En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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El precio del poder
La sala del consejo de los Eryndor estaba repleta. Los consejeros se sentaron en sus lugares, sus rostros tensos con la expectativa de lo que estaba por venir. Lord Thane, como jefe del consejo, presidía la reunión, pero incluso su autoridad parecía desafiada por las tensiones en el aire. Arya estaba de pie junto a la cabecera, con la postura firme y una mirada desafiante. Magnus ocupaba su asiento habitual, pero la sonrisa que curvaba sus labios dejaba entrever que tenía un plan.
"Esta reunión se ha convocado para discutir las recientes acciones de Lady Arya," anunció Lord Thane, mirando a cada uno de los presentes. "Su liderazgo ha sido cuestionado, y este consejo tiene el deber de evaluar su capacidad para seguir dirigiendo la casa."
Arya no esperó una invitación para hablar. Dio un paso adelante, sus palabras resonando con fuerza.
"Mi capacidad está en los resultados," declaró. "Hemos reforzado nuestras defensas, asegurado las rutas comerciales y frenado los avances de Aric. Si alguien aquí cree que esas acciones son insuficientes, entonces no comprende la gravedad de nuestra situación."
Magnus se levantó lentamente, su voz goteando falsa calma.
"Los resultados son importantes, hermana, pero también lo es la estabilidad," dijo, dirigiéndose al consejo. "Las decisiones impulsivas de Arya han puesto en riesgo nuestras alianzas y han alienado a algunos de nuestros vasallos. ¿Es eso lo que esta casa necesita?"
Un murmullo recorrió la sala. Arya no se inmutó.
"Impulsivas," repitió, cruzando los brazos. "Como aceptar una oferta de Aric para dividir esta familia desde dentro. Porque eso, querido Magnus, es lo que has estado haciendo a espaldas de todos."
El silencio que siguió fue abrumador. Magnus intentó mantener la compostura, pero el sudor perló su frente.
"¿Acusas a tu propio hermano sin pruebas?" replicó, intentando sonar indignado.
Arya sacó un pergamino de su cinturón y lo lanzó sobre la mesa del consejo. "Esta es una copia del mensaje que el emisario de Aric te entregó. Promesas de poder a cambio de traicionar a nuestra casa. ¿Cómo lo explicas, Magnus?"
Los consejeros se inclinaron hacia adelante para leer el documento. Lord Thane lo tomó y lo leyó en voz alta. La evidencia era clara.
"Esto es una falsificación," argumentó Magnus, pero su voz carecía de la convicción necesaria.
"¿De verdad?" Arya lo desafió, acercándose un paso. "Porque el emisario que te lo entregó está bajo nuestra custodia y dispuesto a confesar todo."
Magnus retrocedió, su rostro endureciéndose. "¿Así es como quieres jugar este juego, Arya? Muy bien. Pero recuerda, no soy el único enemigo que tienes en esta sala."
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El consejo votó a favor de mantener a Arya como líder, pero la traición de Magnus dejó una herida abierta en la familia. Lord Thane ordenó que Magnus fuera confinado a sus aposentos hasta que se decidiera su destino, pero Arya sabía que no sería tan fácil detenerlo.
Darian la alcanzó cuando salía de la sala.
"Fue un movimiento arriesgado, pero efectivo," comentó, caminando a su lado.
"Era necesario," respondió Arya. "Magnus no solo es una amenaza para mí, sino para toda esta casa. Pero ahora debo enfocarme en lo que viene."
Darian asintió, aunque sus ojos mostraban preocupación. "Ten cuidado, Arya. Magnus es peligroso, incluso desde las sombras."
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Lejos de la fortaleza Eryndor, Sienna llegó a las tierras de la casa Vendel. El recibimiento fue frío, pero no hostil. El líder de la casa, Lord Alaric Vendel, era conocido por su pragmatismo, y su hija, Lady Ilena, se había mostrado interesada en fortalecer las relaciones con los Eryndor.
En el gran salón, Sienna presentó la propuesta de Arya: una alianza que beneficiaría a ambas casas y debilitaría la posición de Aric.
"Entiendo lo que buscas," dijo Lord Alaric, después de escucharla. "Pero aliarme con los Eryndor es un riesgo. Aric ha sido un socio confiable en el pasado, y dudo que ceda sin luchar."
Sienna no se dejó intimidar. "Aric no es tan confiable como parece. Ya ha comenzado a perder aliados, y si esperas demasiado, tu casa podría estar en su lista de enemigos."
Lady Ilena intervino. "Padre, Sienna tiene razón. Si ayudamos a los Eryndor ahora, podremos asegurar nuestra posición antes de que la guerra alcance nuestras puertas."
Lord Alaric observó a su hija y luego a Sienna. "Tendré que considerarlo. Pero mientras tanto, eres nuestra invitada. Espero que estés preparada para demostrar que los Eryndor son dignos de esta alianza."