Detrás De La Máscara
Elena Martínez se encontraba frente al imponente edificio de cristal de Montenegro Enterprises, sosteniendo una carpeta con sus documentos falsificados. Sus manos temblaban ligeramente, pero su determinación era firme. Había pasado meses planeando cada detalle, asegurándose de que su nueva identidad, Clara Gómez, fuera impecable. Tenía una misión que cumplir, y nada la detendría.
Al entrar en el edificio, la recepción era un alarde de lujo y eficiencia. La recepcionista le dirigió una sonrisa profesional y la condujo hasta el ascensor que la llevaría al piso donde tendría su primera entrevista. Cada segundo que pasaba, su corazón latía más rápido. Había entrenado para esto, pero la realidad siempre era más intensa que la preparación.
En el piso veinte, Elena fue recibida por una mujer elegante de mediana edad que se presentó como Laura, la asistente personal de Alejandro Montenegro. Laura la condujo a una sala de reuniones donde varios ejecutivos ya esperaban. Todos la observaban con curiosidad, evaluando cada uno de sus movimientos.
Elena comenzó su presentación con seguridad, describiendo su supuesto historial profesional y las razones por las cuales quería formar parte de Montenegro Enterprises. Las preguntas fueron incisivas, pero ella respondió con aplomo, sintiendo cómo su confianza crecía con cada respuesta. Cuando la entrevista terminó, Laura la felicitó y le dijo que recibiría una llamada en breve.
Mientras esperaba el ascensor de regreso, Elena sintió una presencia a su lado. Un hombre alto, de mirada penetrante, se había detenido junto a ella. Era Alejandro Montenegro, en persona. Sus ojos oscuros la escrutaban, como si trataran de descifrar los secretos que ella guardaba.
—Clara Gómez, ¿verdad? —dijo con una voz profunda que resonó en su pecho.
—Sí, señor Montenegro —respondió Elena, esforzándose por mantener la compostura.
—He oído cosas buenas de usted —continuó él, sin apartar la vista de ella—. Espero que esté lista para los desafíos que este trabajo implica.
—Estoy más que lista, señor —aseguró Elena, devolviendo la mirada con una confianza que no sentía del todo.
Alejandro asintió y entró en el ascensor. Las puertas se cerraron detrás de él, dejando a Elena con una mezcla de emociones. Sabía que ese encuentro era solo el comienzo. A partir de ese momento, cada paso que diera estaría lleno de riesgos, pero también de oportunidades para descubrir la verdad que buscaba.
Mientras salía del edificio, Elena no pudo evitar sentir que algo mucho más grande de lo que había imaginado estaba a punto de desatarse. El misterio había comenzado, y ella estaba en el centro de él.
Elena salió del edificio con una mezcla de alivio y expectación. El sol de la tarde bañaba la ciudad con una luz dorada, pero ella apenas lo notaba. Caminó hacia un pequeño café en la esquina, un lugar tranquilo donde podía recapitular la intensa entrevista y el inesperado encuentro con Alejandro Montenegro. Se sentó en una mesa junto a la ventana y pidió un café.
Mientras esperaba su pedido, no podía dejar de pensar en la mirada de Alejandro. Había algo en sus ojos que la perturbaba, como si pudiera ver a través de su fachada. Se recordó a sí misma que no podía permitirse el lujo de ser descubierta. Demasiado estaba en juego. Su misión no solo consistía en infiltrarse en la empresa, sino también en desenmascarar a Alejandro y sus posibles vínculos con la muerte de su hermano.
El sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. Era Laura, la asistente de Alejandro. Su voz era cordial, pero formal.
—Señorita Gómez, me complace informarle que ha sido seleccionada para el puesto. ¿Podría presentarse mañana a las 9 a.m. para iniciar el proceso de incorporación?
Elena contuvo la respiración por un momento antes de responder.
—Por supuesto, estaré allí a las 9 a.m. Gracias por la oportunidad.
Colgó y sintió una oleada de adrenalina. Lo había conseguido. Había dado el primer paso en un camino lleno de incertidumbres y peligros. Pero había otra cosa que no podía ignorar: la presencia de Alejandro Montenegro. A partir de ahora, tendría que estar siempre un paso adelante, proteger su identidad y, al mismo tiempo, acercarse lo suficiente para descubrir sus secretos.
Esa noche, en su pequeño apartamento, Elena repasó nuevamente los documentos que había recopilado sobre Alejandro y su empresa. Fotos, artículos de periódicos, informes financieros; todo estaba meticulosamente organizado. Cada detalle contaba una parte de la historia, pero aún faltaban piezas cruciales. ¿Qué conexión tenía Alejandro con la tragedia de su familia?
Antes de acostarse, Elena se miró en el espejo. La imagen que le devolvía era la de una mujer decidida, pero también vulnerable. Sabía que no podía permitirse ninguna debilidad. A partir de mañana, Clara Gómez sería su identidad, su escudo y su arma.
Se deslizó bajo las sábanas con una mezcla de ansiedad y determinación. Sabía que el camino por delante sería arduo, lleno de desafíos y peligros. Pero también sabía que estaba preparada para enfrentarlo. El misterio había comenzado, y Elena no se detendría hasta revelar la verdad que se escondía detrás de la máscara.
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ALe Martinez
veamos cómo resulta está historia
2024-08-04
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