Natalia es obligada a casarse con el amante de su hermana gemela. Si no lo hace verá a sus padres morir delante de ella.
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Una fuerte discusión
...Narra Lawrence...
Mi cuerpo no dejaba de temblar, por el coraje que llevo por dentro. Sentía como si mi sangre fuera un fuerte veneno, que me va consumiendo lentamente por dentro.
Lucho cada segundo por sobrevivir al infierno que llevo dentro de mí. Hace unas horas, todo era claridad dentro de mi mente.
Deseaba terminar con la vida de Lorett, de una manera lenta y demasiado dolorosa. Casarme con Teresa, y convertirme en el hombre más poderoso de Italia.
Pero, al ver a Pedro, traer a Lorett a la mansión, todo dentro de mí se volvió un desorden.
Deseaba matar a Lorett en el momento en que la vi, en los brazos de Pedro, pero, hubo algo que me impidió que pudiera castigar a esa maldita mujer.
No entiendo, ¿Por qué? Hubo algo dentro de mí, que fue mucho más fuerte, que el odio. Es algo que ni yo mismo puedo describir.
_ Señor, a fuera está la señorita Teresa. Ordena verlo... Al salir de la habitación de Larett, una de las empleadas me interceptó por delante.
_ ¿Teresa, está aquí?...
_ ¡Quién demonios, le dijo que yo estaba en la mansión!... _ Apreté con fuerza los dientes.
_ No lo sé, señor... La señorita se encuentra muy furiosa. Y amenazo con subir, y buscarlo ella mismo, si no es atendida... _ Susurró la empleada, sin levantar la mirada.
_ ¿Quién se cree, Teresa?, Para venir a mi hogar hacer un maldito escándalo... Esta casa es sagrada, solo por el hecho de que mi madre vive en ella.
Volteo a ver a la empleada, necesito hablar con Samuel, que él sea, quién se encargue de sacar a Teresa de esta mansión sin que mi madre se entere.
Demasiados problemas ya tengo, para tener uno más, si mi madre se llega a dar cuenta de que Teresa a venido a su casa hacer un escándalo. No va a terminar de aceptarla jamás.
_ ¡Llama a Samuel, e infórmale que lo estoy esperando en mi habitación!... _ Le hice un gesto con mi mano a la empleada, para que se quitara de mi camino.
Regrese a mi habitación que estaba a un lado de la habitación que tengo a Lorett... Sin ningún control de mi mismo, arrojó todo lo que tuve a mi alcance al suelo, provocando que se escuchara el ruido de los cristales rotos por toda parte.
Estoy realmente furioso conmigo mismo, es inaudito, el maldito sentimiento qué esa maldita mujer me ha hecho sentir.
Creí que al verla, solo iba a sentir un profundo odio por ella, y que no me iba a tentar el corazón para destruirla...
Pero, en el momento en que vi sus ojos negros, me hicieron recordar a la niña, con la que estuve obsesionado tantos años.
No puedo controlar este maldito sentimiento, no puedo vencer de una maldita vez este odio que siento por mí mismo.
Es algo que jamás, pensé sentir nuevamente. Debo vencer cada maldita emoción, que ella, provoque dentro de mí... O, voy a terminar por perdonarla.
Lleve mis manos detrás de mi cabeza, me sentía demasiado desesperado, el desorden que hay dentro de mí, me estaba afectando demasiado.
Samuel no tardó mucho tiempo, en llegar a mi habitación. Al ver la habitación destrozada; no dijo ni una sola palabra, se acercó a mí, con una cara de terror.
_ ¿Qué pasa?... _ Le pregunté al ver su cara blanca como si fuera un trozo de papel.
_ Doña, Catalina.
_ Doña, Catalina... _ Samuel no terminaba de hablar, tartamudeaba demasiado, solamente, entendía el nombre de mi madre.
_ ¡Mi madre!... ¡¿Qué?!... _ Di un fuerte gritó.
_ Doña, Catalina bajó a correr a Teresa, y la pelea subió de nivel... _ Terminó de hablar...
Enseguida, pase a un lado de Samuel, no puedo permitir que esa discusión, termine por convertirse en una guerra.
Conozco demasiado bien a mi madre, como a Teresa, esa mujer es capas de ponerle una mano encima a mi madre...
Llegue hasta el pasillo, me detuve exactamente, donde comienzan las escaleras. Para mi desgracia, con esta maldita silla de ruedas, no puedo moverme.
Mi madre y Teresa se encontraba frente a mí, sin embargo, ninguna de las dos se dio cuenta de mi presencia. Sus gritos se escuchaban claramente, por toda la mansión.
_ ¡Quítese de mi camino, señora!... Quiero hablar con Lawrence... _ Teresa intentó esquivar a mi madre.
Mi madre estiró su mano, y tomó el brazo de Teresa. Con un fuerte jalón, la envió de nuevo hacia atrás.
_ ¡¿Qué no entiendes?!...
_ Esta es mi casa, y no te doy la autorización de subir... _ Mencionó mi madre con voz fría.
_ Soy la prometida de Lawrence, y futuramente la dueña de todo esto... _ Dijo Teresa, levantando la barbilla con orgullo.
_ ¿Futura dueña?
_ ¡Solo eres una mocosa malcriada, que no ama a mi hijo!...
Mi madre soltó el brazo de Teresa, y se limpió su mano, haciendo un gesto de asco. Aquella, acción, por parte de mi madre, ocasionó una fuerte molestia por parte de Teresa.
_ Cuando sea la señora Wlod, juro que voy a terminar con usted. ¡Vieja bruja!...
Teresa agarró a mi madre de los hombros, y la sacudió con fuerza. Fue la gota que derramó el vaso.
Samuel se apresuró a bajar las escaleras, para evitar que Teresa, llegara a lastimar a mi madre. No obstante, lo detuve, quería ver hasta donde es capaz de llegar esta mujer.
_ ¡Lárgate ahora mismo de esta casa!...
_ No voy a aceptar, que mi hijo se case con una mujer como tú... _ Mi madre se sacudió las manos de Teresa de su cuerpo.
_ ¡Cállate, Maldita vieja!... _ Teresa levantó su mano y estaba a punto de dejarla caer en el rostro de mi madre.
En ese momento, la sangre hirvió dentro de mis venas, como jamás lo había hecho antes... Me levanté de la silla de ruedas, colocando mis manos, en el filo de las escaleras.
_ ¡No te atreves, a ponerle una mano encima!... _ Mi fuerte gritó, provocó que la mano de Teresa se detuviera en el aire.
Miró directamente donde estaba yo, de pie. Su cara se puso pálida de miedo.
El odio que sentí por dentro, al ver que alguien intentaba lastimar a la mujer que amo, fue suficiente, para ponerme de pie.