Elena Martínez es una mujer que ha construido su vida alrededor de mentiras y secretos. Tras la trágica muerte de su hermano, se ha visto obligada a asumir una identidad falsa para infiltrarse en el círculo más íntimo del enigmático y poderoso Alejandro Montenegro, un empresario con un oscuro pasado. Alejandro, conocido por su frialdad y su habilidad para descubrir la verdad, comienza a sospechar de la nueva integrante de su equipo.
Lo que Elena no esperaba era que sus corazones comenzaran a entrelazarse en un juego peligroso de seducción y engaño. Mientras más se adentra en el mundo de Alejandro, más difícil se vuelve mantener su fachada. Las tensiones aumentan y los secretos que ambos ocultan amenazan con destruirlos.
A medida que la línea entre la verdad y la mentira se desdibuja, Elena deberá decidir entre revelar su verdadera identidad y arriesgarlo todo por amor, o seguir detrás de la máscara que ha creado para protegerse.
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Capitulo 4: La Verdad Detrás De La Mentira
Elena pasó los días siguientes con una mezcla de ansiedad y expectación. Javier había prometido investigar a los hombres de las fotos, y ella esperaba su informe con impaciencia. Mientras tanto, continuaba con sus tareas en Montenegro Enterprises, manteniendo su fachada y recopilando información discretamente.
Una tarde, mientras revisaba unos documentos en su oficina, recibió un mensaje de Javier: "Tenemos que hablar. Información importante. Café Sol, 6 p.m." Elena sintió un nudo en el estómago. Sabía que lo que Javier había encontrado podría cambiarlo todo.
A las 6 p.m. en punto, Elena entró en el pequeño café y vio a Javier en una mesa al fondo, con su laptop abierta. Se sentó frente a él, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Qué encontraste? —preguntó en un susurro.
Javier le mostró la pantalla de su laptop, donde aparecían perfiles detallados de los hombres que había fotografiado en el almacén.
—Los hombres que viste son parte de una red de tráfico de información y otros negocios ilegales —explicó Javier—. Y el ejecutivo de Montenegro Enterprises, Carlos Ramos, está directamente involucrado. Hay registros de transferencias de dinero y comunicaciones codificadas que lo vinculan con estas actividades.
Elena sintió un escalofrío. Sabía que estaba en medio de algo mucho más grande de lo que había imaginado.
—¿Y Alejandro? —preguntó, temiendo la respuesta.
Javier la miró con gravedad.
—Todavía no tengo pruebas concretas que lo vinculen directamente, pero hay indicios de que está al tanto de lo que ocurre. Su empresa está siendo utilizada como fachada para lavar dinero y facilitar estas actividades. Si Alejandro no está involucrado directamente, al menos está permitiendo que ocurra.
Elena asintió, procesando la información. Sabía que debía ser extremadamente cuidadosa a partir de ahora. La verdad detrás de la mentira estaba empezando a emerger, y ella estaba en el centro de todo.
—Gracias, Javier. Esto es vital —dijo, cerrando la laptop.
—Ten cuidado, Elena. Estás jugando con fuego —advirtió Javier—. No dudes en pedir ayuda si la necesitas.
Elena dejó el café con una sensación de urgencia. Debía decidir qué hacer con la información. Sabía que no podía confiar en nadie dentro de la empresa, pero también que debía actuar rápidamente para protegerse y sacar a la luz la verdad.
Esa noche, en su apartamento, Elena revisó nuevamente los documentos y las fotos. Sabía que debía recopilar más pruebas antes de hacer cualquier movimiento. Decidió mantener sus actividades lo más discreto posible, actuando como si todo fuera normal en el trabajo.
Al día siguiente, llegó a la oficina con una sonrisa y saludó a sus compañeros como siempre. Pero cada movimiento que hacía estaba calculado, cada conversación escuchada con atención. Sabía que Carlos Ramos era la clave para desentrañar la red de corrupción dentro de Montenegro Enterprises.
Durante una reunión, aprovechó un momento para observar a Carlos. Parecía nervioso, y Elena notó que evitaba hacer contacto visual con ella. Después de la reunión, se acercó a él con una pregunta trivial sobre el proyecto, observando sus reacciones.
—Todo está bajo control, Clara —respondió Carlos, forzando una sonrisa—. No te preocupes.
Elena asintió, pero sabía que debía vigilarlo de cerca. Esa tarde, encontró una excusa para quedarse hasta tarde en la oficina. Sabía que Carlos a menudo trabajaba hasta tarde y esperaba tener una oportunidad para investigar sin ser descubierta.
Cuando la oficina quedó vacía, Elena se dirigió al despacho de Carlos. Sabía que cada segundo contaba. Utilizó una herramienta que Javier le había proporcionado para acceder a su computadora. Encontró correos electrónicos y documentos que confirmaban lo que Javier había dicho: Carlos estaba profundamente involucrado en actividades ilegales.
Elena copió los archivos a una unidad USB y se apresuró a salir antes de que alguien la viera. Mientras caminaba hacia su coche, sintió una mezcla de miedo y alivio. Tenía las pruebas que necesitaba, pero también sabía que estaba en un peligro mayor que nunca.
De regreso a su apartamento, envió los archivos a Javier para que los analizara con más detalle. Sabía que el siguiente paso era crucial. La verdad detrás de la mentira estaba más cerca de ser revelada, pero también significaba que los riesgos aumentaban.
Elena se recostó en su cama, mirando el techo. Sabía que no podía dar marcha atrás. Estaba decidida a desenmascarar la red de corrupción, sin importar el costo. La verdad era su única opción, y estaba dispuesta a enfrentar cualquier cosa para sacarla a la luz.