Me casé a la fuerza y al mismo tiempo enamorada. Hasta el día de hoy lo amó, pero mi matrimonio es un fracasó. Y no sé si es mi culpa o es de ambos.
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¿Estás embarazada.?
Por la noche bajé a cenar. Mi madrastra había salido pero, ¿Porqué mi padre no estaba en casa.? Tal vez estaba trabajando más de lo que debía. Volví a mi habitación. Al entrar una mano cubrió mi boca.
— Supuse que no irías al departamento..
Le di un codazo en el estómago y el me soltó.
— ¿Cómo entraste.?
— Mmm.
— Vete de mi casa.
— No. Vine para dormir contigo. — En el corredor escuché la voz de mi padre.
— Vete. Mi padre está aquí. — El se acercó y me besó. — Será más divertido así. — Me tiró en la cama.
— Si me haces algo voy a gritar.
— Adelante..Pero que sea mi nombre. — Supongo que no me creyó. Así que me grité. — ¡Papá.!, ¡Papá!.
— ¿Qué pasa hija.? — Escuché su voz cerca de mi puerta. A Tyler no le quedó de otra que soltarme.
Abrí la puerta y le dije a mi padre que me asusté con un insecto. Luego le pedí que me dejará quedar en su habitación. Su esposa no estaba así que no había problema.
— No puedo creer que a está edad todavía le tengas miedo los insectos. — Me llevó a su habitación.
— ¿Porqué llegaste tan tarde.?
— Me dieron mucho trabajo en la oficina. Pero puede terminar.
Recordé en que empresa trabajaba mi papá. Seguro el imbécil de Tyler lo hizo a propósito.
— Dormiré aquí. — Señale el sofá.
— ¿No quieres dormir conmigo.?
— Ya estoy grande para eso.
— Para mí siempre serás mi nena.
Eso me hizo sonreír. Me acosté en la cama y abracé a mi papá. Sentir sus brazos hizo que sintiera que alguien si me amaba de verdad. Qué alguien me protegía.
...Tyler....
No imaginé que gritaría de verdad. Me dejó con las ganas. Me reí de mi mismo. Regresé al departamento y aprovechando mi estancia ahí revisé el estacionamiento.
El auto que le había regalado si estaba ahí. Subí y revisé el joyero, todas las joyas estaban ahí, toda la ropa estaba ahí. La tarjeta también estaba en la basura.
— Ese imbécil si debe tener más dinero que yo.
Llamé a un detective y le pedí que lo investigará. No sabía nada de él. Ni su nombre sólo se lo describí y el detective me mandó una serie de fotos.
...Días después....
...Zuri....
Después del incidente en mi casa decidí no dejar ventanas abiertas y menos salir tarde.
— ¿Qué hace la niña lista.? — Preguntó Andrew.
— Sólo estudió para el examen.
— Lo vas a pasar con 10. Deja eso. — Me arrebató el libro. — Vamos a cenar hoy.
— No gracias.
— Anda. No puedes guardarle luto toda la vida.
— ¿Tú novio no se pondrá celoso si voy contigo.?
— Sabe que eres mi amiga.
— Okay. ¿A qué hora.?
— A las 8.
— ¿Pasas por mi.?
— Obvio. — Me dió un beso y se fue.
En la noche pasó por mi. Me llevó a un restaurante hermoso. Me acomodó la silla y nos sentamos. Salir a cenar con el, tomar su brazo, que me dedicará una sonrisa en público, esas pequeñas cosas me hacían sentir muy feliz. Si tan sólo Tyler hubiera hecho algo cómo eso.
— Chica si me sigues viendo así, mi novio se pondrá celoso.
— ¿Cómo te estaba viendo.?
— Con deseó. — Dijo riendo.
— ¡Oye!, para nada te deseo.
— Sólo bromeaba. Sinceramente me veías a mi, pero sentía que deseabas estar con alguien más.
— Sólo dices tonterías. Mejor ordenemos. Muero de hambre.
— Okay.
Pedí mi platillo favorito. Al momento de llegar, el olor de esté me dió náuseas.
— ¿Te pasa algo.?
— Necesitó ir a un lugar. — Caminé al tocador con velocidad. Llegué y vomité en uno de los excusados. Ni siquiera había comido y estaba vomitando. ¿Qué carajos me pasa.?
— ¿Tanto asco te da estar con el.? — Tyler estaba aquí. A mi lado. Sujetando mi cabello. Eso era más raro que mi vómito. Me levanté y fuí a limpiarme con agua. — Un gracias no estaría mal.
— Yo no te pedí que me ayudarás. — Salí de bañó y me senté en mi mesa.
— ¿Qué te paso.? Estás pálida.
— No me siento bien.
— ¿Te llevó al hospital.?
— No es para tanto. — Observé la comida y las náuseas regresaron. — Llévame a casa.
— Cómo digas.
Al día siguiente en la universidad me encontré con Tyler.
— ¿Qué quieres.?
— Verte.
— Ya me viste. — Di unos pasos.
— ¿Estás embarazada.?
— ¿Qué.?
— Pregunté si estás embarazada.
— Porsupuesto que no.
— ¿Y porqué vomitaste anoche.?
— La comida me hizo daño.
— Ni siquiera la probaste.
— ¿Ahora vigilas lo que hago.?
— Algo así.
— Pues no. No estoy embarazada. Puedes estar tranquilo.
Ahora la que no estaba tranquila era yo. Mi periodo no había llegado desde que estuve en el yate con el. Revisé mi calendario y tenía más de un dos semanas de retrasó.
me encantó esta novela
mucho amor y malos entendidos que logran superar
bien llevada
sin maldades atroces
algunos errores ortográficos que espero sean superados en otras obras, aunque parecen más errores por traducción
gracias a la autora por brindarnos sus ideas
felicitaciones