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En Las Manos De Un Mafioso

En Las Manos De Un Mafioso

Status: En proceso
Genre:Completas / Mafia / Juego del gato y el ratón / Amor-odio
Popularitas:7.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Adriana Camargo

En un mundo donde la lealtad y el deseo se entrelazan, una joven se encuentra atrapada entre la pasión y el peligro. Tras un encuentro inesperado con un enigmático mafioso, su vida da un giro inesperado hacia lo prohibido. Mientras la atracción entre ellos crece, también lo hace el riesgo de entrar en un juego mortal de poder y traición.

Sumérgete en una historia cargada de erotismo y tensión, donde cada decisión puede costar caro. ¿Podrá su amor desafiar las sombras del crimen, o caerá presa de un destino que la dejará marcada para siempre? Una novela que explora los límites del deseo y la redención, perfecta para quienes buscan emociones intensas y giros inesperados.

NovelToon tiene autorización de Adriana Camargo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 7: La Noche Decisiva

El día pasó en un torbellino de nervios y expectativas. Ana no podía quitarse de la cabeza la oferta de Marco: jugar en su nombre era un riesgo que podría definir su lugar en este nuevo mundo. Mientras el sol se ocultaba tras los edificios, su mente giraba en torno a la estrategia y la mejor manera de jugar sus cartas.

Se preparó con cuidado. Se vistió con un elegante vestido negro que acentuaba su figura, sintiendo que la confianza comenzaba a brotar en ella. La fragancia de un perfume ligero llenó la habitación, un recordatorio de que debía estar a la altura de la ocasión. Ana se miró en el espejo, buscando la determinación en sus ojos. Era hora de demostrar su valía.

Al llegar al bar, el ambiente era electrizante. Las luces tenues iluminaban las mesas llenas de jugadores, y el murmullo de las conversaciones creaba una atmósfera de anticipación. Se dirigió a la mesa de Marco, que estaba rodeada de un grupo de hombres que discutían en voz baja.

“Te vi llegar”, dijo Marco con una sonrisa calculadora, sus ojos evaluándola. “¿Estás lista para la prueba?”

Ana asintió, sintiendo que la presión aumentaba. “Estoy lista. ¿Qué necesitas que haga?”

“Primero, deberás jugar una mano. Quiero ver cómo te manejas bajo presión. Y recuerda, la clave es no mostrar debilidad”, explicó Marco mientras la señalaba para que se acercara a la mesa de juego.

La mesa estaba llena de hombres, todos con miradas desafiantes. Ana sintió un escalofrío, pero recordó las palabras de Valentina. “No muestres inseguridad”, se repitió a sí misma.

Tomando un asiento, miró las cartas que le fueron repartidas. Eran cuatro cartas de corazón y un comodín, una mano prometedora. Pero en esta partida, las emociones podían jugar en su contra. El primer jugador hizo una apuesta alta, y Ana sintió que todos los ojos estaban sobre ella.

“¿Qué harás, Ana?” preguntó Marco, su tono juguetón pero con un aire de desafío. Ana respiró hondo, centrando su mente en el juego.

“Igualo”, respondió, consciente de la importancia de su decisión. La tensión aumentó cuando el siguiente jugador también igualó. Los murmullos llenaron el aire, y el juego avanzó rápidamente.

A medida que las cartas se jugaban, Ana se dio cuenta de que había más en juego que solo ganar. La mirada de Marco y la presión del grupo la empujaban a ser astuta. Al final de la mano, logró llevarse el bote, aclamaciones y murmullos la rodeaban.

“Buena jugada”, dijo Marco, aplaudiendo. “Pero esto es solo el comienzo. Necesitas mostrar que puedes mantener la cabeza fría, incluso cuando las cosas se pongan tensas”.

La partida continuó, y Ana se sintió cada vez más en control. Con cada jugada, comprendía mejor los matices de las interacciones y la psicología del juego. La confianza crecía en su interior.

Sin embargo, la atmósfera comenzó a cambiar. Un nuevo jugador se unió a la mesa, un hombre de mirada afilada y una presencia intimidante. Ana lo reconoció de la facción de Alessandro. Su nombre era Enzo, un jugador temido y respetado.

“Parece que tenemos nueva sangre en la mesa”, dijo Enzo con una sonrisa burlona, fijando sus ojos en Ana. “Espero que estés lista para jugar en un nivel más alto”.

Ana sintió que el aire se volvía más denso. “Estoy aquí para jugar, igual que todos los demás”, respondió, intentando que su voz sonara segura.

“Veremos”, dijo Enzo, desinteresado mientras se sentaba. La tensión era palpable, y Ana sabía que había entrado en un territorio peligroso.

La partida se volvió aún más intensa. Ana observó cuidadosamente a Enzo, notando cómo estudiaba a los demás jugadores. No podía permitirse mostrar debilidad, pero la presión de su presencia era asfixiante. Al final de la ronda, Ana había logrado mantener el control, pero sintió que la amenaza de Enzo se cernía sobre ella.

“Buena jugada, Ana. Pero no te emociones demasiado. Este juego no es solo de cartas, es un juego de poder”, le dijo Enzo, su tono un tanto provocador. “Y en este mundo, el poder puede cambiar en un instante”.

Ana sintió que la advertencia era más que una simple conversación. “Lo sé, Enzo. Estoy aquí para jugar”, respondió con firmeza.

La siguiente mano fue crucial. Las apuestas estaban más altas, y la presión se intensificaba. Ana decidió arriesgarse y aumentó la apuesta. Enzo la miró con sorpresa, y la sala se llenó de murmullos.

“¿Estás segura de lo que haces?” preguntó Marco, preocupado. Pero Ana sabía que no podía retroceder. Debía demostrar que era capaz.

“Sí, estoy segura”, respondió Ana, sintiendo que había cruzado una línea que no podía deshacer. El juego avanzó, y cada decisión se volvía más crítica. Las miradas se intensificaron, y Ana se dio cuenta de que tenía que mantener su mente clara.

En la siguiente ronda, Enzo hizo una apuesta considerable, su mirada fija en Ana. “¿Te atreverías a igualar?” desafió, su tono lleno de confianza.

Ana sintió el peso de su mirada. Sabía que era un momento decisivo. La sala se había vuelto un espacio de silencio, y todos esperaban su respuesta. Su corazón latía con fuerza, pero ella se aferró a su determinación.

“Igualo”, dijo con voz firme, sintiendo cómo la atención de todos se centraba en ella. Enzo arqueó una ceja, sorprendido por su audacia. La tensión se palpaba en el aire mientras las cartas se revelaban.

Cuando Ana mostró su mano, una combinación poderosa, se escucharon murmullos de admiración. Enzo frunció el ceño, claramente frustrado. La partida siguió, y aunque ganó algunas manos, la presión de Enzo no disminuía.

Mientras la noche avanzaba, Ana se dio cuenta de que había algo más en juego que el simple deseo de ganar. Cada jugada se sentía como una danza peligrosa, un equilibrio entre la ambición y la supervivencia. La sala, que una vez le había parecido emocionante, ahora parecía un campo de batalla.

Después de un tiempo, Marco se inclinó hacia ella. “Estás jugando increíble, pero ten cuidado. Enzo no es solo un jugador, es un cazador”, le advirtió en voz baja. “No dejes que te lleve a su terreno”.

Ana asintió, sintiendo la presión aumentar. Tenía que ser más astuta que nunca. Al final de la ronda, se levantó para ir al baño, buscando un momento para respirar. En el camino, sintió la mirada de Enzo en su espalda, una sensación inquietante que no podía ignorar.

Una vez en el baño, se lavó la cara, intentando despejar su mente. “¿Qué estás haciendo, Ana?” se reprendió a sí misma. “Esto no es un juego, es una lucha por la supervivencia”.

Al volver a la sala de juego, la atmósfera se había intensificado. Las miradas eran más agudas, y el aire se sentía cargado de tensiones no resueltas. Se sentó nuevamente en la mesa, y Marco le lanzó una mirada de preocupación.

“¿Todo bien?” preguntó.

“Sí, solo necesitaba un momento”, respondió Ana, intentando parecer tranquila.

Las apuestas se hicieron más altas, y la presión sobre Ana era cada vez más palpable. Enzo estaba cerca, y ella podía sentir su presencia, como si fuera un depredador acechando a su presa. La siguiente mano se jugó, y Enzo tomó la delantera.

“Voy a apostar todo”, declaró, su voz resonando en la sala. Ana sintió que todos los ojos se volvían hacia ella.

“¿Igualas, Ana?” preguntó Enzo, su tono burlón.

El silencio se volvió ensordecedor. Ana sintió que el tiempo se detenía mientras su mente sopesaba las opciones. Sabía que igualar esa apuesta significaría entrar en una trampa peligrosa. Pero también comprendió que retirarse podría significar perder su credibilidad.

Con el corazón latiendo con fuerza, miró a Enzo a los ojos. “Igualo”, dijo finalmente, su voz firme, y la sala estalló en murmullos de sorpresa.

Enzo sonrió, y Ana supo que había atrapado su atención. La mano se jugó, y aunque Ana estaba nerviosa, su determinación la mantenía enfocada. Las cartas fueron reveladas, y a pesar de la presión, logró ganar una vez más.

Los murmullos se convirtieron en aplausos, pero la victoria no duró mucho. Enzo la miró, sus ojos oscuros brillando con desdén. “Esto no ha terminado, Ana. Eres buena, pero no te olvides de que en este juego, siempre hay consecuencias”, dijo, su tono lleno de advertencia.

Ana sintió un escalofrío recorrerle la espalda. “Lo sé. Y estoy lista para enfrentar cualquier consecuencia”, respondió, sintiendo que su confianza crecía.

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Evelia De Leon
Parece una historia del lejano Oeste.
Evelia De Leon
Estas gente no duermen ni comen, todo lo que han hecho en una noche y ahora es cuando. Jajajajaja.......
Marce🍃: Jajajajajaa yo era tipo asi.
total 1 replies
Evelia De Leon
Les diré que no entiendo como Ana se dejó llevar a éste bajo mundo.. Por liberarse de la monotonía?
Angelica Quirios
me encanta
Angelica Quirios
a todos mis amigos
Marce🍃: ¿Por cual capítulo vas?, ¿alguna recomendación?.
total 1 replies
Angelica Quirios
muy buena novela se las recomiendo
Evelia De Leon: Me gustó éste primer capítulo, seguiré leyendo a ver que tal. Creo que debe ser buena. Esas historias de mafiosos me encantan. /Drool//Drool/
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total 1 replies
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