Abel es hijo de padres adinerados, el mayor de seis hermanos, por lo que necesita a su lado una mujer que le sea un apoyo y fortaleza al momento en que deba asumir su cargo como CEO de las empresas familiares, sin embargo, no logra encontrar la chica ideal que lo complemente. Abel no es mujeriego, pero buscando la mujer ideal ha tenido varias novias, seis hasta el momento y nada más no la encuentra ¿la séptima será la buena, la octava o la novena?
Te invito a descubrir si encontró la persona indicada.
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CAPÍTULO 3: VERDADERA CARA
El día de la fiesta, todos estaban divirtiéndose, hubo un momento en que Abel perdió de vista a Marisol, ella había estado con sus amigas y él con sus primos y otros amigos, decidió ir al baño y después buscarla, pero al ir acercándose al baño le pareció escuchar que alguien había gritado pidiendo que pararan, intrigado disminuyó sus pasos, al llegar a la puerta de la habitación que estaba cerca del baño, pudo escuchar con más claridad a la persona que había gritado.
Se asomo por un lado de la puerta y pudo ver que en el suelo estaba una chica, las amigas de Marisol se burlaban de ella diciéndole que era una chica muy insípida, que como podría gustarle a un chico, que no debería haber ido a la fiesta, que era una mugrosa analfabeta, una se acercó a la chica y tomándola del cabello, la hizo verla a los ojos para decirle lo patética que era a los ojos de ellas y sus amigos, sobre todo de Flavio que era el festejado, Marisol se acercó a ella y riendo le dijo: hay niña tu no nos llegas ni a los talones, nunca podrás ser como nosotras, no tienes clase, eres fea, mírate, no eres agradable a los ojos de nadie, nunca podrás tener la belleza y elegancia de nosotras, dijo señalándose así como a sus amigas, antes de empezar a reírse de la chica.
Esas palabras fueron la gota que derramo el vaso, Abel entro furioso y tomando a las chicas del brazo las alejo de la que estaba en el suelo, haciendo caer a una y las otras perder el equilibrio, pero mantenerse de pie, dándole la mano a la chica para ayudarla a levantarse, las veía furioso a cada una de ella, estaba rojo del coraje.
Se puede saber que les pasa, como es posible que actúen de esa manera, se burlan de esta chica porque según ustedes si tiene clase, de que clase hablan de la clase de gente inhumana que ve a los demás por debajo del hombro, que tengan una posición económica mayor no las hace diferentes a los demás ni superiores, todos merecen respeto, pero eso al parecer no lo entienden ustedes.
Abel, - dijo mostrando molesta al verlo ayudar a la chica - ¿Qué haces?, no toques a esa mugrosa, no merece que la defiendas, ella…
Ella es una mujer que merece el mismo respeto que ustedes - dijo molesto viendo a su novia con furia - ninguna tiene derecho a maltratarla como lo han hecho - dijo señalando a cada una - no puedo creer que se comporten así con gente que consideran inferior, ustedes… mejor me voy no soporto seguir aquí, vámonos, dijo ayudando a la chica a salir sin soltarla del brazo.
Abel, no puedes irte con esa, suéltala, corrió a tratar de alejar a la chica empujándola, la chica se cayó al suelo nuevamente.
¿Qué te pasa?, estas bien, dijo revisando si la chica estaba bien.
Sí, lo mejor es que me vaya, no quiero meterte en problemas con tu novia.
Tú, si te vas a ir, pero yo te voy a acompañar, no voy a permitir que te sigan humillando de esa manera y tú Marisol más vale que no vuelvas a comportarte de esa manera frente a mí.
Si te vas con esa se acabó todo entre nosotros.
Lo nuestro acabo en el momento que entre en esa habitación y vi tu verdadera cara, no pienso seguir al lado de una persona que se siente superior a lo demás, que es capaz de humillar y lastimar a gente solo por pensar que no merecen pisar tu suelo, ni respirar tu aire, no pienso seguir aguantando tus caprichos de niña mimada, adiós, Marisol.
Abel ayudo a la chica a salir, la llevo a donde estaba su coche y le abrió la puerta para que ella subiera al coche, al inicio no quería subir, estaba muy apenada por lo que había pasado adentro, la música seguía escuchándose a alto volumen, lo único que quería era irse a su casa y olvidarse de la humillación y maltrato que sufrió, iba desaliñada, su ropa tenía una mancha de algo que las chicas le habían arrojado, su cabello algo alborotado, en sus brazos se empezaban a ver algunas manchas rojas y rasguños producidos por las uñas de esas mujeres y sus manos al agarrarla para tratar de intimidarla.
Ella había ido fue porque Flavio la invitó, ella era considerada uno de los cerebritos de la carrera, en varias ocasiones ayudo a Flavio con algunas materias en las cuales tenía problemas y ella lo asesoraba en esos temas que necesitaba, por eso él la invito, sentía que era una manera de agradecerle por su ayuda en esos momentos, ya que, aunque era muy seria y callada, la consideraba una buena persona y su amiga.
A todo esto, no nos hemos presentado, yo me llamo Abel y tú ¿Cómo te llamas?, dijo extendiendo su mano hacía la chica que estaba algo temblorosa aún.
Yo... yo me llamo Belinda, gracias por ayudarme, pero como te dije es mejor que me vaya de una vez, no es correcto que me vaya contigo en tu coche, dijo todo muy rápido por lo nerviosa que estaba.
Haber, primero respira, te vas a ahogar de hablar tan rápido, entiendo que te quieras ir, no debe ser… agradable lo que sucedió hace un momento, pero lo que sé, es que no puedo dejarte ir en esas condiciones sola, no se si no sientes por la adrenalina, pero andas cojeando un poco, lo que me indica que en una de esas caídas te lastimaste el pie, no sé dónde vives, pero no es hora para andar en la calle sola para una dama, entiendo que no me conoces y no quieras que te acompañe, pero déjame darte mi palabra de que no voy a hacer nada más, que acompañarte y asegurarme que llegues a casa sana y salva, luego me podré ir tranquilo.
Muchas gracias y disculpa por las molestias que te estoy dando.
No sigas agradeciendo, y mejor sube, que se hace tarde.
Así fue como Belinda acepto subir al coche de Abel para que este le llevará a su casa, al darle la dirección vio que de repente se desvió y se espantó, cuando Abel volteó y la vio asustada viendo el camino, le dijo que no se asustará que iban a su casa, solo que antes necesitaba que le revisaran su pie, ya que al verla subir al coche noto como hizo gesto de dolor al apoyar su pie, muy apenada acepto que le revisaran, ya empezaba a sentir el dolor, lo bueno que solo estaba un poco inflamado, pero afortunadamente no había nada grave o de mayor cuidado que reposar por dos días y colocarse una pomada para desinflamar. Le colocaron una tobillera para dar soporte a su pie y le dieron las instrucciones a seguir.
Al dejar a Belinda en su casa, Abel vio que vivía en un edificio de varios pisos, al saber que vivía en el tercer piso se preocupó que tuviera que subir muchos escalones para llegar a su hogar, porque eso afectaría más a su pie, puesto que era notorio que en ese edificio no había ascensor, por lo que decidió ayudarle a llegar hasta su departamento, Belinda no sabía dónde meter la cabeza por lo apenada que estaba con el chico, no solo la salvo de las chicas malas, sino que la llevo al médico, de ahí a su casa y la ayudo a subir hasta su departamento, al abrir la puerta se debatía entre invitarlo a entrar para agradecerle con una vaso de café o algo, pero Abel le dijo que estaba tranquilo de saber que estaba en casa y que debía seguir las instrucciones del médico, por lo que era mejor que entrara y descansará, se acercó para dejar un beso en su mejilla y después de desearle una bonita noche se dio la vuelta y salió rumbo a su casa.