Después de un devastador adiós, la vida de Lucía cambia drásticamente. En su nuevo trabajo como asistente en una prestigiosa empresa, descubre que su jefe es el imponente y enigmático CEO, Alejandro Ferrer. Desde el primer día, Alejandro se muestra distante y frío, pero detrás de esa fachada se esconde un hombre marcado por traiciones y engaños del pasado.
A medida que Lucía se sumerge en el mundo corporativo, se enfrenta a desafíos y rivalidades, descubriendo que la oficina es un campo de batalla donde la venganza y la ambición están a la orden del día. Pero lo que Lucía no sabe es que Alejandro ha puesto sus ojos en ella. Pese a que Lucía no siente lo mismo, Alejandro está decidido a luchar por su amor, desafiando las sombras de su pasado y enfrentando cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
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Capítulo 4: La Reunión Inesperada
El día amaneció nublado y con una ligera brisa que prometía una tormenta. Lucía se sentía un poco intranquila, pero la persistente sensación de ser observada se había convertido en su nueva normalidad. A pesar de todo, se dirigió a la Torre Ferrer con la determinación de mantenerse enfocada en su trabajo.
Apenas se sentó en su escritorio, Alejandro apareció con una expresión seria y un aire de urgencia. “Lucía, necesito que me acompañes a una reunión importante esta mañana. Es con los directivos de la empresa con la que estamos considerando la fusión. Quiero que estés presente para tomar notas y hacer observaciones.”
Lucía asintió, sintiendo un ligero nudo en el estómago. La importancia de la reunión y la confianza que Alejandro depositaba en ella la llenaban de responsabilidad. Se preparó rápidamente, llevando consigo su libreta y una carpeta con los documentos necesarios.
La reunión se llevó a cabo en una elegante sala de conferencias en el centro de la ciudad. Los directivos de la otra empresa ya estaban presentes cuando Lucía y Alejandro llegaron. Se presentaron cortésmente y tomaron asiento. Alejandro, con su acostumbrada actitud imponente, comenzó a discutir los términos de la posible fusión.
A medida que la reunión avanzaba, Lucía observaba atentamente a los directivos de la otra empresa. Había algo en uno de ellos, un hombre de mediana edad con ojos fríos y calculadores, que le resultaba inquietantemente familiar. Trató de sacudir esa sensación y se concentró en tomar notas detalladas.
“Quiero asegurarme de que ambas partes estén completamente transparentes durante este proceso,” dijo Alejandro en un tono firme. “La confianza es crucial para el éxito de esta fusión.”
El hombre de los ojos fríos sonrió, pero su sonrisa no alcanzó sus ojos. “Por supuesto, señor Ferrer. La transparencia es nuestra prioridad.”
Lucía sintió una punzada de desconfianza. Había algo en la actitud del hombre que no le gustaba. Durante un breve descanso, se acercó a Alejandro y le susurró: “Hay algo en el comportamiento del señor Vargas que no me da buena espina. Parece demasiado complaciente.”
Alejandro la miró con interés. “Gracias por tu observación, Lucía. Mantendré los ojos abiertos.”
La reunión continuó sin incidentes, pero Lucía no podía quitarse de la cabeza la sensación de que algo no estaba bien. Al finalizar, Alejandro y ella regresaron a la Torre Ferrer. Alejandro la convocó a su oficina para discutir sus impresiones.
“Tus notas fueron muy detalladas, Lucía. Me serán de gran ayuda,” dijo Alejandro, hojeando la libreta de Lucía. “¿Qué opinas de la reunión en general?”
“Creo que fue productiva, pero sigo teniendo mis reservas sobre el señor Vargas. Su actitud me pareció sospechosa,” respondió Lucía, tratando de ser lo más objetiva posible.
Alejandro asintió. “Es bueno tener diferentes perspectivas. Voy a investigar más a fondo sobre él. Mientras tanto, quiero que te enfoques en los preparativos para la presentación del proyecto la próxima semana.”
Lucía asintió y salió de la oficina, sintiéndose un poco más tranquila. Sin embargo, al revisar su bandeja de entrada, encontró otro correo del remitente desconocido. El asunto decía: “Tu futuro está en peligro.”
El mensaje era alarmante: “No confíes en él. Su verdadero rostro te destruirá. Sal de ahí mientras puedas.”
Lucía sintió una mezcla de miedo y confusión. ¿A quién se refería el correo? ¿Alejandro? ¿El señor Vargas? Las dudas se arremolinaban en su mente, pero decidió no dejarse llevar por el pánico. Necesitaba mantener la calma y averiguar la verdad por sí misma.
Al día siguiente, se dedicó a investigar más sobre el señor Vargas y la empresa con la que estaban considerando la fusión. Pasó horas revisando informes, buscando artículos de noticias y explorando cualquier pista que pudiera encontrar. Finalmente, descubrió un artículo antiguo que mencionaba a Vargas en relación con un escándalo financiero en otra empresa.
Lucía imprimió el artículo y lo llevó directamente a Alejandro. “Encontré algo que creo que deberías ver,” dijo, entregándole el papel.
Alejandro lo leyó en silencio, su expresión se volvió más severa a medida que avanzaba. “Esto cambia las cosas,” murmuró. “Gracias, Lucía. Has hecho un excelente trabajo. Me aseguraré de que este hombre no tenga la oportunidad de perjudicarnos.”
Lucía se sintió aliviada, pero aún tenía muchas preguntas sin respuesta. Decidió que necesitaba saber más sobre la persona que le enviaba esos correos anónimos. Al llegar a casa esa noche, comenzó a investigar sobre cómo rastrear el origen de un correo electrónico sin dejar rastro.
Mientras las sombras del pasado seguían acechando, Lucía se preparaba para enfrentar cualquier amenaza que se le presentara. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba decidida a descubrir la verdad y proteger su nuevo comienzo a toda costa.