Adam es un gángster y una madrugada, cae en una trampa, al descubrir que estaba siendo traicionado por su novia, con su mayor rival, durante esta trampa, termina gravemente herido y es salvado por Samantha, una mujer sencilla, que más tarde descubre que trabaja en uno de sus hoteles, ella es una hermosa mujer que está pasando, como él, por una desilusión amorosa. Después de que Samantha le salve la vida, Adam empieza a protegerla de su rival, que se entera de que le ha salvado la vida y se obsesiona con ella.
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El hombre herido
Samantha tenía miedo de marcharse con el vehículo, y que él acabara disparándole y atropellándola, también tenía miedo de quedarse y que él la matara igual, estaba indecisa, y se encontraba entre la cruz y la espada.
- Abre la puerta - pudo escuchar la orden del hombre.
No lo pensó mucho y abrió la puerta, él entró y le dio la orden.
- Conduce.
- Si quieres el coche puedes cogerlo, no es mío, pero me las arreglaré, debe tener seguro - habló temblorosa.
- No quiero tu coche, solo necesito que lo conduzcas, no importa donde, solo sácame de aquí, ¡ahora! - esta vez Adam habló apuntándole con la pistola.
Samantha comenzó a conducir de nuevo, el semáforo ya estaba abierto, así que siguió su camino, no sabía a dónde ir, solo pensaba en un lugar, su casa, por qué había tenido esa estúpida idea, no lo sabía, solo estaba muy nerviosa.
Como si hubiera leído sus pensamientos, habló mientras ella le seguía.
- Tu casa, ¿vives con alguien?
- No, vivo sola - después de que él contestara, ella se regañó por ser tan sincera en su respuesta.
- Entonces vamos a tu casa, necesito sacarme esta bala, ahora no puedo ni ir a mi casa - dijo él, esperando que ella cooperara.
A Adam le preocupaba que pudieran estar esperándolo cerca de su casa, intentaría apañárselas con su herida, e intentaría cargar su móvil para hablar con alguno de sus hombres.
Samantha, que estaba a su lado, seguía nerviosa, al ver a un hombre armado y sangrando cerca de ella, después de haber cometido el error de hablar, de vivir sola, ahora solo podía pensar, que iba a hacer cuando llegara a su casa.
Otro de sus pensamientos era que la suerte no la estaba ayudando en nada últimamente, todo se le estaba yendo de las manos y fuera de su control, y todo el embrollo solo estaba resultando en situaciones desastrosas para ella.
Decidió romper el silencio, pero la pregunta que hizo no era la que debería haber hecho.
- ¿Te has visto involucrada en un robo? - preguntó mirando hacia delante.
- ¿Tengo pinta de atracadora? - Adam la miró, notando lo nerviosa que estaba.
- No sabía que tuvieran un biotipo específico.
Adam entrecerró los ojos hacia ella, pensó para sí, no solo era guapa, sino que tenía una lengua muy afilada.
- Si eso es lo que te preocupa, ten por seguro que no soy un ladrón, esto de aquí fue el resultado de una traición de mi novia, o más bien exnovia.
Samantha lo miró a él y luego a su herida, pensó para sus adentros, que en ese caso tuvo suerte, ya que de la traición que se llevó de Douglas, solo obtuvo unas calorías más, por el pote de helado que se llevó, y el desamor que tuvo.
- Bienvenida al club - dijo, sin mirarle directamente.
El hecho de que estuviera nerviosa y aprensiva, estaba haciendo que hablara más de la cuenta, así que trató de respirar hondo para calmarse, o podría decir algo que lo pusiera realmente nervioso.
Unos minutos después, Samantha llegó a su casa, antes de bajar del auto, Adam se aseguró de aclarar algunas cosas con ella.
- No tengo intención de hacerte daño, así que no hagas ninguna tontería, solo necesito quitarte la bala y un cargador de móvil, te prometo que me iré después, sin causarte ningún daño -Adam intentó ser lo más sincero posible.
Aquella era la primera vez que ella le miraba de verdad desde que subió al coche, la claridad era solo la luz de las farolas, lo poco que pudo ver de su cara, parecía que estaba siendo sincero.
- Vamos por favor, no quiero que nadie nos vea aquí -habló Samantha y comenzó a tomar su bolso para salir del auto.
Adam también salió y fue tras ella, ella cerró el coche, y él se quedó con la pistola en la mano, mirando a su alrededor, no había posibilidad de que hubiera alguien allí, pero no se permitió bajar la guardia.
Solo cuando entraron a la casa, Adam se relajó un poco más, mientras ella cerraba la puerta, él comenzó a marearse y casi se cae.
Samantha lo abrazó impulsivamente, en ese momento, no pudo evitar que sus rostros se acercaran mucho, Adam se inclinó sobre ella, y sostuvo su mirada en la de ella, haciendo que ella desviara la mirada nuevamente, pero esta vez, con el corazón acelerado.
Con esa mirada, Samantha pudo ver mejor su rostro, y se dio cuenta de lo hermoso que era ese hombre, a pesar de estar en ese estado, era innegable lo encantador que era.
Adam le habló, sacándola de sus pensamientos.
- Llévame al baño, esto puede ensuciarse -Adam sabía que sangraría más por el procedimiento.
Samantha lo ayudó a ir al baño, lo sentó en la bañera y notó que ya estaba muy débil.
- ¿Qué más quieres que haga? - no sabía quién era, pero no podía dejarle morir en su casa.
- Trae los primeros auxilios que tengas, la bebida más fuerte que tengas en casa, un cuchillo o una navaja de punta fina, y cárgame el móvil por favor -le pidió amablemente.
Samantha solo quería que hiciera lo que necesitaba y que se fuera pronto de su casa, y rezaba para que no muriera allí.
Buscó a su alrededor un cargador de repuesto que siempre llevaba en el bolso, por suerte era de la misma entrada que su móvil, lo puso a cargar y fue a por las demás cosas.
Solo tenía tequila y cerveza en casa, cogió la bebida, pero también recordó que llevaba alcohol, llevándoselo a él también, parecía saber lo que hacía, probablemente incluso lo había hecho antes.
la que lo está esperando en la puerta🙄🙄🙄