—Pablo Santander es un enólogo y bodeguero muy conocido en su pueblo, y un día, rescata a su sobrina Antonella de un orfanato, quien vivió situaciones traumáticas, pero es carismática y sonriente. Con el paso del tiempo, Antonella va viendo la rivalidad en la que se ve involucrada sin desearlo.
Muchos adolescentes/jóvenes inexpertos descubriendo el amor por otro lado.
—<<<Rivalidades, amor, amistad, amor sano, romance, amistad, romance estilo "RyJ", infidelidades, dr, problemas de autoestima, mafia, negocios, realismo, bodegas, viñedos, familia disfuncional, clasismo, amor eterno, etc>>>
—Idioma: español (Argentina)
—Pueblo de Buenos Aires.
—Ambientado en: Junio 2002- Febrero 2006.
—Cantidad de temporadas: 4.
—Duración de capítulos: 45/50 minutos.
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T1 E5
*Después de unas cuatro horas, en la casa de Pablo, el ambiente estaba lleno de expectación. Pablo y Lorenzo, vestidos formalmente, esperaban en la puerta*
Pablo: ¿Ya estamos todos?
Lorenzo: (negó con la cabeza) Nop, faltan Gina y Antonella.
*Justo en ese momento, Antonella bajó las escaleras. Llevaba un vestido color lila ajustado a su cuerpo y un calzado de tacón, que la hacía tambalearse*
Antonella: (sonríe, entusiasmada) ¡Ya estoy!
Pablo: (asintió, sonriendo) Muy bien, Anto. ¿Segura que podés caminar?
Antonella: ¡Claro que puedo! Estos tacones nunca podrán vencerme.
Lorenzo: (ríe, pero serio) Dale, dejá la entrada triunfal para más tarde y vení...
*En ese momento, Antonella intentó bajar las escaleras, agarrándose del barandal, pero en un momento cayó hacia adelante. Lorenzo la atrapó rápidamente*
Lorenzo: ¡Cuidado! Creo que esto de ser elegante no es lo tuyo...
Antonella: (se separa y lo señala) Vos... ¡vos me estás diciendo "ordinaria!
Lorenzo: (desvía los ojos, frustrado) Nunca dije eso, Antonella...
Antonella: ¡Atrevido!
Lorenzo: Pesada.
Antonella: ¡Sinvergüenza!
Lorenzo: ¡Petisa!
Pablo: (se pone en medio, molesto) Shh, ey, basta. Parecen nenes.
Lorenzo: Lo dirás por ella. Yo soy re maduro.
Antonella: (entre carcajadas) ¡Sí, cómo no! ¡Contame una de vaqueros!
Lorenzo: (mira a Pablo y la señala) ¡Papá, se ríe de mí! ¿No vas a decirle nada?
Pablo: Ay, ay, yo no sé qué voy a hacer con ustedes... se nos va a hacer tarde, termínenla.
*En ese momento, Gina se asomó de la cocina, arreglada*
Gina: Chicos... ¿ya están?
Pablo: Sí, Gina... ¿vos también? ¿Vamos?
Gina: Iba a decir si pueden ir sin mí. Me quedaron algunas cosas por hacer.
Pablo: Bueno... ¿segura no querés que te esperemos?
Gina: (asiente, sonriendo) Seguro, Pablo, vos tranquilo. En minutos estoy allá.
Pablo: Bueno, ¿vamos?
Lorenzo: Vamos...
Antonella: ¡Uff, vamos! Ya quiero probar los aperitivos que sirven en una boda...
*Pablo rió, y mientras los abrazaba de los hombros, se fue de allí, algo nervioso y ansioso*
*Minutos después, en la casa de Giuliana, el patio estaba lleno de personas e invitados. La música suave y las risas resonaban en el aire, creando un ambiente festivo. Marco y César estaban charlando en un rincón, observando la multitud*
Marco: (bajó la voz, sonriendo) Bueno, César, hoy es el día.
César: (asintió, tímido) Sí...
Marco: Dejame decirte que estoy orgulloso de vos. Demostraste total lealtad a esta familia.
César: (sonrió, confiado) Gracias, Marco. Prometo hacerlo cada día mejor. Ya vas a ver.
Marco: Me alegro de escuchar eso.
*En ese momento, Pablo, Lorenzo y Antonella llegaron al evento. Marco y César los vieron a lo lejos. Antonella luchaba con los tacones, caminando torcido y tambaleante*
Marco: (la señaló con la mirada) Ah, mirá quiénes llegaron.
César: Ah, ¿la que era amiga de Giuliana?
Marco: Sí, la sobrina de Santander.
César: (rió, con desprecio) Mirá como se tambalea con esos tacones. Se nota que no es lo suyo ser una señorita refinada.
Marco: ¿Viste? Qué poca clase, por favor...
César: ¿Y qué hace acá? Gente así de ordinaria como ella solo da mala imagen a esta boda.
Marco: (asintió, con desdén) ¿Qué voy a hacer, César? Yo ni los hubiera invitado, pero mi mujer y mi hija se pusieron contra mí, como siempre...
César: Alguien debería hacerle saber que éste no es su lugar...
*Marco y César se dirigieron hacia ellos, sus expresiones endurecidas. Cuando llegaron, ambos se quedaron callados por un momento*
Marco: (sonrió, forzado) Ah, hola, Santander.
Pablo: (asintió, sin expresión) Marco, hola...
Lorenzo: Felicitaciones por la boda...
César: Muchas gracias... ¿y vos, Antonella? Se te nota incómoda con esos tacones...
*Antonella frunció el ceño, confundida y a la defensiva. Pablo la abrazó del hombro, también algo nervioso y molesto*
César: Si querés podemos... prestarte unos mocasines que están en el ático. Creo que te quedarían bien...
Lorenzo: (da un paso adelante) César, no te pases. Vinimos a tu boda de buena voluntad, NO insultes a mi prima.
César: ¿Qué? No, me mal-entendiste, Lorenzo. Solo se lo estoy ofreciendo porque se anda cayendo...
Lorenzo: Ese no es tu problema. No creas que tus micro-agresiones no se notan. Si volvés a atacar a mi prima, directa o indirectamente, te vas a meter conmigo también.
Marco: Bueno, basta. Este no es lugar para sus tonterías. Es una boda, no una feria.
Pablo: Sí, Lorenzo, tiene razón. Dejalo así...
*Justo entonces, Chiara llegó, algo angustiada*
Chiara: Estamos en un problema muy grande...
Marco: (volteó a verla, preocupado) ¿Qué pasa?
Chiara: Es Giuliana... se encerró en su cuarto y no quiere abrirme. Ni tampoco hablar con nadie
*Todos se sorprendieron, y Lorenzo abrió los ojos con preocupación*
Marco: ¿Qué? ¿Cómo es eso? ¿Por qué?
Chiara: No sé... le pregunté, pero dice que la deje en paz...
Marco: ¡No puede estar haciendo este berrinche ahora mismo! ¿¡No le dijiste que la boda ya está por comenzar!?
Chiara: (irritada) ¡Que sí, lo hice! ¡Pero dice que necesita un poco de tiempo!
*En medio de la conmoción, el teléfono de Antonella sonó. Le había llegado un mensaje. Se apartó un poco del grupo para leerlo*
*En el momento que iba a leerlo, Chiara se acercó a ella, tomando sus manos con seriedad*
Chiara: Antonella... ¿y si vas vos? Capaz a vos te quiere escuchar...
Marco: ¿Por qué escucharía a una extraña? ¡César debería ir a hablar con ella!
Chiara: ¡No es tan sencillo, Marco, dejá que intente!
Marco: ¡No podemos quedar en ridículo delante de tanta gente!
Antonella: (hace un gesto con la mano) ¡Shh, pido, pido! Nada sirve pelear, yo voy a hacer todo lo posible por convencerla.
*Sin más, Antonella se alejó de ellos y entró a la casa, mientras seguían discutiendo*
~En la cafetería de Mariano~
*Él estaba limpiando una de las mesas, con algo de cansancio y una expresión de desgano. Cada tanto miraba el reloj, y pensaba en Giuliana*
*En ese momento, una chica que estaba sentada disfrutando de un café, levantó una mano para que la viera*
*Él, al verla, dejó a un lado el trapo y fue hacia ella, sonriendo con cordialidad*
Mariano: Decime, ¿se te ofrece algo más?
Camila: No, todo perfecto... tu mano para el café es perfecta, no esperaba menos de un buen mozo como vos. Solo quiero quejarme de la atención...
Mariano: ¿De la atención? ¿Te atendí mal?
Camila: No... pero podría ser mejor...
Mariano: No te entiendo, sinceramente...
*Camila se levantó de la silla y se acercó a él, sonriendo con picardia y tomando de su ropa*
Camila: Creo que sí me entendés...
*Mariano retrocedió un paso, y asintió, algo distante y frío*
Mariano: Ya creo darme cuenta...
Camila: (voz seductora) Ay, Mariano... ¿sabés hace cuánto deseaba tenerte así de cerca?
Mariano: (frunció el ceño) Pero si yo no te conozco...
Camila: (acercándose más, sonrió) No, pero yo te vengo observando hace tiempo...
Mariano: Esto no es apropiado. Vos sos mi cliente yo el mozo, nada más.
Camila: Mariano... ¿por qué te hacés el difícil? Si siempre se supo tu fama con las mujeres... te encanta divertirte, probar...
Mariano: Lamento informarte que eso era antes. Ahora no me interesa "divertirme" ni "probar". Ya tengo a alguien más en mi cabeza...
Camila: (se apartó, incrédula) ¿Me estás diciendo que... te enamoraste? ¿Vos, el que nunca se enamora?
Mariano: No te voy a mentir, la verdad es que si... la gente cambia y yo... yo no quiero jugar más a eso. Incluso si no estoy saliendo con ella, quiero respetarla...
Camila: Pero...
Mariano: (la interrumpió suavemente) Además, jugar y divertirse en primer lugar nunca estuvo bien. Solo ahora que llegó ella, pude darme cuenta.
Camila: Entiendo... bueno, acá tenés el dinero y la propina. No tengo más nada que hacer.
*Camila dejó la plata sobre la mesa, y se fue de allí, furiosa. Mariano suspiró, algo agotado pero liberado a la vez*
~Nuevamente en la casa Montero~
*Antonella caminó por los pasillos, asomándose en cada cuarto a ver si veía a Giuliana*
Antonella: (frustrada) Esto no termina más, es un laberinto...
*Entonces se encontró con una puerta cerrada que tenia una G de color rosado. Antonella exhaló, aliviada, y se apoyó en la puerta*
Antonella: Giuliana... ¿estás ahí?
*En ese momento, Giuliana abrió la puerta con rapidez, y la metió a su cuarto de un tirón. Una vez adentro, Giuliana volvió a sentarse en la cama, frotándose las piernas con sus manos*
*Antonella se acercó a ella, y se agachó en el suelo, profundamente preocupada*
Antonella: Giuli... ¿qué pasa? ¿Por qué te encerraste acá?
Giuliana: (voz quebrada) Antonella... yo no sé qué hacer, estoy perdida...
Antonella: (frunció el ceño, preocupada) ¿Cómo? ¿Por qué te sentís así?
Giuliana: Porque no sé si debería casarme... creo que me equivoqué...
Antonella: ¿Por qué? Si ayer me invitaste y... te veías bien. ¿Por qué te surgió la duda de la nada?
Giuliana: (mirándola a los ojos) Antonella... no me vas a juzgar, ¿no?
Antonella: (sonrió apenas) ¿Juzgarte? ¡No, tonta! ¿Cómo voy a hacerlo? Solo quiero ayudarte...
Giuliana: Bueno... hace un rato yo escuché a César y a papá discutiendo... hablaban de los negocios. Y él dijo algo asi como... "lo único que importan son las vides, la competencia, el negocio"...
Antonella: (sorprendida, exhaló) Uh... te entiendo, como para no tener dudas...
Giuliana: ¿Y si no me ama? ¿Si solo se quiere casar para ser socio de mi padre y nada más?
Antonella: Eso lo sabés vos, Giuliana... ¿él te trata bien? ¿Es bueno, cariñoso...?
Giuliana: Siempre está muy distante, siempre me deja de lado por el trabajo con mi padre... él me dice que exagero, que me ama, pero no sé qué pensar...
Antonella: (poniendo una mano en su pecho) ¿Y tu corazón qué te dice?
Giuliana: Mi corazón está muy confundido, Antonella... yo lo amo, pero quiero ser su prioridad, no la segunda. Competir con su trabajo... no me gusta esa idea. Quiero que seamos nuestros...
Antonella: Es complicado... en mi opinión, en el amor, la prioridad debería ser el otro. Y si hay algo aún más importante, se comparte, no se actúa por separado... nunca me enamoré, pero es lo que sé...
Giuliana: Ahora tengo una pregunta, Antonella... ¿qué harías en mi lugar?
Antonella: (ladeó la cabeza) ¿Cómo...?
Giuliana: Eso... si a vos te pasa esto, que no sabés que hacer... ¿qué harías? ¿Te casarías?
Antonella: (titubeó, incómoda) Es que... yo no puedo influir en tu decisión, Giuli, no sería justo para nada...
Giuliana: No importa si es justo o no. Yo quiero saber tu opinión, qué harías en mi lugar.
Antonella: Si me preguntás a mí... no sé, no me casaría. O sea, yo quisiera estar al lado de un hombre que me lleve a la par, y no que me deje atrás por momentos.
Giuliana: Entonces... ¿esto pensás?
Antonella: Sí... ¡pero es solo mi opinión! No quiero que te apresures...
Giuliana: No te preocupes, Antonella... me sirvió un montón esta charla. Gracias por estar acá, por no juzgarme y no fallarme...
Antonella: (sonrió con ternura) No me agradezcas, tontita, los amigos hacemos esto...
*Giuliana la envolvió en un fuerte y apretado abrazo. Antonella le correspondió, sonriendo con cariño*
*Más tarde, en medio del bullicio de la fiesta, Marco estaba visiblemente furioso. Su rostro mostraba una mezcla de frustración y enojo*
Marco: ¿Cómo es posible? ¿¡Cómo es posible que esto esté pasando!? ¡Deberías haberla controlado!
Chiara: (exclamó, indignada) ¿¡Controlado!? ¿¡Qué te pasa!? ¡Mi hija no es un perro!
Marco: (la señaló, en voz baja) Mirá, no voy a armar un escándalo delante de todo el mundo, pero esto no va a quedar así.
*Marco se apartó de allí, su enojo evidente en cada paso. Chiara se cruzó de brazos, enojada y frustrada*
Chiara: (murmurando) Quien inició el escándalo fuiste vos, y ahora te vas. Tan típico. Ni sé por qué me sorprendo.
*En ese momento, Pablo se acercó a ella con una expresión de preocupación*
Pablo: Chiara, ¿está todo bien?
Chiara: (exhaló, sonriendo) Pablo... sí, está todo bien...
Pablo: ¿Segura? ¿Todo en orden?
Chiara: (risa amarga) El orden lo dicta la furia de mi esposo.
Pablo: No me gusta verte así... ¿Es por lo de Giuliana?
Chiara: (mirándolo, angustiada) Obvio que es por eso... ¿y si Marco tiene razón? No estuve atenta a mi hija y por eso está pasando esto...
Pablo: (acariciando su brazo) Quedate tranquila, relajate. Capaz estaba nerviosa, nada más. Eso no hace que sea tu culpa. Además, ya fue Antonella con ella, seguro la va a convencer...
Chiara: No sé... ¿Vos decís?
Pablo: Claro que sí, estoy seguro, ya va a volver. Confiá en mí.
*Ellos dos se sonrieron, compartiendo miradas por unos segundos. Pero antes de que pudieran decir más, Marco volvió, enojado*
Marco: (sonriendo irónico) Ah, bueno, te dejo sola dos segundos y ya está el buitre acechando de nuevo, ¿no?
Chiara: (exhaló, con fastidio) Ay, por favor...
Pablo: (lo señaló, alzando la voz) Ehh, a ver, disculpame, pero yo solo me estoy encargando de hacer sentir bien y de ayudar a tu mujer, a la que vos dejaste sola.
Marco: (se acercó un paso, desafiante) ¿Me vas a cuestionar cómo soy con MI esposa? Metete en tus asuntos, Santander.
Chiara: (alzando una mano, harta) Ay, bueno, basta. Me cansé. ¿En serio se van a poner a pelear por mí? ¿Resulta que estamos en la Edad Media?
Marco: (se acercó a ella, mirándolo de reojo) ¿Sabés qué, Chiara? Tenés razón, hay problemas MÁS importantes que atender. Vení conmigo.
*Marco agarró a Chiara del brazo y se la llevó de allí, dejando a Pablo solo y enojado. Pablo observó cómo se alejaban, sintiendo una mezcla de frustración y preocupación por Chiara*
*Unas dos horas después, en el patio decorado con elegantes guirnaldas y flores, Giuliana y César estaban de pie en el altar. Entre ellos, el oficiante de bodas sostenía un libro ceremonial, listo para formalizar su unión*
*Los invitados estaban sentados en sillas blancas decoradas con lazos de seda, observando el evento con expectación. El ambiente estaba lleno de una mezcla de emoción y alegría*
Oficiante: César Vanucci, ¿aceptás a Giuliana Montero como tu fiel esposa?
César: (asintió, confiado) Sí, claro que acepto.
Oficiante: (volteando hacia Giuliana) Giuliana Montero, ¿aceptás a César Vanucci como tu fiel esposo?
*Giuliana se quedó en silencio unos segundos, su corazón latiendo rápidamente. Miró a César a los ojos, buscando la seguridad en su mirada. Entonces, después de un instante que pareció eterno, sonrió ampliamente*
Giuliana: ¡Sí, acepto!
Oficiante: Los proclamo... marido y mujer...
*César y Giuliana se besaron, sellando su amor frente a todos. Los invitados estallaron en aplausos y vítores de felicidad. Antonella, de pie entre la multitud, aplaudía despacito, con una sonrisa tranquila en su rostro*
~Horas más tarde~
*La fiesta estaba en pleno apogeo. Los invitados bailaban y festejaban, mientras otros estaban sentados en las mesas, disfrutando de la comida y la compañía. Antonella paseaba por las mesas, observando a los invitados y disfrutando del ambiente festivo. Se detuvo en una mesa y agarró unos bizcochitos de chocolate, llevándoselos a la boca con una sonrisa*
*Giuliana y César estaban sentados juntos en una mesa, compartiendo un momento de tranquilidad en medio del bullicio. De repente, César notó a Antonella sola entre las mesas, y su expresión se endureció. Se levantó de la mesa con determinación*
César: (sonriendo forzado) Ahí vuelvo, mi amor, ¿sí? Esperame unos minutos...
Giuliana: (asintió, distraída) ¡Claro!
*César se alejó de la mesa y se dirigió hacia Antonella. Se paró delante de ella, bloqueando su camino*
César: Ey, campesina.
Antonella: (alzó las cejas, perpleja) ¿A mí me hablás?
César: Sí, a vos. ¿Quién te pensás que sos?
*Antonella frunció el ceño, claramente confundida*
Antonella: ¿Cómo? ¿Por qué?
César: Mirá, no soy tarado, ¿sí? Estoy al tanto de lo que le aconsejaste a Giuliana.
Antonella: ¿Qué? ¿De qué hablás?
César: Sí, sí, y no te hagas la tonta. Le aconsejaste que no se casara conmigo.
Antonella: (titubeó, nerviosa) No, no, pará. Acá hay un malentendido... ella solo me preguntó qué haría yo si...
César: (interrumpiéndola, con desprecio) No me interesa, no hay malentendido alguno. No quiero que vuelvas a meterte en nuestra relación, ¿te quedó claro?
Antonella: (soltó una risa nerviosa) ¡Es que eso nunca pasó! ¡Hablamos, pero jamás le dije eso! ¿Eso te contó ella?
César: Sí, obvio que me contó. No hay secretos entre nosotros dos. Pero NO quiero volver a repetirlo, ¿sí? Mejor ubicate, y dejá de meterte en nuestra relación, ¿entendiste, pueblerina de cuarta?
Antonella: (endureciendo el rostro, furiosa) Ni siquiera estoy interesada en eso. Lamento decirte que no sos nada importante para mí, tengo vida propia.
César: (la señala, tono amenazante) Mejor así. No quiero tener que repetirlo de nuevo.
*César se alejó, dejando a Antonella enojada y pensativa. Mientras él regresaba a la mesa, Antonella se quedó allí, sintiendo una mezcla de enojo y confusión, y mordiéndose el labio para contener su rabia*
*Segundos después agarró una copa de vino y decidió probar un poco para tranquilizarse. Mientras daba un sorbo, vio a Mariano a lo lejos, con una pequeña bolsita de papel en la mano*
Antonella: (murmuró, asustada) Ay no puede ser... ¿qué hace este chico acá? Se supone que no venía...
*César se dirigía hacia Giuliana, pero Marco lo detuvo y le susurró algo al oído. César asintió con la cabeza y se acercó a Giuliana*
César: Amor, voy a tener que salir.
Giuliana: (ladeó la cabeza, confundida) ¿Por? ¿A dónde?
César: (sonrió, forzado) Ehh... no hay más hielo para las bebidas, tengo que ir a buscar...
Giuliana: (asintió, sonriendo) Bueno, amor, está bien...
*Giuliana vio a Antonella a lo lejos y decidió ir hacia ella. Antonella estaba visiblemente nerviosa, tratando de mantenerse tranquila mientras veía a Mariano de reojo*
*Giuliana se acercó a Antonella con una sonrisa cálida*
Giuliana: Hola, Anto, ¿está todo bien?
*Antonella dio un paso en falso y trastabilló con su propio pie, derramando vino sobre el vestido de Giuliana. Giuliana la agarró para evitar que se cayera*
Giuliana: ¡Antonella, cuidado! ¿Estás bien?
Antonella: Sí, sí... ¡Ay, perdón! ¡Te manché tu vestido! ¡Perdón, perdón en serio!
Giuliana: (alzando una mano) Shh, Antonella, tranquila...
Antonella: (se acercó un paso, avergonzada) ¡Perdón, fue sin querer!
Giuliana: Antonella, tranquila, está bien... Acompañame un segundo...
*Giuliana le agarró la muñeca a Antonella y la llevó dentro de la casa, alejándola del bullicio de la fiesta. Ambas subieron al cuarto de Giuliana*
Antonella: Por favor, perdón, te juro... no fue mi intención... es que soy re torpe y taruga... y me tropecé, y...
Giuliana: (riendo suavemente) Antonella, basta, calmate. No pidas más perdón... mirá, incluso te agradezco...
Antonella: (frunció el ceño, confusa) Pero... ¿Cómo?
Giuliana: (respirando, aliviada) Me diste un motivo para sacármelo, ya no lo soporto más, me está apretando hace horas...
Antonella: (sorprendida) ¿En serio, segura?
Giuliana: Segura, Anto, despreocupate. Quería que terminara la noche para sacármelo, pero gracias.
Antonella: (sonrió, algo incrédula) De nada, supongo...
Giuliana: ¿Y vos por qué estabas así allá?
Antonella: ¿Cómo?
Giuliana: Estabas como angustiada, o preocupada... se te notaba en la mirada, por eso me acerqué a vos...
Antonella: (jugando con sus manos, ansiosa) Lo que pasa es que... Mariano estaba ahí...
Giuliana: (alza las cejas, sonriendo) ¿En serio? No lo vi. Qué bueno que haya venido.
Antonella: Pero él no puede verme...
Giuliana: (ladea la cabeza) Por qué?
Antonella: (respirando acelerado, apurada) Es difícil explicarlo ahora, pero de verdad no puede verme, y te debe estar buscando a vos. No sé cómo safar...
Giuliana: Bueno, andá entonces.
Antonella: (mira hacia afuera, preocupada) Pero no puedo irme sin más... ¿Y mi tío?
Giuliana: Yo ahora le aviso a Pablo, le digo que estabas descompuesta y te tuviste que ir. Tranquila, andá. Yo mientras hablo con Mariano y lo distraigo.
Antonella: Ay, en serio, muchas gracias, Giuli...
Giuliana: De nada, Anto. Nos vemos.
Antonella: (sonríe, nerviosa) Nos vemos... ¡Y felicidades!
*Antonella se fue corriendo de allí con rapidez*
*Minutos después, Giuliana salió de la casa con un vestido fresco y cómodo. Mientras buscaba entre los invitados, vio a Mariano y se dirigió hacia él*
Mariano: (sonriendo con cariño) ¡Giuli, hola!
Giuliana: (se acercó un pasó, feliz) Mariano, me alegro que hayas podido venir.
Mariano: (mirando a su alrededor, triste) Uh, pero parece que llegué tarde... ¿Ya terminó el festejo?
Giuliana: No, no, sigue. Yo solo me cambié porque me ensucié.
Mariano: Ah, bueno. ¡Mira lo que te traje! ¡Un pequeño regalo de bodas!
*Mariano sacó de su bolsillo una pequeña bolsita de papel y se la dio a Giuliana*
Giuliana: Ay, Mariano, muchas gracias...
*Giuliana agarró el regalo con delicadeza, sonriendo con ternura y cariño*
Mariano: Sé que por ahí no es muy grande ni muy caro como los otros regalos, pero no quería que fuera llamativo...
Giuliana: (negó suavemente, sonriendo) Tranquilo, tranquilo. No pasa nada. Valoro la intención, no me importa si es grande o pequeño. Me importa la intención y de quién viene...
Mariano: Te felicito, Giuli, en serio. No vine antes porque estaba trabajando, pero ahora que ya cerró más o menos, me fui a alguna tienda y te compré este regalo...
Giuliana: Bueno, muchas gracias, Mariano.
*Giuliana lo abrazó con fuerza, y él la estrechó contra su pecho, con cariño, apoyando su cabeza en su hombro*
Mariano: Y... ¿y Antonella vino?
Giuliana: ¿Antonella? Sí, vino, pero se tuvo que ir temprano... se sentía mal...
Mariano: Uh... ¿cómo que mal? O sea...
Giuliana: Tranquilo, solo le dolía un poco el estómago. Pero... ¿a qué viene tanto interés, Mariano?
Mariano: ¿Qué...? No te... no te entiendo...
Giuliana: Sí me entendés... recién llegaste y preguntás por ella... ¿es por algo en particular?
Mariano: Eh... no, no... solo que me dijo que hoy venía, por eso pregunté. Pensé que nos íbamos a cruzar...
*Giuliana asintió, entrecerrando los ojos y dejando escapar una leve sonrisa*
Mariano: (titubea, nervioso) Me encantaría quedarme, pero estoy apurado, tengo que hacer otras cosas. Con mi abuelita, viste...
Giuliana: (ríe suavemente) Tranquilo, no pasa nada.
Mariano: Nos vemos, Giuli, que disfrutes, muchas felicidades.
Giuliana: (saludando con la mano) Gracias, Mariano. Nos vemos, que andes bien!
*Mariano se fue corriendo de allí, dejando a Giuliana con una sonrisa en el rostro. En ese momento, Pablo y Lorenzo se acercaron a ella, algo preocupados*
Pablo: (toca suavemente su hombro) Eu, Giuliana...
Giuliana: (girándose, curiosa) ¿Señor Santander? Sí, dígame...
Lorenzo: ¿Vos no sabés dónde está Antonella? Se nos perdió...
Giuliana: (fingiendo sorpresa) ¡Ay, claro! Se me pasó decirle lo que pasó. Mire, ella se fue a la casa, me dijo que estaba descompuesta, y me pidió que le avisara.
Pablo: (entornando los ojos) ¿Pero a la noche, sola?
Giuliana: Sí, se la veía muy mal, pobre... me parece que le cayeron mal unos bizcochos que comió...
Pablo: Ay, y yo no sabía nada... Lorenzo, te pedí por favor que estuvieras con ella y la cuidaras.
Lorenzo: (lo miró, con hartazgo) Ah, dale, papá, ¿ahora es mi culpa? Antonella no es una nena, puede cuidarse sola. Además le ofrecí mi compañía, y dijo que estaba bien sola, que no me preocupara.
Pablo: ¿Estás seguro que lo hiciste?
[[FLASHBACK]]
*Alrededor de 2 horas antes, Antonella paseaba por las mesas, buscando bocadillos en las mesas con una expresion de entusiasmo*
*En un momento, sintió una figura detras suyo y se dio vuelta. Era Lorenzo, de pie con una expresión seria. Al verlo, suspiró con hartazgo*
Antonella: Lorenzo... ¿qué hacés?
Lorenzo: Nada, vigilandome y asegurándome de que estés bien.
Antonella: Es la 3RA VEZ en la tarde. ¿Me podés dejar respirar, POR FAVOR?
Lorenzo: ¿Qué problema hay con que te siga? Ignorame y ya está.
Antonella: (exasperada) ¡No puedo ignorar una sombra persiguiéndome y respirando en mi nuca! ¡Por favor, Lorenzo! ¡Sos más pesado que collar de melones!
Lorenzo: Está bien, está bien... ya entendí, no hacia falta ser tan directa. Querés que me vaya.
Antonella: Exactamente... o al menos que me dejaras recorrer las mesas tranquila. Estoy bien, no tenés nada de qué preocuparte.
*Lorenzo levantó las manos en un gesto conciliador. Mirándola de reojo, se alejó. Antonella exhaló lentamente, con alivio*
[[ACTUALIDAD]]
Pablo: ¿Y no se te ocurrió insistirle?
Lorenzo: ¡Papá! ¿Es en serio? ¿Sabés cómo me miró? Me estaba echando casi a patadas. Además, yo vine a esta fiesta a... bueno, a ver una boda. No a andar de niñero.
Pablo: Como sea... tenemos que ir a casa, capaz la alcanzamos en el camino.
Giuliana: ¿Quieren que le avise a mi mamá que se van?
Pablo: Sí, por favor. Pedile disculpas de mi parte, pero si Antonella se fue, yo tengo que ir con ella.
Giuliana: (asiente, cordial) No te preocupes, le digo.
Pablo: Lorenzo, haceme el favor, buscá a Gina y decile que nos vamos.
Lorenzo: Bueno, dale...
*Lorenzo se alejó para buscar a Gina, mientras Giuliana se dirigió a informar a su madre*
*Minutos después, Antonella llegó a la casa de Pablo. Al abrir la puerta, se encontró con un caos total: muebles desordenados, papeles esparcidos por el suelo y objetos fuera de lugar. Segundos después, vio a una persona completamente vestida de negro, con pasamontañas y guantes, revisando los cajones del living*
*Antonella quedó petrificada por el miedo, su respiración se volvió errática mientras intentaba procesar lo que estaba viendo. La persona se movió hacia la caja fuerte, disimuladamente escondida detrás de un cuadro*
*Antonella sintió una oleada de valentía y corrió hacia el intruso*
Antonella: (gritando, furiosa) ¡Eh, basta, dejá eso!
*Se lanzó sobre su espalda, agarrándolo con fuerza. Empezó a rasguñarlo y a clavarle las uñas en el cuello, intentando detenerlo a toda costa. El intruso gruñó de dolor y, con un movimiento brusco, la apartó de él*
*La lucha siguió por unos segundos, ambos forcejeando. Entonces, para sacársela de encima, el intruso la empujó hacia un costado*
*En ese momento, Antonella cayó contra una silla, golpeándose la frente. Se llevó una mano a la frente, adolorida, mientras veía de reojo al agresor, quien se quedó viéndola por unos instantes, asustado*
*Segundos después, se escucharon ruidos de un auto estacionándose. El agresor, alerta, salio corriendo por la puerta de atrás*
*Al ingresar, ellos tres se enfrentaron a un silencio inquietante, que los dejó por unos segundos sin palabras*
Pablo: (mirando hacia todos lados) ¡Antonella! ¿Dónde estás?
Antonella: (desde el living) Acá ando...
*Entonces, los tres entraron al living, y sus rostros se transformaron en sorpresa, terror e incredulidad. Pablo y Gina corrieron hacia Antonella, quien sonreía adolorida, con un pequeño hilo de sangre en su frente*
*Lorenzo, mientras tanto, se quedó viendo todo el desorden del living, con profunda preocupación. Los cajones abiertos, algunas cosas tiradas en el suelo*
Pablo: ¡Antonella! ¿Qué pasó?
Gina: ¿Te golpeaste?
Antonella: Tranquilos... solo fue un golpecito con la banqueta. Estoy bien...
Gina: ¡Estás sangrando, nena!
Antonella: ¿En serio?
*Lorenzo se acercó a ellos tres, alarmado y angustiado*
Lorenzo: ¡Papá, está todo desordenado! ¡Es como si hubieran entrado a robar!
*Pablo volteó a ver a Lorenzo, aterrado. Mientras Gina revisaba la herida de Antonella*
Pablo: ¿Cómo que entraron a robar? ¡Antonella, por favor, explicanos que pasó acá!
Antonella: Ehh...
Gina: ¡Pablo! Primero vamos a curarle la herida, ¿sí? Ella es la prioridad acá...
*Antonella sonrió con cariño, mientras Gina la ayudaba a levantarse. Ambas subieron las escaleras suavemente y con cuidado, mientras Pablo y Lorenzo se seguían viendo entre ellos, con confusión y alarma*