Leía Santander y Ian casillas están dispuestos a pagar el precio de ser los villanos para la sociedad si con eso pueden obtener la paz mental, estabilidad emocional y felicidad que se les fue negada y arrebatada por las personas que debieron amarlos y protegerlos por lo que si tienen que ser los villanos para obtener justicia y felicidad entonces se encargarán de hacer un papel inolvidable ante el mundo.
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Capitulo IV
Los días empezaron a pasar y aunque quisiera negar que no quería ver nuevamente al paciente misterioso, sería una gran mentira porque desde que lo vi entrar y escuché su inolvidable voz, él se quedó grabado en mi mente y siempre que pensaba en él, mi cuerpo reaccionaba por sí solo, cosa que nunca logré con Raúl, pues a él le faltaba ese toque de sensualidad y peligro que a mi misterioso paciente le sobra.
Aunque le dije a mi mente que no pensara en él, no lo pude evitar y además, mi cuerpo también me dio la espalda porque siempre terminaba excitada cada vez que recordaba esos ojos hermosos y penetrantes que parecían leer mi alma y desnudar mi cuerpo por completo.
Debo reconocer que sentí un poco de decepción al ver que pasaban los días y ese hombre que por primera vez puso mis hormonas locas y desear ser soltera lo más pronto posible para disfrutar de su bello cuerpo no apareció, y eso me entristeció mucho porque aunque la razón me decía constantemente que no era correcto tener esos pensamientos hacia otro hombre que no es mi esposo, mi cuerpo me decía que lo prohibido es lo que más se disfruta.
Con el pasar de los días, mi guapo paciente no apareció, pero llegó un día un sobre a mi consultorio que iba a tener el poder de cambiar mi vida para siempre, dependiendo de la decisión que yo tomara. Después de firmarle al repartidor y darle una propina, me senté para así abrir el sobre, pero nunca me esperé lo que había allí adentro y sin poder controlar mis emociones, las lágrimas comenzaron a salir y me sentí miserable, tonta, destruida y más usada que nunca.
Lo primero que saqué del sobre fueron unas fotos donde estaba mi esposo besándose con una mujer que no soy yo, y esa mujer es nada más ni nada menos que su secretaria, la cuál pasaba la mayor parte de su tiempo con el y yo ni siquiera obtuve migajas de su parte.
En ese momento me sentí la mujer más bruta, despreciada, humillada y traicionada por un hombre al cual le di y le dediqué ocho años de mi vida y él los tiró a la basura a la primera oportunidad, y no se atrevió a decirme en mi cara que tenía otra mujer.
Quería acabar con todo, quería matarlo a él y a su amante, pero después de llorar, me di cuenta de que si los mataba, la única que saldría perdiendo sería yo, porque después caería en la cárcel por asesina y ellos quedarían como las pobres víctimas de una esposa tóxica y celosa.
Limpié mis lágrimas y revisé el sobre nuevamente para ver si había algo más; y solo había una nota impresa, la cual tenía un contenido que me puso a pensar por mucho tiempo.
"Si viste la foto, sabrás que tu adorado esposo te está siendo infiel desde hace mucho tiempo. Pero si quieres comprobarlo por ti misma, lo que tu esposo hace con su amante, entonces debes ir esta noche al Hotel Lux a las ocho de la noche, y confirmarás tú misma cómo el hombre al cual le has dado todo nunca te ha visto ni te verá como su esposa. Para él, solo eres su pasaporte al éxito".
Lloré mientras leía la nota, porque aunque era cruel, me estaba cacheteando con la verdad y diciéndome que, si no hago un cambio en mi vida, seré infeliz para siempre.
Esperé en mi consultorio hasta que llegara la hora para salir al hotel y agarrar a Raúl con las manos en la masa, y después pediría el divorcio, ya que no pensaba darle más mi valioso e irrecuperable tiempo.
Gracias a que en mi consultorio tengo baño, pude asearme y cambiarme de ropa.
Cuando faltaba media hora para las 8:00 pm, tomé un taxi porque ni loca iría en mi coche y alertaría su presencia, porque se arruinarían mis planes de separarme de ese imbécil.
Llegué al hotel cuando faltaban diez minutos y me senté en un parque que está al frente del hotel para esperar a que Raúl y su amante llegaran. Como si estuvieran sincronizados al reloj, a las 8:00 pm, llegaron al hotel y entraron dándose besos. Eso me hizo volver a llorar, pero esta vez de rabia y frustración, porque Raúl ni cuando fingía amarme me besó como la besa a ella. Allí fue que realmente entendí y acepté que me enamoré de un personaje que Raúl creó, y que el hombre que era mi esposo solo me trató bien y fingió quererme para obtener beneficios gracias a mis padres.
Y aquí es donde encaja perfectamente el dicho de que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver la realidad. Porque yo siempre tuve las señales de que él no me amaba y nunca me iba a amar, que yo nunca amé a Raúl, sino a la fantasía que creó para ilusionarme. Y no necesité mucho esfuerzo porque, al ser despreciada por mis padres, solo necesité un poco de cariño y atención para tenerme como una tonta a sus pies. Pero esa tonta ya murió gracias a todos aquellos que debieron y prometieron amarme, que me destrozaron poco a poco.
Seguí llorando perdida en mi mundo cuando alguien me tocó el hombro y frente a mí apareció un pañuelo rojo, el cual me ofrecieron y supongo que es para limpiar mi rostro destruido y lleno de lágrimas.
-Lo único que lamento es verte sufrir por alguien que no vale la pena, pero no me arrepiento de haberte mostrado que el hombre por el cual diste todo nunca te amó. Y aunque eres su esposa ante la ley, en su corazón y ante él solo eres un objeto para subir de estatus y la amante, porque él ha estado en una relación amorosa con esa mujer antes de convertirse en tu prometido. Pero espero que ahora que has visto y sabes parte de lo que tu marido ha hecho, puedas tomar la decisión de separarte de alguien que no te merece y nunca te va a merecer, aunque vuelva a nacer.
No fue necesario ver de quién era el dueño del pañuelo, porque solo con escuchar su voz, supe que era mi paciente misterioso el que estaba a mi lado, tratando de consolarme y que también fue el responsable del sobre y de que fuera a ese hotel para ver a mi marido con otra. Pero, por lo que dijo ese hombre, la que sobraba en este triángulo amoroso era yo, y nunca tuve oportunidad de ser la protagonista, porque para Raúl siempre fui un objeto y no una mujer digna de su amor.
-No sufro por el imbécil de mi esposo, porque hace mucho tiempo sé que no vale la pena.
Sufro por haber sido tan estúpida al aguantar y perder tanto tiempo a su lado, tiempo que he perdido y jamás podré recuperar. Lloro porque, aunque quiero matarlos lentamente y hacerlos sufrir con tortura todo lo que yo he sufrido estos años a su lado, sé que si lo hago solo me ganaría un boleto a la cárcel, y yo quedaría como la villana y ellos como los buenos. Lloro porque quisiera devolver el tiempo y darme a respetar y no dejar que los demás decidan por mí, porque he perdido toda mi vida en buscar la aprobación y el cariño de mis padres, y hasta ahora no lo he logrado. Sufro porque cambié tanto solo para volver a tener el cariño de un hombre que solo actuó para hacerme caer en sus mentiras, y lloro porque ya no quiero esta vida miserable, triste, oscura y patética que he llevado siempre.
No sé por qué me desahogué con un desconocido que solo he visto dos veces y pone mi cuerpo a temblar como gelatina con solo verlo y escuchar su voz, pero supongo que es más fácil hablar con un desconocido, ya que te dará su punto de vista objetivo y sincero.
-Es triste ver qué una dama tan hermosa, exitosa en su carrera, inteligente, sumisa por naturaleza y con un gran corazón lleno de amor haya sido lastimada por las personas que debieron protegerla y darle las armas necesarias para enfrentarse a las falsas personas y los peligros que rondan a este mundo. Pero ellos hicieron todo lo contrario, ya que te convirtieron en una mujer insegura, dependiente de un hombre para ser feliz y sumisa ante todo. Porque en el único lugar que debes ser sumisa es en la cama y eso no siempre, porque de vez en cuando debes tomar el control. Además, cuando creíste encontrar la felicidad, solo fue una fantasía creada por alguien ambicioso de poder y estatus. Y eso te llevó a caer más bajo y sentir que no vales nada y que todo era tu culpa por lo que buscaste ser la esposa e hija perfecta. Pero aún así, no lograste obtener su amor. Déjame decirte que tú no fuiste la que falló, sino ellos. Porque el amor real se trata no solo de dar, ya que también tienes que recibir. Y solo aquel que da amor tiene derecho de exigir amor. Y tú diste todo de ti y si ellos no lo quisieron, no te sientas mal por eso. Porque aunque ellos consideren que tú no vales ni un centavo, eso no es verdad. Ya que tú no tienes precio y como tú no hay ni nunca habrá dos. Y por eso te quiero hacer una propuesta que, si la aceptas, va a cambiar tu vida para siempre. Y podrás ver caer a todos aquellos que un día te hicieron caer, que burlaron de tu sufrimiento y nunca valoraron lo que tú les diste. Pero eso depende de la decisión que tomes, porque cualquiera que sea tu respuesta, estoy dispuesto a respetarla.
Oír cómo ese hombre me habló fue un golpe duro. Para aceptar la realidad y entender que, si no cambiaba mi vida, tendría una vida miserable durante el resto de mis días. Aunque la razón me decía que, si escuchaba y aceptaba la propuesta que ese hombre iba a hacerme, jamás podría escaparme de sus garras. Eso era porque su presencia te hacía sentir que era poderoso y que, cuando quería algo, lo conseguía sin importar el costo. Me demostró su poder al probarme la infidelidad de Raúl sin ningún problema por lo visto. Con solo verlo me di cuenta de que el dinero le sobraba.
En ese instante entré en una guerra. Si aceptaba lo que me proponía, no habría vuelta atrás. Eso, junto con su aura de poder, me daba miedo. Pero también la adrenalina y la excitación que sentía a su lado me hacían dudar. Quería arriesgarme y sentirme viva aunque fuese solo por una vez.
-Estoy dispuesta a escuchar su propuesta, paciente sin nombre, y si su propuesta es buena estoy dispuesta a aceptarla. A partir de ahora veré por mi felicidad. No por la de los demás. Por primera vez, quiero ser egoísta y pensar solo en mí sin importarme lo que dirán de mí.
Le ofrecí mi mano en señal de cerrar un trato. Él la tomó y dejó un beso en ella, lo que hizo que mis vellos se erizaran. Allí supe que estaba haciendo lo correcto. Con este hombre iba a conocer lo desconocido y sentir toda la adrenalina que había perdido.
-No sabe cuánto me alegra saber que está dispuesta a escucharme, señorita Leía. Para estar en la par, me presento. Soy Ian Castillas y su futuro esposo. Pero, para hablar mejor y con más privacidad de lo que quiero proponerle y que ya me imagino que tiene sospecha, la invito a un lugar más privado donde le contaré los detalles del contrato que quiero hacer con usted-.
Nota de la autora: Gracias por el apoyo 🤗🤗🤗. Espero que les haya gustado este capítulo. Los quiero mucho 💝💖🤗.