DESTINOS OCULTOS

Yo soy Arianna Sterling, dueña del Grupo Kings, Presidenta Kingsley. Ese fue el grupo que heredé de mi madre, y en el cual he estado trabajando arduamente durante todos estos años. Me siento inmensamente orgullosa, ya que cuando lo heredé, era apenas una pequeña empresa, un proyecto modesto comparado con los gigantes del mercado. Pero hoy, gracias a mi esfuerzo y a decisiones bien calculadas, el Grupo Kings se ha convertido en un gran grupo empresarial, casi a la altura del poderoso Grupo Sterling. El mismo que controla mi padre.

Para la sociedad, no tengo ninguna conexión con los Sterling. Aunque compartimos el apellido, no es un apellido inusual, y no somos los únicos que lo llevan en este país, ni en el mundo. Es una coincidencia que me ha favorecido en algunos aspectos, pues me ha permitido mantener mi independencia. Para quienes me conocen, soy Arianna Kingsley, la presidenta del Grupo Kings. Es un nombre que me he forjado con dedicación y astucia, y bajo ese nombre he construido mi propio imperio.

Mi relación con mi padre, Edward Sterling, no es buena. Desde antes de la muerte de mi madre, siempre fue tensa, y aún lo sigue siendo. En parte, se debe a que nunca crecí cerca de él ni de su familia. Porto su apellido, pero nuestra conexión es meramente biológica. No compartimos cercanía ni afecto, y esa distancia es algo que he aceptado a lo largo de los años. He aprendido a vivir bajo mi propio sistema, lejos de su influencia. Aunque a veces me pregunto si algún día las cosas cambiarán, no es algo que espero con ansias. Para mí, Edward es un hombre cuya vida gira en torno a su legado y su poder, no en torno a las relaciones familiares.

En fin, mejor me iré a dormir. Mañana será un largo día. Tengo una reunión importante en el centro comercial Corona, y debo estar preparada para enfrentar lo que venga.

CENTRO COMERCIAL CORONA

Ya casi es hora de la reunión, y debo admitir que estoy un poco nerviosa. Normalmente evito asistir a este tipo de eventos, ya que muchas personas ejecutivas podrían reconocerme. Aunque me escondo tras el nombre de Arianna Kingsley, hay algunos que podrían conectar los puntos. En un ambiente lleno de empresarios, nunca se sabe quién puede estar observando.

—Buenos días a todos y todas. Gracias por asistir a esta reunión —dice la directora de eventos, Rouz, una mujer que claramente sabe manejarse en este tipo de situaciones, con una confianza que la hace destacar.

—Buenos días —respondemos todos al unísono, aunque muchos parecen más interesados en sus teléfonos o en las conversaciones a media voz.

—Como todos ya saben, se acerca el décimo aniversario del centro comercial, y como es costumbre, todos deben participar y hacer su mejor esfuerzo. Este aniversario se realizará en las instalaciones del centro comercial, donde buscamos la colaboración de las marcas a las cuales representan, al igual que hace cinco años atrás —continuó Rouz, mientras varios asistentes anotaban en sus libretas o dispositivos.

Yo mantenía la compostura, aunque por dentro intentaba calcular cuánta participación podría tener sin atraer demasiada atención. No era solo un evento más; en ocasiones como esta, las redes de contactos y los rumores podían complicar las cosas si alguien hacía demasiadas preguntas sobre quién era yo realmente.

—A los correos de sus jefes se les enviará la información necesaria para la colaboración; el aniversario se realizará el día 15 de mayo —concluyó Rouz con eficiencia.

Al parecer, nadie tenía preguntas. La mayoría parecía ansiosa por regresar a sus oficinas o tiendas.

—Bueno, si no hay preguntas, la reunión ha terminado —anunció, dando por cerrado el evento.

Salí del salón aliviada de que todo hubiera terminado rápido. Afuera, me encontré con Alis, que me esperaba para preguntarme por los detalles.

—¿Cómo te fue? —me preguntó con curiosidad.

—Bien, la información del evento se enviará a los jefes de tienda —respondí, tratando de no darle mucha importancia.

—Oh, ya veo —respondió Alis, como si eso fuera lo esperado.

—Bueno, vamos a trabajar —dije, cambiando de tema, porque, después de todo, aún había mucho por hacer ese día.

Mientras caminaba de regreso a la tienda, reflexioné sobre cómo un simple evento como este podía remover tantas tensiones y recuerdos del pasado. Pero, al final del día, tenía que mantenerme firme en mi decisión de forjar mi propio destino, lejos de la sombra de los Sterling.