La italiana y el CEO americano. Una Navidad muy diferente. Monalisa, una italiana fuerte, cariñosa, trabajadora, supertorpe o desastrosa, divertida y muy dispuesta, está pasando por un momento muy difícil. Se siente traicionada por las personas que más apoyó y amó, su familia y la de su exmarido. Cuando su matrimonio terminó, fue juzgada y culpada por todo, incluso por la infidelidad de su ex. Cansada de todo y de todos, incluidos sus parientes, y con la Navidad acercándose, decide visitar a su hija y ayudar a una antigua amiga que vive en Nueva York, para despejar su mente.
Abraham es un importante estadounidense, polémico en su vida personal, guapo y muy poderoso. Suele aparecer en público con mujeres bellísimas. Estuvo casado con una famosa actriz durante cinco años y tiene un hijo con ella. Tras la separación, comenzó una relación igualmente polémica, llena de infidelidades de su parte y altibajos con su antigua entrenadora personal, de la cual también tiene otro hijo. Como empresario, es muy respetado, pero su vida personal es bastante cuestionable. A pesar de tener 36 años, sigue disfrutando de fiestas y clubes nocturnos.
Surge un gran negocio, pero el lado personal de Abraham resulta ser clave para sus socios, y su reputación personal es un desastre. Esto puede convertirse en un gran problema, y Abraham necesita urgentemente ayuda en ese aspecto, ya que está interfiriendo en un trato que ha estado buscando por años. Necesita una mujer que lo ayude a mejorar su imagen.
Monalisa, por su parte, quiere un nuevo comienzo, una nueva vida y un nuevo rumbo. Sus destinos se cruzan y...
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Capítulo 4
Abraham
Me despierto en uno de mis pisos y con Charlotte. No llevo mujeres a mi casa, está doña Ruth que es mi ama de llaves y su marido que es mi chófer y hace un poco de todo. Viven en una casa que mandé construir, que está cerca de mi mansión.
Charlotte está buena, pero solo es sexo. No hay nada más, aunque a ella le gustaría, ¡pero no!
No hay posibilidad y lo dejé bien claro, siempre lo dejo claro, lo que me molesta es que parece que no lo está entendiendo y necesito ponerle fin a esto.
Me levanto, ella sigue durmiendo, no puedo negar que es una mujer hermosa y voy a darme una ducha.
Cuando salgo, preferí salir ya arreglado del baño, ella se gira quitándose la sábana de encima del cuerpo y dándome una visión perfecta de toda su belleza, realmente es una mujer hermosa y habla toda melosa e insinuándose.
Charlotte - ¿Abraham ya estás listo? ¡Ah! Quédate aquí conmigo, solo un ratito más mi amor.
Abraham - Buenos días Charlotte, sabes que no me gusta que me llames mi amor, porque no lo soy.
Y no me voy a quedar, tengo que irme a casa, mis hijos van a pasar este fin de semana conmigo.
Charlotte - Qué aburrido, Abraham estaba pensando que podría ayudarte con ellos si quisieras, ser como una segunda madre.
Abraham riendo - Sabes que no, a ti no te gustan los niños Charlotte y tienes tu carrera, tu vida.
Charlotte - Puedo hacer una excepción, por ti vale la pena.
Abraham - Y no te hagas la tonta, no les gustas y tú a ellos tampoco. Ya has intentado acercarte a ellos y no ha funcionado, ni por tu parte ni por la suya.
Y Charlotte es mejor que dejemos esta amistad colorida, te estás confundiendo mucho y ya hemos hablado varias veces sobre esto.
Charlotte - ¡Ah! ¿Estoy confundiendo las cosas?
Abraham - Te estás confundiendo sí, como te dije, ya hemos hablado varias veces que es solo atracción, sexo casual y ambos lo aceptamos.
Solo que tú quieres más y ¡no! Siempre supiste que no habría nada más allá de la cama, el sexo....
No quiero un compromiso, creo que es mejor que sigamos siendo solo amigos y que no tengamos más estos momentos.
Charlotte - Pensé que te gustaba, al menos ayer parecías disfrutarlo mucho.
Abraham - No confundas Charlotte, eres hermosa, muy atractiva y sabes lo que hay entre nosotros, también sabes que tengo esto con Cloe y ya estuve con Mia y varias más, no soy de una sola ¡y no quiero! Y todas lo saben, siempre lo dejo bien claro.
Charlotte - ¡Te acuestas con medio mundo Abraham, pero tú y yo, llevamos años haciéndolo!
Abraham - Pues sí, ¡error nuestro! O error mío Charlotte, no deberíamos haber seguido, te estás haciendo ilusiones y sabes que siempre fui muy sincero contigo.
Charlotte - Dame una oportunidad Abraham, voy a intentar cambiar.
Abraham - Lo siento Charlotte, no siento nada más que atracción física por ti y no te hagas la víctima,
Siempre te lo dejé muy claro y también te aprovechaste de mí.
Charlotte - ¡Dios mío, Abraham! Pensé que al menos podríamos intentarlo.
Abraham - ¡No!
Charlotte llorando o fingiendo llorar - Siempre te di placer y...
Abraham - También hice lo mismo contigo y siempre supiste que no habría nada más, no sirve de nada llorar, sabes que no me conmuevo con las lágrimas Charlotte, de hecho eso me irrita mucho.
Me voy, deja la llave con el portero.
Charlotte - ¿Puedo quedarme con la llave?
Abraham - No, Charlotte no habrá próxima vez, no fuerces la situación, ni siquiera amigos podemos ser ya.
Charlotte - Está bien, si así lo prefieres.
Abraham - Sí, lo prefiero.
Charlotte - Pero tengo amigas y amigos en común contigo y no me voy a alejar de ellos por tu culpa.
Abraham - Y no deberías, solo ten en cuenta que ya no habrá nada entre nosotros.
Él sale.
Monalisa
Después del pequeño jaleo en la escalera, Pietra me ayudó a coger las maletas, ¡menos mal! Porque esa cosa de las maletas, la tal cinta transportadora me estaba mareando.
Salimos y vi a mi querida Tina, ¡cuánto la echaba de menos! La besé, la abracé mucho y no se quejó, me echaba de menos,
conocí a Lisa e hice lo mismo, se reía y no sé por qué ni siquiera me esforcé tanto.
Después les presenté a Pietra y va a estudiar en la misma facultad que Tina, acabamos yendo las cuatro a almorzar.
Monalisa abrazada a Valentina - Me muero de hambre, ¿sabes? Te iba a presentar al auxiliar de vuelo.
Ellas riendo.
Monalisa - Es muy guapo para su edad y querido, ¡qué querido!, amable, eso sí que es bonito.
Valentina - ¡Mamá! No estoy buscando novio. Vamos a comer - dice el nombre de un restaurante - , te va a encantar la comida, está muy buena.
Monalisa - Con el hambre que tengo, hasta una piedra me sabría bien.
Ellas riendo y entrando.
Abram
Al llegar a casa, me cambio de ropa, me pongo algo más cómodo y me quedo esperando a que mis hijos se despierten, aprovecho y hablo con doña Ruth, que trabaja para mí desde hace 16 años, desde que me fui de la casa de mis padres.
Ruth - Buenos días, niño.
Abraham - Buenos días, doña Ruth.
Ruth - Deberías dejar de salir por las noches, tienes ojeras.
Abraham - Tal vez tenga razón, doña Ruth.
Ruth - Tus hijos te necesitan, Abraham.
Abraham - ¿Cómo están?
Ruth - Igual que siempre, Vicky no quiere comer y Cris está callado, ha llegado muy temprano, ha visto la televisión, ha jugado con Thor (el perrito de Abraham), lo he llevado a la piscina climatizada, pero ha salido enseguida, le he dado la merienda, luego ha llegado Vicky, se han quedado en el salón viendo la televisión, les he bañado y les he dado de cenar y se han quedado dormidos.
Abraham - Tal vez tenga que hablar con Evelyn y Emma.
Ruth - Deberías hablar con ellas sí, creo que no están apoyando a esos niños.
En eso llegan sus amigos y dejan de hablar, los chicos hablan un rato con doña Ruth, la conocen de toda la vida........
Ruth es una mujer de 60 años, pero muy bien llevados y joven, no aparenta esa edad.
Después acaban sentándose en la parte cerrada de la zona exterior, hacía frío y empezaba a nevar.
Sam riendo - Tuviste que irte con Charlotte ayer.
Abraham - No debería haber salido con ella.
Joe riendo - Hermano, no te dio muchas opciones, estabas bastante borracho y ella solo te dio algunos incentivos.
Acabé saliendo con Julia.
Steven - Cometí el error de salir con Pamela, una mujer increíble, pero confunden las cosas, he estado tres veces con ella, y no seguidas, hacía tiempo que no estaba con ella y le dije que nada más que sexo y la mujer ya lo está confundiendo todo...
Abraham - Ni me lo digas, Charlotte lo mismo y hermano, ya no voy a estar con la misma mujer, cuando quiera follar salgo, encuentro a alguna buena que quiera y ya está, no, este rollo de estar con la misma, lo confunden todo.
Joe riendo - Por eso, tengo mis reglas, nada de repetir con la misma, solo si quieres algo más, aunque sea la más buena, ¡no!
Sam - Cierto y estoy con Joe, aunque el año pasado me molestó Luisa, pensaba que estaba saliendo conmigo ¡y no!
Se quedan charlando.
no leeré nada más tuyo
es una vergüenza