Kallias ha vivido creyendo en la promesa de un amor eterno con su alfa destinado. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que su alfa ha sido infiel durante mucho tiempo. Su compañero de alma, también herido por la situación, se encuentra atrapado en el mismo sufrimiento.
En medio de esta crisis, el alfa sufre un accidente y entra en coma, lo que lleva a Kallias a una encrucijada. Decidido a no seguir atado a un lazo roto, toma la difícil decisión de romper el vínculo que los une. Con el corazón destrozado, se embarca en un viaje en busca de sanación y autodescubrimiento. En su travesía, buscará conocer el amor propio, la confianza y la fortaleza.
NovelToon tiene autorización de LettersIm para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 3: Familia
De verdad me equivoqué. La elegí a ella pensando que le faltaba color a mi vida, y de nada sirvió, porque ahora me encuentro en una oscuridad de la que no puedo salir.
Espero poder remediarlo.
...
Los rayos del sol entraban filtrándose por la ventana abierta dando de lleno en la cara de un omega, quien, con mucha incomodidad, le dio la espalda a la luz con la esperanza de poder dormir un poco más.
No lo consiguió. Lleno de frustración se volteó nuevamente quedando boca arriba, con un brazo cubriendo sus cansados ojos. Suspiró. Él de verdad quería seguir durmiendo y no tener que enfrentar su deprimente realidad, pero los molestos rayos del sol parecían no estar de acuerdo con su parecer.
Más resignado que abogado luego de perder un caso, decidió levantarse. Suspiró nuevamente sentándose en la orilla de la cama viéndose en el espejo que estaba frente su rostro. Sonrió, de verdad se veía patético, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.
Odio el karma.
Antes él pensaba que la gente en este caso era patética por ponerse a llorar por alguien que no los supo valorar y velo ahí, llorando por ese alguien que no lo merecía pero que a la vez amaba tanto.
Su corazón y alma lloraban juntos. Su omega se negaba a dar la cara, estaba muy dolido y eso le lastimaba, porque muy a su pesar ambos compartían alma, eso solo significa que lo que él siente es igual a lo que siente su lobo y, lo que él estaba sintiendo era un dolor extremo.
Con un tercer suspiro metió sus pies en unas pantuflas y se levantó.
Un mareo se apoderó de él al instante, se agarró del almario para no caer. El mareo fue repentino y vino por sorpresa, pero sabía el por qué estaba allí. Ese solo es uno de los primeros síntomas...
El lazo se está rompiendo.
Sintió sus ojos aguarse e inevitablemente una lágrima rodó por su mejilla. La limpió bruscamente e ignorando el leve mareo se encaminó hacia al baño. Necesito bañarme, me siento sucio.
Con una toalla enrollada en la cintura Kallias salió del baño y caminó hasta su armario y sin pensar mucho se puso cualquier ropa que escogió al azar, la verdad no tenía ánimos de nada.
Salió del cuarto cerrando la puerta en el proceso y bajó las escaleras hasta la sala de estar donde se encontró a sebastiano todo tiradote en el sillón con las patas en la mesa.
‒ Baja las patas de la mesa – Fue incapaz de controlar el enojo en su voz, tenía que desquitarse con alguien y su hermano era la mejor opción que tenía en ese momento, porque muy a pesar de los esfuerzos de sus padres ellos nunca se llevaron para nada bien.
‒ ¿Y si no qué mariquita? – Desafió el mayor, ¿mencioné que su hermano es un homofóbico?, pues si no ya lo saben, es una de esas personas de mente cuadrada que no ven más allá de los estúpidos e innecesarios estereotipos.
‒ Muy marica y todo, pero lo suficientemente hombre para no vivir en la casa de mis padres a los 36 años ‒ Sonrió ‒ Oh no – Luego se llevó las manos a la boca fingiendo aflicción ‒ Se me olvidaba hermanito que ese es exactamente tu caso ‒ Sonrió ‒ ¿Qué se siente? – Preguntó.
‒ ¿Qué se siente qué? – Preguntó sebastiano entre sus apretados dientes.
‒ ¿Qué se siente ser un mantenido de mierda sin su propia familia ni trabajo qué solo sirve para estorbar y que además no fue capaz de poder pasar de octavo grado? ‒ Se burló el Omega al final.
La cara del Alfa se tiñó de un color rojo y seguido de eso se levantó abruptamente del sillón sintiendo la necesidad asfixiante de su lobo por matar a su hermano.
‒ Maldito ‒ Gruñó ‒ ¿Qué te crees eh? ‒ Preguntó colérico.
‒ Más hombre que tu como veo – Kallias sonrió ‒ Yo si fui capaz de estudiar, tengo una linda casa y la mitad de una empresa a mi poder ¿y que tienes tú? ... Ah, Sí... nada – Concluyendo al terminar.
‒ Maldito me las pagarás ningún omega me va a insultar, SOY UN ALFA – exclamó el mayor.
El Omega rió.
‒ Pues no parece, más bien eres un estúpido y patético intento de Alfa ‒ La sonrisa satisfecha en el rostro del omega hiso enfurecer más al Alfa que arremetió en su contra, pero antes de poder hacer algo su padre entró a la habitación pareciendo tener un humor inestable ante aquella situación.
‒ ¿Y ahora ustedes por qué pelean? – Preguntó un enojado Alfa con los brazos cruzados sobre su pecho.
Los hermanos apartaron la mirada avergonzados con su padre incapaces de responder.
‒ ¿Tengo que darles de a correazos a los dos para que entiendan acaso? ‒ Preguntó sonando como una amenaza, alarmando a los dos hombres que muy rápidamente negaron con la cabeza. ‒ Discúlpense mutuamente – Ordenó.
Los hermanos compartieron una mirada entre sí negándose a disculparse con el otro. Pero, cambiaron de opinión al escuchar el ruido del cinturón al ser desabrochado, haciendo así que Kallias fuera el primero en actuar.
Se aclaró la garganta antes de hablar.
‒ Quiero pedirte disculpas hermano por mi comportamiento y mala conducta – Haciéndolo lo más formal que le fue posible.
Sebastiano se mordió fuertemente el labio inferior para luego suspirar.
‒ Yo... – Apretó la mandíbula ‒ Te pido disculpas hermano por actuar así – Sintió un sabor amargo en su boca al terminar de hablar.
Kallias sonrió internamente a pesar de encontrarse en esa situación, pero, sin dudas prefería disculparse con su hermano que recibir los azotes de su padre en sus lindas piernas, no señor, eso dolía mucho y él, y el dolor, no eran para nada cercanos.
‒ Está mejor ‒ Habló su padre rompiendo el tenso silencio ‒ Y ahora vamos a comer que su madre los está esperando pacientemente en la mesa con la comida servida ‒ Dicho esto salió de la habitación seguido por los hermanos quienes lo siguieron en silencio. Estaban mayores, pero eso no significaba que su padre fuera a tener mayor consideración cando se trataba de peleas entre hermanos, era la única manera en la que les amenazaba con algo como eso.
Tomaron asiento cada uno en su silla y en silencio se dedicaron a comer. Kallias estaba degustando la rica comida de su madre cuando la pregunta se hiso presente.
‒ ¿Qué vas a hacer ahora hijo? ‒ Preguntó la omega poniendo su cálida mano en la del ojiazul.
Kallias suspiró y frotó su cien sintiendo la pérdida de apetito al instante.
‒ La verdad no sé ‒ Confesó. ‒ Pero por ahora lo más importante es hablar con mi hijo y luego ‒ Suspiró, todavía le costaba digerir las últimas palabras que iba a decir, pero aun así sabía que era completamente necesario porque podría ser muy Omega y todo, pero no estaba dispuesto a aguantarle cachos a nadie. ‒ Romper el lazo – Sentenció.
La habitación se sumió en un pesado silencio en donde solo se escuchaban las respiraciones de cada quien.
‒ Te entendemos hijo ‒ Es el Alfa el que rompe con el silencio.
‒ Gracias – Respondió él con una sincera sonrisa.
Sebastiano que había estado en silencio sin entender de qué hablaban frunció el ceño.
‒ ¿De qué lazo hablan? ‒ Preguntando con curiosidad.
Kallias dirigió sus azules orbes hacia él.
‒ Voy a romper mi lazo con Jerry... Y antes de que te burles déjame decirte que... ‒
‒ No me burlaré – Interrumpió el otro ‒ Te entiendo – Y así era, podrá parecer que no, pero en el fondo amaba a su hermano y no estaba dispuesto a aceptar que un estúpido Alfa le viera la cara por muy omega que sea.
‒ ¿Qué? – Preguntó Kallias desencajado ‒ Te estoy diciendo que voy a romper mi lazo con mi Alfa – Dijo recalcando la última palabra.
‒ Y yo te estoy diciendo que te entiendo ‒ El alfa rodó sus ojos fastidiado por el hecho de volver a decir eso en voz alta.
Kallias le miró atónico, Sebastiano, su hermano, el hombre más machista que había conocido nunca, que creía que todos los omegas hombres o mujeres debían estar al lado de su alfa estaba diciendo que lo entendía cuando eso iba en contra de todo aquello. O tal vez él no se había dado el tiempo necesario para conocer a su hermano mayor y realmente no sabía qué era lo que sentía o pensaba realmente. Eso le hizo sentirse como una mierda, pero antes de poder decir algo el alfa volvió a hablar.
‒ Pero no te emociones solo lo hago porque muy a mi pesar eres mi hermano ‒ Kallias sonrió dudando que ese fuera realmente la verdadera razón por la cual su hermano se veía tan comprensivo en el tema, pero decidió callar.
Más tarde ese mismo día el pequeño Alfa de apenas 16 años entraba por la puerta de la casa de sus abuelos cargando con él una mochila y su uniforme del colegio. Más atrás su abuelo lo seguía de cerca, Jimmy se adelantó a la cocina donde se encontró con su abuela sentada en la mesa tomando una taza de café.
‒ Hola abuelita ‒ Saludó y se encaminó hasta llegar al lado de ella y depositar un beso en su mejilla.
‒ Hola corazón ‒ Respondió ella feliz de ver a su único nieto ‒ ¿Cómo estás?
‒ Bien – Respondió simple el menor tomando asiento frente a ella ‒ ¿Dónde está mi mamá? ‒
‒ Está arriba tomando una ducha, dijo que lo esperaras ‒ La omega acarició cariñosamente la mejilla de su nieto haciendo que este sonriera.
‒ Bueno – Dicho esto el Alfa dirigió sus orbes hasta donde estaba parado su abuelo y se encontró con la mirada de este sobre él.
Sonrió.
‒ Abuelito vamos a la casa del árbol ‒ El alfa mayor ante esa petición sonrió para seguido asentir.
La omega observó con una sonrisa como su esposo y nieto salieron de la cocina, contenta de que a pesar de lo que estaba pasando la rutina no se viera afectada.
Ambos alfas subieron las escaleras que llevaban a la parte de arriba de la famosa casa del árbol.
Jimmy rió terminando de subir las escaleras y tomando asiento en el piso de madera cando s hablo tuvo problemas para hacerlo.
‒ Abuelito, ¿sabes qué es lo que pasa con mis papas? – Preguntó de sopetón haciendo que el otro se tensara de pies a cabeza incapaz de poder responder a esa pregunta, el nunca había sido muy bueno con las palabras y eso no era algo de lo que a él le correspondiera hablar.
‒ ¿Por qué lo dices? ‒ Preguntó haciéndose el desentendido.
Jimmy frunció el ceño.
‒ Ayer mi papá llegó borracho a la casa repitiendo la palabra perdóname hasta que se durmió ‒ Ese dato hizo enojar en sobremanera al alfa pero se obligó a calmarse por el bien de su nieto.
‒ Mira yo de verdad no soy el indicado para de hablar de eso, pero tienes que entender una cosa, tu padre hizo algo que no está bien y ahora está pagando las consecuencias así que tienes que ser comprensivo, ¿si campeón? – Él de verdad no se consideraba bueno con las palabras, pero tenía que hacer entender a su nieto que debía ser comprensivo con la situación, tampoco le estaba diciendo que abandone a su padre ya que si él así lo quería podía seguir manteniendo contacto con el otro, y nadie podía decirle algo al respecto.
‒ Si abuelito – Concordó el menor ‒ Tendré que hablar con mi mamá para entender la situación – Suspirando al entender que no obtendría mayor información por parte de su abuelo.
‒ Vaya pues – Dijo el mayor sonriendo a medias.
Jimmy bajó nuevamente por las escaleras y se perdió por la puerta que conectaba el patio con la cocina.
Él por su parte se quedó unos minutos más pensando y observando el paisaje, lo que su hijo pensaba hacer era por mucho muy peligro, pero lo mejor era dejar que se le pasara la rabia para recomendarle lo que era bueno para él.
del papel también está en tu imaginación para poder entender también