Lauren pasa 5 años en la cárcel acusada injustamente, su flamante marido y su hermana menor la acusan, ella es sentenciada, saldrá para pedir su venganza, pero...
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Cap. 23 Lauren, solo relájate
Durante estos dos días he estado evitando encontrarme con Héctor, de verdad me muero de la vergüenza, Isabel me molesta cuando me ve escabulléndome para no ver a Héctor, me dice que debo ser menos obvia, que se nota a leguas de que Héctor me gusta demasiado, eso no es verdad, pero lo que no sabe es que debo acostarme con él y tener un hijo, si le digo eso tal vez odie a Héctor o me de consejos para no ser una tonta en la cama, aunque es solo por engendrar, debería ser entra y sale, pero me da vergüenza mis cicatrices, ¿necesito estar desnuda?, no creo que sea necesario.
Esa noche me quedé hasta tarde pensando en lo que pasaría en la mañana, estaba tan nerviosa que casi no dormí, pero el sueño me atrapó casi en la madrugada, ahí fue cuando me desperté y vi a Héctor sentado en la cama mirándome, no dije nada, no sé qué decir y él hizo el primer movimiento, yo no tengo idea así que dejaré que él haga todo.
Levantó el edredón y me miró tranquilo, yo solo parpadeo sin decir nada sé que debemos hacerlo, así, para qué hacer las cosas más difíciles.
Toma mi tobillo con su gran mano arrastrándome hacia él, yo solo lo dejo, y cuando menos lo espero se pone sobre mí y me mira directamente a los ojos y me pregunta de forma directa.
* ¿Estás nerviosa? _ me dice con su voz un poco ronca, sé que recién se ha levantado, él tiene una habitación detrás de su oficina para descanso o cuando ya no alcanza para irse a la ciudad.
Yo asiento sin emitir palabras y me tomó de la nuca para darme un beso que me dejó sin pensamiento alguno, su aliento es suave, tiene un sabor a café ligero, su saliva es dulce y sus labios son muy suaves pero demandantes, arrasa con mi boca como dueño de ella, no recuerdo ser besada de esta manera, y siento sus manos acariciar mi cuerpo, sus manos se escaparon por debajo de mi camisón y rebasó mis fronteras de lo permitido, pasó las yemas de sus dedos suavemente sobre mis pezones haciendo que me remueva por la sensación y la vergüenza, es muy delicado pero yo estoy muy nerviosa y lo veo sonreír, creo que no le molesta que me sienta tan nerviosa.
* Lauren, estás muy sensible, no pasa nada, seré gentil ¿de acuerdo? _ me dice suavemente al oído mientras vuelve a tocar mis senos, primero pasa las yemas de sus dedos hasta que dejo de sentirme incomoda y siento que hace más presión los amasa suavemente mientras me besa en el cuello, se siente muy bien cuando hace eso, en este momento es cuando el calor sube, siento que hace más calor, y sacó con cuidado mi camisón, no me dejó cubrirme, solo me miró con fascinación, me da vergüenza mi enorme cicatriz, aún tiene un todo rosa, pero él la acaricia con delicadeza, pasa sus dedos y la recorre como si fuera un delicado pétalo de una flor, no lo entiendo, no sé qué hace pero me siento muy caliente en este momento, es su mirada, es esa mirada que me hace sonrojar siempre.
Lo veo quitarse la ropa y me siento un poco curiosa, estoy segura de que debe tener algún defecto y por eso no puede encontrar una mujer con la que pueda tener hijos y..., el maldito es un Dios griego, ¿Cómo puede estar más bueno sin ropa?, si Héctor leyera mis pensamientos estoy segura de que no me respetaría tanto.
Siento como desliza mi calzón y yo cierro los ojos, es esa tontería de si cierro los ojos nadie me ve, es algo así, pero después de un rato los abro de par en par, siento su aliento cerca de mi intimidad y luego su lengua pasa por mi hendidura haciéndome dar un gemido, la sensación fue un poco vergonzosa, pero agradable, muy agradable, se dedicó a esa zona con mucha pasión y yo gemía apasionadamente, no voy a negar que es lo más delicioso que he sentido, pero tampoco puedo evitar hacerlo, mis gemidos salen como remolinos de mi boca, hasta que siento que se acomoda sobre mí y lo siento entrar, siento que me abro por primera vez y duele mucho, no puedo soportarlo y me quejo, le pido que se detenga pero él acaricia mi cabello y sigue entrando hasta que me llena por completo, lo veo mirarme atentamente mientras mis lágrimas caen, me duele mucho pero sé que es así, aunque no tan doloroso pero sabía que dolería.
* Lauren, solo relájate, no presiones, dolerá más, me estas apretando muy duro, cálmate un poco _ me dijo con su voz un poco ronca, veo sus ojos y están dilatados, sé que está excitado y me quiere dar con todo, lo puedo sentir en cada movimiento que hace.
Yo solo asiento y me relajo lo más posible y en verdad dejó de doler tanto, el enrolló mis piernas en su cintura y empezó a embestirme suavemente, aun duele, pero no se siente tan mal, creo que así no duele tanto en especial cuando me besa y muerde mis labios, se siente realmente bien.
Es en ese momento cuando me doy cuenta de que estoy empezando a gemir de nuevo, lo siento moverse más dentro de mí y las embestidas son más rápidas y duras, pero me gusta, me cambia de posición cada determinado tiempo, pero me siento desesperada por que siga, no sé qué hace este pervertido, pero me encanta, no se lo voy a decir, pero Héctor Sint Réal es realmente muy bueno en esto, soy una neófita que está ardiendo como un volcán en su primera vez, deberían patentar a este hombre.
Héctor se derramó no sé cuántas veces dentro mío, casi no descansa, se supone que hay un tiempo para que un hombre se reponga, pero este lujurioso apenas y me limpia y ya está listo para volver a la acción, mi cuerpo esta como adormecido, he tenido estallidos de placer intensos que me han dejado sin aliento, él solo sonríe cuando ve mi espalda arquearse del placer, creo que no es normal que me pase tan seguido, en una ronda tuve dos estallados, creo que no debería ser así de rápido.