Un acuerdo nada convencional. Bryan Roignz, un famoso empresario y abogado, es un hombre apuesto y deseado por muchas, por su dinero, belleza, fama y poder. Sin mencionar que su apellido ya tiene su propia fama. Él ve una gran oportunidad, pero necesita ayuda. Samantha, una mujer fuerte, decidida y con habilidades únicas, se encuentra sin nada. De un día para otro, su vida da un giro total. Él necesita un acuerdo y ella dinero. El destino decide ponerlos cara a cara. Ven conmigo, viajemos juntos en esta historia de amor, comedia, superación y fe...
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Capítulo 23
Samantha
Al llegar al ático, le aviso a Inés que no cenaríamos en casa, ¡después un baño! ¡Cómo cansa hacer esos presupuestos! Y mañana, todavía necesito analizarlos uno por uno...
Bryan
Después de que mi madre llamó, dejé de trabajar y como el entrenamiento de lucha es a las seis, paré y me fui antes, necesito salir antes.
Entreno, y salgo del gimnasio de lucha pasadas las siete, menos mal que estoy cerca del ático.
Al llegar, entro y todo está en silencio...
Entro en la habitación y Sam estaba eligiendo ropa, ¡lástima que estaba en bata! ¿Qué pensamientos son estos...?
Bryan agarrando un vestido – ¡Creo que este te quedará genial!
Samantha – entonces será este.
Bryan sonriendo – ¿no vas a probarte ninguno?
Samantha – ¡no! Me pondré este mismo y listo. Decidido.
Bryan sonriendo – voy a darme una ducha, ahora vuelvo.
Bryan
Ella es decidida y allá van mis pensamientos de nuevo sobre ella, ¡basta! Me doy una ducha y cuando salgo está luchando con el maquillaje, me encanta ese lado divertido que tiene...
Samantha – Bryan, no me voy a maquillar, ¡ni siquiera recuerdo qué debo ponerme primero, son tantas cosas! Mira, base, prebase, corrector, iluminador e infinitos potingues.
Bryan riendo - hazlo como ayer, estabas hermosa, ¡eres hermosa!
Samantha – ¡Gracias, qué bien! porque voy a tener que hacer dos o tres cursos más para aprender a maquillarme correctamente. ¡Imagínate que piense en mi cuñada Julia en ese momento, lo hago todo mal! Así que solo lápiz, rímel y pintalabios.
Bryan sonriendo y cambiándose mientras ella está absorta con el maquillaje.
Bryan – el pintalabios te lo pongo yo.
Samantha – deja de hacer bromas, que me voy a poner el lápiz y si se corre te mato, ¡no te imaginas lo que sufro para hacer esto! ¡También me criaron como a un niño!
Bryan – cuéntame.
Samantha – otro día te cuento.
Bryan – estoy listo.
Samantha – ¡yo también!
Bryan sonriendo y pensando ¡wow! qué guapa está con ese vestido, guapísima...
Bryan – estás guapísima, ¿vamos?
Samantha – vamos.
En el coche
Samantha – háblame un poco de tu hermana, de tu madre ya me has hablado, pero de ella no.
Bryan – ¡ella es exagerada! ¡Mucho! Por ejemplo, si la invitas a pasar una noche en tu casa, traerá al menos una maleta gigante de ropa, una de zapatos y varios neceseres.
Siempre ha sido así, pobre Manuel, que es su marido.
Es muy inteligente con los números, se le da muy bien lo financiero de la empresa y es una gran empresaria. ¡Como mi padre, capta las cosas al vuelo!
Como madre, es cariñosa y ¡se vuelve loca varias veces! Es que mis sobrinos no colaboran mucho con ella, son muy traviesos.
Mi cuñado es un alma de Dios, no tiene reparo en nada, ¡todo lo que ella dice le parece bien! Tiene una empresa de piezas de automóvil y la tranquilidad es su punto fuerte.
Samantha – de acuerdo, ¿y tus sobrinos, cómo se llaman y cuántos años tienen?
Bryan – Joaquim, de 8 años, y Júlio, de 6. Son muy comunicativos y seguro que te llaman tía Sam en cuestión de minutos.
Samantha sonriendo – de acuerdo, mis sobrinos son todos mayores.
Bryan – ¿qué edad tienen?
Samantha – a Luna la conoces, es la hija de mi hermano, fue padre muy joven, ¡con 18 años! Luego mi hermano se casó con Julia, su actual esposa, y hoy tiene otros dos hijos, uno de 20 años y una niña de 16.
Sabrina, mi hermana mediana, tiene una niña de 15 años y un niño de 17.
Bryan – estamos llegando, ¿estás preparada?
Samantha sonriendo – ¡siempre!
Bryan – ¡genial!
Samantha
Esto era muy aterrador, ¡pero no iba a admitirlo, de ninguna manera! ¡Después me enfrento a mis miedos de frente!
Cuando llegamos, ¡wow! ¡Sus padres tienen una mansión! ¡Y qué mansión!
Bryan detiene el coche, baja y me abre la puerta, hay un señor que parece una estatua parado esperándonos, creo que es el mayordomo, o algo así...
Diego – buenas noches señor Bryan y señora.
Bryan – buenas noches Diego, esta es mi esposa Samantha.
Diego – bienvenida señora Samantha.
Samantha
Le doy la mano y él se asusta, pero sonríe educadamente y me devuelve el saludo, me quedo pensando que esta gente que se dice tan educada no saluda a los empleados.
Bryan hablándole al oído – no tienes que darle la mano y se ha asustado porque mi ex mujer prácticamente ni le daba las buenas noches.
Samantha – anda que luego la que tiene que cuidar cómo habla soy yo, ¡madre mía!, ¿de qué sirve hablar bien y olvidarse de eso?
Bryan sonríe – estoy de acuerdo y me gusta eso de ti, de hecho, me gustan muchas cosas de ti.
Diego hace como que no ha oído, pero lo ha escuchado todo.
Diego
¡Menos mal que Bryan se ha casado con una mujer agradable! ¡Esa Milena tenía ganas de pegarle! Y Samantha me ha caído bien, ¡tiene razón!
¡Muchos ni siquiera me dan la mano! ¡Y Bryan es un encanto! Está coladito por ella, ¡eso es genial! ¡Menos mal que no lee los pensamientos o estaría perdido!
Samantha
Íbamos de la mano y parecía que nunca llegaríamos a la dichosa sala que nos esperaba. A medida que nos acercamos, puedo ver a una señora muy guapa, sonriente y ¡muy parecida a Bryan! Un señor aparentemente tranquilo, sonriente y elegante. ¡Como Bryan en traje! Señor, si se muere, entiérrenlo así, no le quiten el traje.