Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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10. Hueles a él
Adrián Valdez los mira fijamente, sabía que Beatriz Salinas tenía una excelente capacidad de investigación, análisis y juicio; ingredientes perfectos para ser una buena abogada, además era bonita y de buen cuerpo, por lo que para él era agradable verla caminar por las instalaciones, aunque esa pose de niña inocente no le gustaba para abordarla, no concibe que alguien de su edad pueda ser tan cándida, quería que ella sacara su verdadera personalidad y por eso la había puesto en ese caso.
El resultado no había sido el esperado, el patriarca de la familia Correa había llamado molesto, que su abogado estrella los había insultado y que renunciaba a seguir su caso.
- "¿Cómo es que arruinan un caso tan simple?", inquirió Adrián.
- "El caso no está arruinado, la familia es una mierda", respondió Kevin de manera despreocupada, apoyándose en la pared.
- "Kevin estoy hablando en serio, no estoy para tu extraña intensidad", manifestó Adrián molesto.
- "Lo siento, uno de los integrantes de la familia se propasó conmigo, sé que debí ponerle un alto desde el primer momento...", expresó Bea.
- "¿No podías disimular y seguir con el trabajo?, debes ser más astuta y superar esas cosas con disimulo, acaso crees que vas a avanzar con esa actitud de mojigata, muéstrame como realmente eres", increpó Adrián.
- "Esta soy yo, ¿y cómo se disimula un acoso?", inquirió Bea.
- "Acoso, acoso, ahora todo lo ven como un acoso, tal vez Roberto solo no sabe como llegar a una mujer, tiene mala forma de ligar. Si le hubieses seguido el juego nada de esto hubiese pasado", respondió Adrián.
- "¿Disimular?, casi me toca el pecho y voy a ¿disimular?", increpó Bea, quien había tratado de mantener la compostura, pero no entendía cómo su comportamiento debía ser disimular un acoso.
- "Señorita Salinas vaya a su escritorio y siga trabajando en los otros casos, voy a hablar con el señor Valdés a solas", dijo Kevin.
Adrián iba a decir algo, pero lo más probable era que terminara con el despido de Beatriz Salinas, y todavía tenía ganas de verla y probablemente abordarla, una vez que deje su papel de niña inocente.
Solo se reclinó hacia atrás, mientras veía el vaivén de sus caderas cuando se retiraba, Kevin solo volteó los ojos, Bea parece atraer a un montón de enfermos.
- "¿Te gusta la muchacha?", preguntó Kevin, para luego tomar asiento.
- "Como si no te gustara a ti, está muy buena, si tan solo se quitara esa pose de niña buena", respondió Adrián.
- "No hace pose de niña buena, es una niña buena, estás tratando de encontrar algo en ella que no vas a hallar", manifestó Kevin.
- "Vamos, sale con Bruno Alcázar, a estas alturas ya debe saberse el kamasutra entero", expresó Adrián.
- "Eres abogado, deberías tener cuidado con lo que dices, especialmente de una empleada, y ya estás bastante grande como para no saber cuando una candidez es fingida o real. Que Bruno sea un degenerado, no la hace una degenerada, digamos que no se había dado cuenta del tipo de novio que tenía. Y sobre Renato Correa, es más que un desagradable tipo, en cualquier momento cometerá un crimen, de esos que no son buenos para defender porque dañan el prestigio de la firma. Andaba buscando un pretexto perfecto para acabar nuestra relación jurídica, y Bea me dio el motivo perfecto, si no aprovechas la oportunidad es problema tuyo. Si me vas a despedir hazlo de una vez, no quiero seguir esforzándome si me vas a despedir en unos días", manifestó Kevin con su indiferencia de siempre.
Adrián odiaba esa actitud de su sobrino, solo que podía reconocer que Kevin podría ser muchas cosas negativas, pero haciendo su trabajo era el mejor, despedirlo sería cargarse con más responsabilidad de la que se podía permitir, si quería seguir con su vida tranquila.
En su escritorio, Bea está sacando unos expedientes de unos cajones, cuando Yolanda Ramírez se acerca a ella, es una abogada que lleva años en la firma.
- "Ahora parece que la forma de ascender es acostarse con los colegas", comentó Yolanda con cizaña.
- "¿De qué habla?", preguntó Bea.
- "Hueles a él, al perfume de Kevin Taylor", respondió Yolanda con mirada acusatoria.
Bea recién se percató de ello, al parecer todo el tiempo en que estuvo usando el saco de Kevin, se le había impregnado de alguna manera aquel aroma, sintió la mirada de algunos y se cansó de que siempre la vieran por encima del hombro.
- "Piensa lo que quieras, la única opinión que me importa es la mía", dijo Bea, dejando los expedientes sobre el escritorio.
- "Eso es una desventaja para el resto, si tenemos a la golfa del sobrino del dueño pretendiendo escalar posiciones, gracias a otra cosa que no sea su trabajo", manifestó Yolanda.
El sonido de la mano de Bea sobre el rostro de Yolanda se escuchó en todo el ambiente; un brillo se apoderó de los ojos de la joven abogada.
- "Lávate la boca antes de ofenderme, jamás he sido la golfa de nadie, ¿tienes las pruebas?, que sean serias, no inferencias absurdas. ¿Las tienes? O te retractas o te denunció", expresó Bea, visiblemente indignada, mientras Yolanda sostiene su mejilla, que estaba completamente roja.
- "¿Qué sucede?", preguntó Adrián. Habían salido de su oficina ante el escándalo.
Yolanda se puso a llorar, haciendo su papel de víctima agredida, mientras que a Bea le costaba calmarse, ese día era un completo enredo, primero acosada por un cliente, luego regañada por el jefe y ahora insultada por una colega; definitivamente no era el mejor de sus momentos.