UN PACTÓ CON EL DIABLO

Me quedo en silencio, por unos segundo y después le respondo. - Si ya estoy bien. - Me levantó, y veo que Dylan me está viendo, prefiero no decir nada si, así las cosas están mal no quiero provocar un problema más.

Creo que el levantarme de golpe, me dolió un poco la cabeza, toco y tengo una gasa, eso si me preocupo enseguida voy en busca de mi bolso.

Y saco un pequeño espejo, para ver el porqué de esa gasa, así que me la quitó.

Me quede sin palabras, tengo una pequeña cortada, ese maldito idiota me lastimó.

- Cuando vaya a golpear a alguien, asegúrese de golpearlo. - Tomo mi bolso y salgo del despacho sin decir nada más, me voy a mi casa, si el señor Rangel, se molesta, pues me vale.

A donde me vine a meter, toda está gente esta loca, y eso que es mi primer día.

No quiero ni pensar lo que me espera, como diablos fue que me metí en todo este lío.

Esa tarde después de lo ocurrido, Alejandra se fue más temprano a su casa, en cuanto Mari la vio, enseguida se preocupó pues al verla que llevaba una gasa a un costado de la frente. - ¡¡Pero que te paso Alex!!

Hay no sé amiga, yo venía entrando y, Guillermo salía del despacho de Dylan, solo sentí el golpe y, no supe más.

Hoy si tuve un mal día, Mari. Sabes no pensaba ocupar la casa ni, nada de lo que medio el señor Rangel, pero pensándolo bien sí, voy a estar sufriendo por culpa de ese loco, pues no voy a despreciar nada, de lo que los Rangel me ofrezcan. Total a ellos no les hace falta, así que prepárate que vamos a conocer nuestra nueva casa.

Alejandra estaba decida aceptar, todo lo que Guillermo Rangel le había dado, como lo mencionaba en el contrato, que iba desde una residencia lujosa, en una de las mejores zonas residenciales, cubriendo todos los gastos que se generaran en la casa, desde los empleados y, cinco autos de lujos, con chofer a su disposición, lo mejor de todo una tarjeta sin límite. Así que podía comprar todo lo que quiera.

Si tenía que pasar cualquier humillación, por parte de los Rangel. Más si venía de Dylan, pues aún no sabía como le iría cuando se casara con él.

Pues él todavía no está enterado y, no quiere imaginar como va reaccionar, cuando se entere de que ella es la mujer que su padre eligió para casarlo.

Cuando llegaron a la casa ella, su amiga y su pequeño Daniel, ambas mujeres se quedaron con la boca abierta, pues no esperaban que la casa fuera tan grande y espectacular. - Amiga te sacaste la lotería, así, si me caso con el idiota de Dylan. -

- Vaya cuando el señor Rangel dijo, de una casa pensé que sería algo más pequeño, esto es otro nivel. -

Cuando entraron a la casa enseguida fueron recibidas por los empleados. - Bienvenida, señorita Maldonado. -

Alejandra estaba que no lo podía creer, la casa era impresionante tanto por dentro como por fuera, la recorrieron después fueron al jardín, donde se encontraron con un hermoso jardín, lleno de rosas de varios colores que tal parecía, que habían sido cultivadas y, cuidadas por alguien que ama las rosas.

Caminaron hacía el garaje, ahí estaban los cinco autos, tal y como decía el contrato. Recién salidos de la agencia.

Alejandra está sin poder decir absolutamente nada, todo iba más allá de lo que se había imaginado.

Alejandra sé comenzó a cuestionar. ¿Por qué alguien quería darle todo eso? ¿Qué interés había de tras de todo? Tenía que averiguar porque alguien como Guillermo querría darle todo eso. ¿A cambio de qué?

- Vaya Alex, sí que naciste con suerte amiga. - Le dice Mari, con una sonrisa.

- Podrás decir todo lo que quieras Mari, pero aquí hay algo que no me gusta, dirás que estoy paranoica, pero nadie le da nada a nadie nada más porque sí. - * Eso lo tengo que averiguar. *

Hay amiga tú no te fijes te vas a casar, con el chacal ese, que está todo lleno de tatuajes, tal parece que no tiene un vida propia, pues que valga la pena tu sacrificio, de aguantar tres años de estar casada con ese.

Bueno, en eso si tienes razón Mari, todavía no me ha dicho nada el señor Rangel, quedo que él me avisara. Que día se llevara a cabo la boda.

Y el pesado ese que te ha dicho. -

Nada Mari, él todavía no sabe nada. Por lo que me dijo su padre él se lo dirá.

Bueno, vámonos que tenemos muchas cosas que hacer, para empezar me haré un cambio de look y, después todo un guardarropa completo, que ni el mismo Dylan me podrá conocer.

Mari sonríe ante la actitud, de su amiga. Alejandra estaba decidida a hacerse todo un cambio, que ni el mismo Dylan la reconocería, pues empezaría por cobrarse de esa manera, cada agravio o desplante que él le hiciera.

Está vez sería por el golpe que le había hecho sin querer y había dejado una pequeña marca en su frente

Esa misma tarde Alejandra y, su amiga se fueron de compras Alejandra, cambió sus trajes de pantalón por conjuntos de faldas ajustadas, que la hacían resaltar su esbelta cintura y su trasero de infarto, que solo un hombre ciego no notaría.

Después se hizo un cambio de look compró algunas cosas para su amiga y también para su bebé.

Cuando regresaron al departamento Alejandra solo recogió algunas pertenencias.

Y esa misma noche se mudó, junto con su amiga a la casa que Guillermo Rangel, le había dado, si tenía que sacrificarse que fuera con provecho, ya que eso era un contrato con muchos beneficios que a ella le convenían pues estaría dentro del círculo social más alto.

Y bajo la protección de los Rangel, aún más sí se casaba con Dylan, lo único que le preocupaba era cómo iba a reaccionar él cuando supiera que sería ella, la que se casaría con él.

Al día siguiente, se levantó muy temprano, se dio una ducha se vistió con uno de los conjuntos, nuevos que había comprado se maquilló, cuando terminó se dio toda una vuelta al espejo.

- perfecto Alex te ves genial se dijo a sí misma. -

Sonrió saliendo de su habitación, para ir en busca de su pequeño Daniel, este aún estaba dormido fue junto a él lo despertó, con algunas cosquillas y besos en todo el rostro. - despierta dormilón es hora de ir al colegio. -

El niño solo se dio unas vueltas entre las sábanas. - Déjame dormir un rato más mami. -

- Está bien cariño, mientras preparo la ducha y tu uniforme, para el colegio. - Le dice Alejandra con una sonrisa cariñosa, al ver a su pequeño, en volverse entre las sabanas.