Segunda parte de la Saga PROMESA Y DESTINO que narra la historia de Fafner y Lugus
La existencia de Taranis Lugus ha sido marcada por el dolor, creyéndose un ser maldito, que sólo puede llevar desgracia a los que lo rodean y que no merece la esperanza del amor. Decidido a ayudar a su pequeña Libelle a traer a sus crías al mundo, Lugus elige sacrificarse, creyendo que es lo mejor para sus seres queridos, a pesar de que esto pueda significar tener que dormir un par de siglos y no volverlos a ver...
Por su parte, Fafner intenta escapar nuevamente de lo que comienza a sentir por Lugus; embarcandose en una serie de misiones que en lugar de ayudarlo a olvidar lo harán conocer más sobre la raza demoníaca y quién es realmente Lugus.
¿Podrá Fafner regresar a tiempo para volver a ver a su demonio?
¿Lugus logrará superar su terrible pasado y aceptar que él también merece amor?
Acompaña en esta nueva historia al Clan Lanira y los Dragones del Clan Nithe Ragnar.
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Usted desea regresar
Desde que Fafner había abandonado el departamento de Lugus, había estado viajando constantemente por todo el Antiguo Continente. Mudándose sin descanso; de país en país, de hotel en hotel. En un inicio, cuando recién había llegado a su viejo hogar, la casa de su infancia le pareció reconfortante, a pesar de que no podía descansar del todo por las noches, la nostalgia de aquel lugar, infestado de los recuerdos de su familia, podía acallar la abrumadora añoranza que lo había estado persiguiendo desde el primer momento que puso un pie fuera de aquel pequeño apartamento, con la intención de no regresar nunca.
Sin embargo, no importaba cuantas veces al día se repitiera que su decisión era la correcta, que permanecer junto a aquel enigmático ser sólo le traería dolor a todos, en el fondo de su corazón, no terminaba de creerlo. Fue por eso que en cuanto tuvo la oportunidad, Fafner retomó su antiguo trabajo como líder de un equipo paramilitar de misiones especiales. Era la única forma de mantener esos pensamientos intrusivos, que se empeñaban en recordarle aquello que había dejado atrás, a raya; sustituyendo todo ese dolor y anhelo, por una gran cantidad de violencia y adrenalina. Pero justo ahora, después de que aquella desventajosa misión, su mente lo volvía a torturar, con un remolino de recuerdos que lo sumergían de nuevo en una melancolía infinita que lo hacía añorar a su demonio peor que nunca.
—Sé que escuchaste todo— la voz de Dracul se hizo presente a través de la oleada de recuerdos y pensamientos confusos que lo atormentaban desde aquel enfrentamiento —Toma son tuyas— le había dicho mientras le entregaba aquel frasco con pequeñas perlas rojas —Nuestras lágrimas son una panacea, aún así, no creo que eliminen su veneno, como él dijo; es una maldición y eso no tiene cura, pero te ayudarán a recuperar tu poder casi a su estado original— al recordar esto el dragón se aferró al frasco con ambas manos, con la esperanza de que aquella cálida energía que desprendían lo ayudara a calmar sus anhelos…
Fafner había pensado en aquel momento, que las lágrimas de su hermoso Taranis eran una muestra del dolor que podrían llegar a causarse mutuamente si continuaban juntos, pero aquella criatura que acababan de conocer había dicho que eran una bendición de su príncipe, y es que él siempre había omitido que su demonio no era un simple mestizo, sino que era el único hijo biológico del Rey del Infierno, en ese momento él no pudo evitar sentirse terriblemente agotado, ya llevaba meses soportando aquella terrible distancia, viéndose tentado a tomar una de aquellas milagrosas perlas, pero la simple idea de que al hacerlo perdería una porción de la esencia de aquel a quien extrañaba, que al tomarlo se estaría alimentando de su dolor, lo hizo regresar aquel frasco a su lugar.
—Entre más rápido te recuperes, más rápido podrás marcharte y menos sufrirá con tu partida— volvió a resonar la voz de Dracul en su cabeza, superponiéndose a la maraña de pensamientos y recuerdos que lo atormentaban, haciéndolo cuestionarse si su partida podría haberle causado dolor a Taranis. ¿A caso era posible que aquel despreocupado demonio, que parecía confundir la realidad con un drama televisivo, pudiera sufrir de alguna forma por su ausencia? Fafner pensaba que no, y que seguramente su partida había sido superada de inmediato, mientras él se torturaba así mismo sumido en sus recuerdos.
—Al menos que estés dispuesto a quedarte con él por toda la eternidad, es mejor que te vayas lo antes posible— esa última parte de aquella extraña conversación, que a su perecer tenía tintes de advertencia, había sido pasada por alto en múltiples ocasiones, pero justo ahora, agotado y hundido completamente en su añoranza, Fafner se había comenzado a plantear aquella posibilidad; después de todo, Taranis era muy divertido y Fafner estaba seguro que su larga vida sería mucho más gratificante en compañía de alguien tan contradictorio como lo era aquel demonio, en lugar de permanecer sólo y sumergido en una añoranza sin remedio, como lo había venido haciendo hasta ese momento. Sin embargo, no sabía si era su orgullo o su cobardía, los que le impedían emitir la orden de volver a casa, para que en su lugar siguiera aceptando misiones cada vez más peligrosas…
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—Disculpe la interrupción— Rodrigo, el lugarteniente de Fafner y su confidente, se acercó con cautela a su señor, durante los últimos meses había sido únicamente un testigo del paulatino deterioro de su amo, y desde su punto de vista, todo era debido a una serie de infortunios, por los cuales Fafner había terminado envenenado por aquel demonio, pero también tenía que reconocer los esfuerzos del señor Lugus para, no solo revertir el daño, sino sanarlo; física, mental y anímicamente. Sin embargo no podía entender porque en lugar de tomar la mano de aquel demonio, que hasta donde él entendía, siempre había sido genuinamente generoso con su amo, en cambio, ahora se encontraba sólo, lejos de los suyos y sufriendo precisamente por aquella abrupta separación.
—Está bien, ¿qué se te ofrece?— Le respondió el dragón sin mucho ánimo de conversar.
—Si me permite el atrevimiento— dudo por un momento el Wyvern, sin embargo el silencio de Fafner lo alentó a continuar —Creo que ya es tiempo de regresar con su familia al Nuevo Continente…
—¿Por qué lo dices?— lo cuestionó Fafner con un tono aletargado, casi desinteresado en la sugerencia de su lugarteniente.
—Yo lo considero, más que como mi amo, como un amigo, y para mí es muy evidente que usted desea regresar, y más aún, lo necesita, el señor Lugus advirtió muc…
—Estoy bien… Yo no creo…
—Señor, disculpe que lo contradiga— Rodrigo se apresuró a cortar cualquier pretexto o escusa que Fafner estuviera a punto de inventarse —En verdad todos los hombres se encuentran muy preocupados por su condición, su semblante ha comenzado a verse cada vez más enfermo, y usted continua negándose a tomar la panacea, sin mencionar que posiblemente ese demonio y su familia lo podrían estar necesitando en éste momento.
—¿A qué te refieres con que Taranis y mi familia podrían necesitarme?
—Me he mantenido en comunicación con los Wyvern que sirven a sus hermanos— Rodrigo sabía que en ese momento estaba confesando su propia desobediencia, ya que Fafner, desde su partida, había ordenado no tener comunicación con nadie de su familia, sin embargo, él, como su amigo, veía esta decisión como el error que era, y no estaba dispuesto dejar a Fafner cometerlo —He sabido que la condición de la señora Libelle no es buena, debido a esto, el señor Lugus; como su tío, ha asumido la carga y riesgo de sus cuidados. Desconozco los detalles de lo que está ocurriendo, pero por lo que me informaron, la situación se ha vuelto crítica.
Lo que estoy sufriendo con esta historia la espera me desespera jaja!! 😍🙄😘.
No tardes tanto en actualizar!! 🥺🙏😉
al final autora la historia es tuya...
wmotivos capitulos /Plusone/ plis