No hay salida

*Beatriz*

Desperté con dificultad en la cama debido a un dolor de cabeza terrible. No sabía muy bien qué me había sucedido y trataba de recordar mis últimos recuerdos. Lo único que recuerdo es que Fátima me dio un vaso de agua. De repente, todo encajó y comencé a llorar.

Beatriz: ¿Cómo te atreviste a hacerme esto?!! (Comienzo a debatirme en la cama)

Después de unos 2 minutos, me doy cuenta de que estoy en una habitación desconocida y comienzo a desesperarme. Corro hacia la puerta pidiendo ayuda.

Beatriz: ¡SOCORRO! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!

Después de un tiempo, me canso y me tiro al suelo abrazando mis piernas, y vuelvo a llorar. Finalmente, me levanto dirigiéndome hacia el armario. Cuando lo abro, veo diversas prendas y al lado hay un baño. Me dirijo hacia el baño y tomo una ducha para relajarme. Después de un rato, vuelvo al cuarto para vestirme. De repente, escucho un sonido en la puerta, alguien la está abriendo. Corro hacia la puerta, pero termino volviendo atrás y me visto rápidamente.

Cuando termino de vestirme, abro la puerta y salgo corriendo. Parezco una loca, pero necesito escapar de aquí, ya que no puedo casarme. Bajo las escaleras rápidamente y llego a una sala grande con muebles carísimos que ni siquiera había en mi casa. Me detengo por un momento para descansar cuando escucho sonidos y luego voces.

Desconocidos: ¡ALLÍ, VAMOS RÁPIDO!

Cuando miro hacia el lado del sonido, veo a tres hombres con ropa oscura acercándose hacia mí. Comienzo a correr lo más rápido posible hasta que logro llegar al exterior, pero continúo corriendo y termino chocando con alguien de estatura alta y musculoso, al menos eso parece. Intento esquivarlo, pero la persona acaba sujetándome con fuerza y de repente llegan los hombres de ropa oscura, quienes se detienen.

Seguridad: Jefe, disculpe, no queríamos que ella escapara. (Hombres nerviosos)

Hombre misterioso: Ya basta, no acepto empleados irresponsables que no pueden cumplir con sus funciones. (Voz intimidante)

Miro el rostro del joven y quedo admirada por su gran belleza. Nunca antes en mi vida había visto a un hombre tan de cerca y tan guapo. De repente, él baja la mirada y nuestros ojos se encuentran. Tiene los ojos oscuros que parecen carbón y su cabello es de la misma tonalidad. Su piel es tan clara que pronto me doy cuenta de que tiene pequeñas manchas en el cuello.

Hombre desconocido: ¿Cómo te llamas? (Voz seria)

Beatriz:... (Permanezco en silencio)

Hombre desconocido: Te estoy hablando, ¿o eres sorda?

(Qué hombre mandón, en fin)

Beatriz: No es asunto tuyo. (Hablo sin pensar)

Hombre desconocido: Si no me interesara, no estaría preguntando. (Me mira con expresión seria)

Beatriz: No estoy obligada a decir mi nombre. (¿Quién se cree que es?)

Hombre desconocido: Te estoy ordenando que lo digas. (Se acerca a mi oído y dice) ¿O debo castigarte?

Intento soltarme pero él aprieta más fuerte mis muñecas.

Beatriz: ¡SUELTAME! ¡AYUDA, ALGUIEN QUE ME AYUDE!

Hombre desconocido: Puedes gritar, nadie te escuchará jajaja. Seguridad, llévala a su habitación ahora.

Los hombres vienen hacia mí y me llevan a la habitación. Me encierran y cierran la puerta, dejándome atrapada en el cuarto. Entonces, comienzo a llorar.

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