A veces la vida nos juega una mala pasada y el mundo se derrumba bajos nuestros pies y cuando creemos que nada tiene solución; el destino nos sorprende y todo cambia a nuestro favor. Está es la historia de Martín, un chico que a pesar de haber sido el mejor de su clase, es expulsado del colegio y debe comenzar de cero en otra institución; A pesar de estar a prueba, logra superar todos sus temores y se enamora perdidamente de Rebeca, una joven que comparte la misma pasión que él por las motos y comparten sus mismos sueños y anhelos.
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Capítulo N°4
La joven no podía creer que ese chico fuera tan irrespetuoso; pero si creía que esto se iba a quedar así estaba muy equivocado, pronto tendría su venganza, de eso estaba segura. Ella lo mira furiosa y sus pensamientos son interrumpidos por el profesor.
⎯ Rebeca ¿qué sucede contigo?
⎯ ¡Nada!
⎯ ¡Ve a la sala de castigo, esto es inaceptable! ⎯ se agarra los lentes y se los acomoda.⎯ ¡No le puedes pegarle a alguien solo por un asiento!
⎯ Pero profesor yo… él.⎯ intenta explicar su reacción sin embargo es interrumpida.
⎯ ¡Basta, no hay excusas! ⎯ el profesor no la deja hablar.⎯ ¡Estás castigada!
Ella termina de recoger sus cosas, se suelta el moño y deja caer su cabello libremente, ya hasta le pesaba tenerlo atado, agarra el portafolio muy fuerte y camina hasta el escritorio del profesor, está a punto de recoger su tarjeta de castigo cuando escucha como pide disculpas y vuelve a protestar.
⎯ Martín lo siento, no sé qué le pasa a esta chica. Ella no era así.
⎯ ¿Acaso está ciego, no vio lo que hizo ese infeliz? ⎯ mira sorprendida al hombre.⎯ ¡Esto debe ser una broma de muy mal gusto! ¿Dónde están las cámaras ocultas?
⎯ Rebeca, no puedes hablarme así, sal del salón inmediatamente. Ahora el castigo es hasta finalizar el día.
⎯ No, eso no es justo. Trabaje duro para la próxima clase.⎯ dice apenada.
⎯ No pensé que este lugar era tan importante para ella, sino me cambiaba al asiento del fondo sin ningún problema.⎯ habla Martín acariciando su mejilla.
⎯ ¡Ya cierra tu boca!⎯ le grita Rebeca.⎯ Te odio.
⎯ Ten Rebeca.⎯ se pone de pie y recoge sus cosas.⎯ Te devuelvo tu banco; pero por favor, ya no me golpees.⎯ Martín aprovecha que nadie noto que le dio un beso, para bromear un rato y victimizarse.⎯ Ahora me cambio. Por favor profesor no la castiguen. Lo siento.
⎯ Descuida, prefiero mil veces estar sola en la sala de castigo, que verte la cara, pero recuerda esto tarde o temprano me lo voy a cobrar.
⎯ Rebeca sal del salón. Es una orden.⎯ el profesor está enojado.⎯ Ten tu tarjeta de castigo.
La muchacha le arrebata la tarjeta, lo mira desafiante y sale del curso. Rebeca va hasta la sala de castigo y en la puerta la secretaria se sorprende al ver la abanderada castigada por agresión.
⎯ Rebeca ¿qué pasó?⎯ pregunta al leer la tarjeta.
⎯ ¡Nada! ⎯ a ella le daba pena confesar que alguien le había besado el cuello sin su permiso.
⎯ Bueno, ahora dime ¿realmente golpeaste a ese muchacho?
⎯ Sí, fue un impulso. Me robaron mi banco y adoro la vista de mi ventana.⎯ hablo rápido y luego pensó en lo tonto que sonaba esa excusa.
⎯ De acuerdo, te quedaras conmigo para reflexionar hasta que finalice el horario escolar.
Durante un recreo, la encargada de vigilar a los chicos castigados sale un momento del salón y Martín aprovecha la ocasión para entrar a hurtadillas. Solo hay un par de chicos jugando con unos avioncitos de papel y luego está la muchacha leyendo un libro de biología.
⎯ Rebi.⎯ ella se sorprende cuando Martín le saca el libro.⎯ Vine a disculparme.
⎯ No era necesario y no me digas Rebi. Soy Rebeca.
⎯ Sí creo que es necesario una disculpa, no es justo que estés aquí. Yo provoque todo esto.⎯ baja la vista apenado y continua.⎯ Nunca debí besarte, eso estuvo mal. Lo siento.
⎯ Mira, no sé porque besaste mi cuello, pero te advierto que la próxima vez que intentes algo semejante te mato. No soy ninguna niñita tonta que se deja engañar por un chico como tú.
⎯ De acuerdo. ¿Y cómo se supone que soy?⎯ pregunta arqueando una ceja
⎯ ¡Engreído, rebelde, sin escrúpulos y sobre todo alguien que no respeta a los demás!
⎯ Eso dolió.⎯ a Martín realmente le dolieron esas palabras, no podía creer que alguien que apenas lo conocía pensara tan mal de su persona.⎯ Bueno, solo vine a disculparme. No te causaré más problemas.
⎯ Ahora vete, no quiero ver más tu cara.
⎯ Adiós.⎯ dice mientras se coloca cerca de la puerta y mira para los dos lados.
⎯ ¡Ojalá te castiguen y te expulsen!
Ella agarra el libro y continúa con la lectura. Aunque sus pensamientos están en ese muchacho que se vino a disculpar y sin pensarlo lleva su mano al cuello. Debe admitir que ese beso la puso nerviosa y prefirió estar castigada a tener que seguir temblando junto a un extraño.
Martín se quedó espiando a través de la puerta y se dio cuenta que el libro estaba al revés y una sonrisa se le iluminó en su rostro.
A mitad del horario de clases Rebeca estaba furiosa porque había perdido la oportunidad de su vida y todo por no controlar su temperamento. Está sentada mirando por la ventana y le llama la atención que el chico nuevo está solo en el patio y mirando a su dirección. Hasta que sus miradas se cruzan y ella se pone colorada.
⎯ Rebeca ¿estás bien?⎯ le pregunta la secretaria.
⎯ Sí, solo tengo algo de calor.
⎯ Abre la ventana, el aire acondicionado se averió.
⎯ Está bien, gracias.
Ella se acerca al ventanal y ve que ahora Martín está hablando con dos chicas que no dejan de sonreír y acariciar su brazo.
⎯ Además me faltó… mujeriego, tonto y....⎯ murmura algo celosa.⎯… Muy lindo.
⎯ ¿Me hablaste?
⎯ Sí, dije si puedo salir cinco minutos antes.
⎯ Sabes que el castigo es hasta finalizar el día. Lo siento.
⎯ ¡Vamos, será nuestro secreto! ¡ Además es mi primera vez!⎯ pone sus ojitos suplicantes.⎯ Y tengo que cambiarme, al final usar la ropa de mi abuela me trajo mala suerte.
⎯ Está bien, solo porque sé que hoy fue un día muy difícil para ti.
⎯ Gracias, eres la mejor.⎯ le besa el cachete.⎯ Mañana te traeré un brownie especial, hecho con mucho amor.
⎯ Amo tus brownie.
⎯ Lo sé.
Cinco minutos antes de que toque el timbre, ella recoge todas sus cosas, le da un beso a la secretaría y sale al corredor sin que nadie la vea, se para frente a su locker y extrae la ropa que habitualmente usa, luego entra al baño de damas se cambia, peina su largo cabello, se perfuma y espera a que toquen el timbre que les indica la salida. Espera un momento, no quiere cruzarse con su nuevo enemigo y sale por la puerta trasera hacia el estacionamiento.
me encantó la historia,tiré alguna lágrima pero me divertí mucho leyendo y viendo cómo me miraban porque reía sola, te felicito y espero volver a leer de nuevo algo tuyo y si es divertido mejor,muchas suerte