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OH ¡MAESTRO! QUIEREME

OH ¡MAESTRO! QUIEREME

Status: En proceso
Genre:Embarazo no planeado / Profesor particular / Traiciones y engaños / Maestro-estudiante / Poli amor / Diferencia de edad
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Sipnosis

En la cosmopolita ciudad de Busan, tres vidas se entrelazan en un inesperado triángulo de emociones. Joon-Ho, un humilde maestro de matemáticas, lucha por equilibrar su pasión por la enseñanza con las limitaciones de su origen. Durante una conferencia, su vida da un vuelco al conocer a Han Soo-Yeon, una encantadora profesora de arte y dueña de una acogedora biblioteca. La conexión entre ellos es instantánea, aunque sus mundos parecen demasiado lejanos para unirse.

Mientras Joon-Ho intenta conquistar el corazón de Soo-Yeon, no se percata de los sentimientos de Mi-Ra, una de sus estudiantes, hija de una familia adinerada y atrapada en un amor no correspondido por su maestro. Desde hace meses, Mi-Ra guarda en secreto lo que siente, pero la creciente cercanía entre Joon-Ho y Soo-Yeon pone a prueba su paciencia y valentía.

Entre las lecciones de la vida y las barreras que impone la sociedad, "Oh, ¡Maestro! Quiéreme" explora los conflictos del amor prohibido, las

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Juego de mentes

Los días siguientes para Joon-Ho fueron un verdadero tormento. Apenas podía concentrarse en sus actividades diarias. Las palabras de Mi-Ra seguían resonando en su cabeza, y la culpa que sentía cada vez que pensaba en Soo-Yeon lo consumía. En casa, la tensión era evidente.

Una noche, mientras estaba sentado en su escritorio fingiendo trabajar, su hermano menor, entró a la habitación sin tocar, como solía hacer.

—¿Qué pasa contigo, hyung? Has estado actuando raro estos días. Ni siquiera te molestaste en regañarme por usar tu bicicleta.

Joon-Ho suspiró, sin apartar la vista de los papeles frente a él. —Estoy bien, hermanito. Solo he estado... ocupado.

Su hermano Min-Ho lo miró incrédulo, cruzándose de brazos. —¿Ocupado? Vamos, hyung. Te conozco. Algo te está molestando.

Antes de que Joon-Ho pudiera responder, su madre apareció en la puerta con una taza de café.

—¿Ocupado o preocupado? —preguntó, entrando a la habitación y dejando la taza en su escritorio. —Has estado tan distraído últimamente, hijo. Si hay algo que te molesta, sabes que puedes hablar conmigo.

Él esbozó una sonrisa débil, agradeciendo el café. —No es nada, omma. Solo el trabajo. Hay muchos proyectos que necesito terminar.

Su madre lo observó por un momento, como si tratara de leer su mente, pero finalmente asintió. —Está bien. Pero recuerda que no estás solo, ¿de acuerdo?

Cuando ambos se fueron, Joon-Ho dejó caer la cabeza entre sus manos. Quería gritar, pero sabía que no podía. Todo se complicaría aún más si su familia se enteraba de lo que estaba pasando.

El día siguiente era el tan esperado torneo de matemáticas entre la universidad de Joon-Ho y la de Soo-Yeon. Era un evento importante, y él sabía que su equipo tenía altas probabilidades de ganar. Sin embargo, su mente seguía dividida, incapaz de enfocarse por completo en la competencia.

Cuando llegó al domo deportivo donde se llevaría a cabo el evento, Soo-Yeon ya estaba allí, saludándolo desde las gradas. Llevaba un elegante conjunto azul que resaltaba su belleza natural. Joon-Ho le devolvió el saludo con una pequeña sonrisa.

El evento transcurría sin contratiempos. Ambos equipos estaban bien preparados, y el ambiente estaba cargado de emoción. Sin embargo, durante un breve descanso, Soo-Yeon le hizo una seña para que la siguiera. Intrigado, Joon-Ho la vio moverse hacia un rincón debajo de las gradas del domo, donde estaban ocultos por un telón.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Joon-Ho en un susurro cuando la alcanzó.

Soo-Yeon sonrió traviesa y se acercó a él, asegurándose de que nadie más estuviera cerca. —Solo quería desearte suerte.

Antes de que él pudiera responder, Soo-Yeon lo tomó por la camisa y lo besó suavemente. Era un gesto lleno de confianza y cariño que lo hizo sentir más culpable que nunca.

—Te deseo suerte, pero mi equipo va a ganar. —Su sonrisa se transformó en una expresión desafiante antes de acomodarse la blusa y salir hacia su lugar.

Joon-Ho quedó en silencio por unos segundos, intentando procesar el momento. Sin embargo, no estaba solo. Mi-Ra había estado observando todo desde las gradas superiores, y sus ojos se estrecharon al verlos salir del escondite. La rabia y los celos la consumieron, pero supo disimular.

Cuando Joon-Ho regresó al área de descanso de su equipo, Mi-Ra apareció de repente frente a él.

—Necesitamos hablar —dijo, sin darle tiempo a negarse.

Antes de que él pudiera protestar, Mi-Ra lo tomó de la mano y lo llevó nuevamente debajo de las gradas, donde se detuvo frente a él con una expresión que mezclaba desafío y deseo.

—¿Así que te estás divirtiendo con tu querida Soo-Yeon mientras yo espero mi turno? —preguntó con sarcasmo, cruzándose de brazos.

—Mi-Ra, por favor, este no es el lugar ni el momento...

Ella lo interrumpió colocando un dedo en sus labios, acercándose hasta que sus cuerpos casi se tocaron. —Claro que lo es. Necesitas más suerte, ¿no? Déjame dártela.

Sin esperar una respuesta, Mi-Ra lo besó con fuerza, tomando control del momento. Joon-Ho intentó resistirse, pero el peso de la situación y su propia confusión lo paralizaron. Por un instante, se dejó llevar por el beso, aunque su mente gritaba que estaba cometiendo un error.

Mi-Ra rompió el beso y sonrió con arrogancia. —Ahora ve y gana el torneo. Estoy segura de que puedes manejar esto, Joon-Ho.

Antes de que él pudiera decir algo más, ella salió del escondite como si nada hubiera pasado, dejando a Joon-Ho sumido en una tormenta de emociones y su amigo entre sus pantalones muy activo. ¿Cómo había permitido que todo llegara a este punto? Y, lo más importante, ¿cómo iba a salir de esta situación sin perderlo todo?

Joon-Ho había estado intentando mantener todo bajo control desde el torneo, pero las cosas con Mi-Ra parecían empeorar. Después de un día lleno de clases y responsabilidades, decidió llamarla para su sesión de tutoría, esperando que su indiferencia reciente fuera solo un malentendido pasajero.

El teléfono sonó varias veces, pero no hubo respuesta. Lo intentó de nuevo, pero fue en vano. Frustrado y preocupado, decidió tomar una decisión impulsiva: ir a su casa y enfrentarla directamente. No podía permitirse que esta situación se saliera más de control.

Al llegar a su casa, notó que la puerta estaba entreabierta. Pensó que era extraño, ya que siempre se aseguraba de cerrar bien antes de salir. Al entrar, encontró a su hermanito lavando ropa en el patio trasero.

— Min-Ho , ¿por qué está la puerta abierta?

Su hermano, visiblemente ocupado, respondió sin mirarlo. —Oh, alguien vino a verte. Dijo que era importante. Como estabas tardando, la dejé entrar y subí a atender la ropa.

—¿Alguien? ¿Quién? —preguntó Joon-Ho, sintiendo que algo no estaba bien.

—No lo sé, hyung. Era una chica. No me dio muchos detalles. — Min-Ho se encogió de hombros y continuó con su tarea.

Con el ceño fruncido, Joon-Ho entró en la casa, sintiendo un nudo en el estómago. Mientras subía las escaleras hacia su habitación, tuvo la sensación de que algo no estaba en orden. Al abrir la puerta, su corazón se detuvo por un momento.

Ahí estaba Mi-Ra, sentada en el borde de su cama, luciendo un babydoll de encaje blanco que realzaba su figura y dejaba poco a la imaginación. Su postura era relajada, casi casual, pero la sonrisa traviesa en su rostro lo decía todo: había planeado esto.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Joon-Ho, intentando mantener la calma mientras desviaba la mirada, claramente incómodo. —¿Cómo conseguiste mi nueva dirección?

Mi-Ra se levantó con lentitud, dejando que el movimiento deliberado llamara su atención. Se acercó unos pasos, sin dejar de sonreír.

—Oh, fue fácil. ¿Recuerdas cuando mencionaste que tu hermano iba a esta escuela? Fue cuestión de preguntar un par de cosas. Y aquí estoy.

—Eso no responde mi pregunta. —Joon-Ho se cruzó de brazos, intentando ignorar el rubor que subía por su cuello. —¿Por qué estás aquí? Y, sobre todo, ¿por qué estás vestida así?

Mi-Ra fingió indignación mientras se acercaba aún más. —¿No es obvio? Pensé que necesitabas algo de compañía. Después de todo, parece que últimamente estás... distraído.

—Mi-Ra, esto es inapropiado. —Retrocedió un paso, pero su habitación no ofrecía mucho espacio para escapar. —No puedes simplemente aparecer en mi casa, vestida de esta manera.

Ella soltó una risita, claramente disfrutando su nerviosismo. —¿Por qué no? Pensé que después de nuestras últimas conversaciones, teníamos algo claro.

—Lo que tenemos claro es que esto tiene que parar. —Intentó mantener su tono firme, pero la cercanía de Mi-Ra y la situación lo ponían en una posición vulnerable. —Esto no está bien, Mi-Ra.

Ella lo miró directamente a los ojos, dejando atrás su tono juguetón. —¿De verdad quieres que pare, Joon-Ho? Porque no lo parece. Cada vez que me acerco, no te resistes.

Él sintió que su corazón latía con fuerza. Las palabras de Mi-Ra eran peligrosamente ciertas, pero no podía permitirse seguir cayendo en su juego.

—Mi-Ra, por favor... —dijo, intentando sonar más serio esta vez.

Ella suspiró y retrocedió un poco, aunque no perdió su aire confiado. —Está bien, me iré... por ahora. Pero recuerda esto, Joon-Ho: yo no juego a perder.

Pero en ese momento su hermano tocó la puerta.

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Mckasse Escritora
jejejje viene lio
Yandisita Perea Maturana
para terminarla de amolar más la profesorosa en la Uní pobre maestro longaniza Mi-Ra lo va a colgar de las bolas.
Mckasse Escritora
jajaja por estar gustandole el dinero tremendo lio
Yandislena Perea Maturana
pobre maestro girafales lo que te falta por sufrir Mi-Ra te va a volver loco
Mckasse Escritora: nadie lo manda a tenerle amor al dinero la necesidad tiene cara de duende
total 1 replies
Yandislena Perea Maturana
este profesorucho de cuarta que piensa hacer con Mi-RA si ya le propuso noviazgo a la profesorosa.
Mckasse Escritora: jejeje
total 1 replies
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