En la época medieval todo es complejo y los matrimonios forzados siempre son la cereza del pastel ¿será nuestro príncipe capaz de afrontar su amor o dejarlo ir y sufrir en un matrimonio forzado?
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El Villano
El aire en el bosque era denso, cargado de la tensión que se había acumulado en el corazón de Aric. Cada paso que daban Kael y él resonaba como un eco de sus decisiones, y la oscuridad parecía cerrarse a su alrededor. Sin embargo, a medida que se adentraban en la penumbra, una sensación inquietante comenzó a apoderarse de Aric. No estaban solos.
La luna, que antes iluminaba su camino, ahora se ocultaba tras nubes amenazadoras. Aric sintió un escalofrío recorrerle la espalda. —Kael, ¿escuchas eso? —preguntó en voz baja, su tono lleno de preocupación.
Kael se detuvo y frunció el ceño, aguzando los sentidos. —No lo sé… ¿Qué es? —respondió, su voz temblando ligeramente.
Aric se quedó en silencio, intentando discernir los sonidos del bosque. Un crujido lejano, como si alguien estuviera pisando ramas secas, hizo que su corazón latiera con fuerza. —Parece que hay alguien más aquí.
De repente, una risa burlona resonó entre los árboles, y ambos se sobresaltaron. Una figura emergió de las sombras: era Valen, el primo de Aric, conocido por su astucia y ambición. Su presencia era como un torrente helado que arrastraba consigo toda esperanza de tranquilidad.
—¿Qué tenemos aquí? —dijo Valen con una sonrisa sardónica, sus ojos brillando con malicia—. Un príncipe y su amante huyendo a la oscuridad. ¿Es esto lo que se considera nobleza en nuestro reino?
Aric sintió cómo la ira y la vergüenza se mezclaban en su interior. —Valen, ¿qué estás haciendo aquí? No es asunto tuyo.
Valen se acercó lentamente, disfrutando del momento como un depredador que juega con su presa. —Oh, pero es muy interesante. La historia del príncipe que se escapa con su amante en la noche tiene un aire romántico… pero también es un poco patético, ¿no crees?
Kael se puso a la defensiva, apretando la mano de Aric con fuerza. —No tienes derecho a interferir en nuestras vidas. No tienes idea de lo que estamos enfrentando.
Valen soltó una risa estruendosa. —¿Y qué vas a hacer al respecto? La familia real tiene planes para Aric, y tú eres solo un estorbo en el camino. Un amor prohibido nunca puede ganar contra el deber.
Aric sintió cómo la frustración burbujeaba en su interior. —No voy a dejar que decidan mi futuro por mí. No me importa lo que piensen.
—¿Ah, no? —replicó Valen, inclinándose hacia adelante con una mirada desafiante—. Pero ellos tienen el poder. Y tú… tú eres solo un príncipe sin un trono.
Las palabras de Valen resonaron en la mente de Aric como un eco aterrador. ¿Era cierto? ¿Estaba realmente tan despojado de control sobre su vida? La rabia lo invadió y dio un paso al frente, enfrentándose a su primo.
—No me subestimes, Valen. Estoy dispuesto a luchar por lo que quiero, incluso si eso significa enfrentar a mi propia familia.
Valen sonrió con desdén. —¿Y qué piensas hacer? Es una batalla perdida, querido primo. Pero si deseas luchar, estaré encantado de ser tu oponente.
Kael apretó la mano de Aric con mayor fuerza, notando la tensión creciente entre los dos hombres. —Esto no es un juego, Valen. Aric merece ser feliz.
Valen lo miró con desprecio y luego se volvió hacia Aric nuevamente. —Tu felicidad es irrelevante en este momento. Lo que importa es el poder y las alianzas. Y si no te sometes a lo que te han dictado, te aseguro que sufrirás las consecuencias.
Aric sintió cómo el miedo comenzaba a deslizarse por su columna vertebral, pero no iba a dejar que eso lo detuviera. —No tengo miedo de ti ni de tus amenazas. Haré lo que sea necesario para proteger a Kael y a mí mismo.
Valen se rió con desprecio y dio un paso atrás, cruzándose de brazos. —Entonces prepárate para el juego que has decidido jugar. Te advierto que no seré el único observador en esta historia; hay otros que también tienen interés en ti y en tu futuro.
Con esas palabras ominosas flotando en el aire, Valen desapareció entre las sombras del bosque, dejando a Aric y Kael sumidos en la confusión y la preocupación.
—No puedo creer que haya aparecido en este momento —dijo Kael, su voz temblorosa mientras buscaba la mano de Aric—. ¿Qué vamos a hacer ahora?
Aric respiró hondo, intentando calmarse mientras procesaba lo sucedido. —No podemos permitir que Valen nos intimide. Debemos seguir adelante con nuestro plan.
Sin embargo, las palabras de Valen resonaban en su mente como un eco incesante: “Te advierto que no seré el único observador.” ¿Quién más podría estar interesado en su historia? La pregunta lo atormentaba mientras caminaban juntos hacia lo desconocido.
Mientras tanto, Valen se adentraba más en el bosque, con una sonrisa satisfecha en su rostro. Sabía que había sembrado las semillas del miedo y la duda en el corazón de Aric; eso era exactamente lo que quería. El príncipe necesitaba entender que había fuerzas más grandes en juego, fuerzas que él mismo había subestimado.
Los días siguientes transcurrieron entre la ansiedad y la incertidumbre para Aric y Kael. Aunque intentaron mantener sus encuentros secretos, cada vez era más difícil evitar las miradas curiosas y las preguntas incómodas de los miembros de la corte.
Una tarde, mientras Aric se preparaba para una cena formal con su familia, sintió un nudo en el estómago al pensar en Liora y el matrimonio inminente. Se miró en el espejo del vestidor; su reflejo mostraba a un príncipe dividido entre el deber y el deseo.
—¿Estás listo para esta noche? —preguntó Elara al entrar sin previo aviso.
Aric se dio la vuelta rápidamente, tratando de ocultar su angustia detrás de una sonrisa forzada. —Por supuesto… solo estoy revisando mi atuendo.
Elara frunció el ceño al notar la tensión en su rostro. —Sabes que no tienes que hacer esto si no quieres. Siempre puedes decirles que no estás interesado en Liora.
Aric suspiró profundamente; las palabras de su hermana eran un bálsamo para su alma atormentada, pero sabía que no podía simplemente renunciar a sus responsabilidades. —No es tan simple como eso, Elara. Hay más en juego aquí.
Elara se acercó y tomó su mano entre las suyas. —Aric, tu felicidad es lo más importante para mí. Si sientes algo por Kael, deberías luchar por ello.
Las palabras de Elara resonaron en su mente mientras se preparaban para la cena. Pero justo cuando pensaba que podría encontrar una manera de hablar con sus padres sobre sus verdaderos sentimientos, una inquietante sensación de ser observado lo atravesó.
La cena fue tensa desde el principio; los murmullos sobre el matrimonio llenaban el aire como un veneno sutil. Cuando Liora llegó con una sonrisa radiante y una elegancia natural, todos los ojos se posaron sobre ella y Aric sintió cómo su corazón se hundía aún más.
—Príncipe Aric —dijo Liora con dulzura—, estoy tan emocionada por nuestra unión. He estado soñando con este día desde que éramos niños.
Aric forzó una sonrisa mientras sus pensamientos volvían a Kael y las promesas que habían hecho bajo la luna llena. ¿Cómo podía estar atrapado entre dos mundos tan diferentes?
A medida que avanzaba la cena, Valen apareció inesperadamente entre los invitados. Su mirada astuta recorrió el salón como un halcón cazador; cada movimiento suyo parecía calculado para provocar inquietud. Cuando sus ojos encontraron los de Aric, una chispa de desafío brilló en ellos.
Al final de la noche, mientras todos se retiraban al salón principal para disfrutar del entretenimiento después de la cena, Valen se acercó a Aric con una sonrisa burlona.
—¿Listo para enfrentar tu destino? —preguntó Valen con tono sarcástico—. Espero que no estés pensando en escapar esta vez.
Aric sintió cómo la ira burbujeaba dentro de él nuevamente; estaba cansado del juego psicológico de Valen. —No estoy huyendo de nada ni de nadie.
Valen inclinó la cabeza con una expresión intrigante. —Eso es lo que todos dicen… hasta que se dan cuenta de que están atrapados en una red de decisiones equivocadas.
Con esas palabras inquietantes flotando entre ellos, Aric sintió cómo el aire se volvía pesado y tenso; sabía que Valen estaba jugando un juego peligroso y que las cosas estaban lejos de terminar.
Mientras se alejaba de Valen y regresaba a donde estaba Kael entre los invitados, Aric sintió una creciente sensación de urgencia dentro de él. Debía actuar rápido antes de que fuera demasiado tarde; no solo por él mismo sino también por Kael.
La noche continuó con risas superficiales y conversaciones vacías; sin embargo, las palabras de Valen resonaban cada vez más fuerte en su mente: “Te advierto que no seré el único observador.”
Con cada momento que pasaba junto a Liora y bajo la atenta mirada de Valen, Aric sabía que debía tomar decisiones difíciles pronto… porque el tiempo se estaba agotando y las sombras del pasado amenazaban con devorarlo todo.
Cuando finalmente llegó el momento de retirarse a sus aposentos esa noche, Aric sintió una mezcla de alivio y temor; sabía que el verdadero desafío apenas comenzaba.
En ese instante crucial, mientras cerraba la puerta detrás de él con un suave clic, entendió lo inevitable: la lucha por su amor apenas comenzaba, y Valen sería solo uno de muchos obstáculos en su camino hacia la libertad.
Pero una cosa era segura: no podía permitir que nadie decidiera su destino por él… ni siquiera su propia sangre.
Con el corazón latiendo desbocado y un futuro incierto ante él, Aric se preparó para enfrentar los desafíos venideros… porque sabía que cada decisión contaría en esta peligrosa danza entre el amor y el deber.