solo confía y todo saldrá bien.
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capitulo #4 la distancia del dolor
Las semanas siguientes fueron un torbellino de emociones para Sam y Jacob. La noticia de su relación había sacudido a sus familias, y aunque los padres de Jacob trataban de entender y aceptar, los padres de Sam no lograron superar su rechazo.
Una tarde, Sam llegó al parque con una expresión sombría. Jacob, que lo estaba esperando, notó inmediatamente que algo andaba muy mal.
—Sam, ¿qué ocurre? —preguntó Jacob, tomando la mano de su novio.
Sam bajó la mirada, sus ojos llenos de lágrimas.
—Mis padres... han decidido enviarme a vivir con mis tíos en Canadá. Dicen que necesito un cambio de ambiente y que esto es lo mejor para mí.
Jacob sintió que el suelo se abría bajo sus pies. La idea de estar lejos de Sam era insoportable.
—No pueden hacer eso. ¡No pueden separarnos así! —dijo Jacob, con desesperación en su voz.
—Lo sé, Jake. Pero no me han dado opción. Me voy en dos días.
Los dos se abrazaron con fuerza, tratando de encontrar consuelo en la proximidad del otro, aunque sabían que el tiempo se les escapaba entre los dedos. Los días siguientes fueron una mezcla de despedidas agridulces y promesas de mantenerse en contacto a pesar de la distancia.
En el aeropuerto, Jacob y Sam se despidieron por última vez. Jacob abrazó a Sam como si no quisiera dejarlo ir jamás.
—Te amo, Sam. Prometo que encontraré la manera de estar juntos de nuevo.
—Yo también te amo, Jake. Esto no es un adiós, solo un hasta luego.
Con lágrimas en los ojos, Sam subió al avión, mientras Jacob se quedaba mirando cómo su amor se alejaba, sintiendo una soledad abrumadora.
Los primeros meses fueron difíciles. Las videollamadas y mensajes de texto no lograban llenar el vacío dejado por la distancia física. Sam estaba intentando adaptarse a su nueva vida en Canadá, pero el dolor de estar lejos de Jacob era constante. Por su parte, Jacob luchaba con la ausencia de Sam y la presión de sus propios padres, quienes aunque intentaban ser comprensivos, no lograban entender completamente su sufrimiento.
Un día, después de una intensa discusión con sus padres sobre su futuro y su relación con Sam, Jacob se derrumbó.
—No entienden cómo me siento. Sam es mi todo y no sé cuánto tiempo más podré soportar esto.
Sus padres, al verlo tan devastado, comenzaron a darse cuenta de la gravedad de la situación.
—Jacob, solo queremos que seas feliz —dijo su madre suavemente—. Pero necesitas encontrar una manera de equilibrar tus emociones. Esto también es nuevo para nosotros.
En Canadá, Sam se enfrentaba a sus propios desafíos. Sus tíos eran amables, pero no comprendían completamente la situación. Sam se sentía aislado, lejos de su hogar, de Jacob y de todo lo que conocía. Intentaba concentrarse en sus estudios y hacer nuevos amigos, pero la nostalgia y el dolor de estar lejos de Jacob siempre estaban presentes.
La distancia y la presión comenzaron a afectar su relación. Las conversaciones, que antes eran llenas de amor y esperanza, ahora estaban teñidas de frustración y tristeza.
—No sé cuánto más podré aguantar esto, Jake —dijo Sam en una videollamada, sus ojos rojos de tanto llorar—. Me siento tan solo aquí.
—Lo sé, Sam. Yo también me siento así. Pero tenemos que ser fuertes. Encontraremos una manera de estar juntos de nuevo.
Pero las palabras de consuelo empezaban a sonar vacías. Ambos sabían que la distancia estaba erosionando lentamente la fortaleza de su relación.
Una noche, después de una llamada particularmente difícil, Jacob decidió que necesitaba hacer algo drástico. Fue a hablar con sus padres, decidido a luchar por su amor.
—Mamá, papá, no puedo seguir así. Necesito ir a Canadá. Necesito estar con Sam.
Sus padres lo miraron sorprendidos, pero vieron la determinación en sus ojos.
—Entendemos, hijo. Te apoyaremos en lo que decidas —dijo su madre, con una mezcla de tristeza y aceptación.
Mientras tanto, Sam recibía una noticia inesperada. Sus tíos, viendo su tristeza, decidieron intervenir.
—Sam, hemos estado hablando. Entendemos que esto es muy difícil para ti. Queremos ayudarte a encontrar una solución —dijo su tía, con una sonrisa comprensiva.
La esperanza comenzó a brillar nuevamente en los corazones de Sam y Jacob. Aunque el camino sería difícil, sabían que con el apoyo de quienes los amaban, podrían encontrar la manera de estar juntos .