tanto triste.

— No te pongas triste, Zoe. Sé que te hace ilusión, y si Kai te lo prometió aunque era una decisión de los dos, está bien. Me gusta tu nombre, además, tú eres mi mejor amiga. Así que llamaré a mi hija Zoe, en honor a la tía.

Ella sonrió, tocando mi vientre.