*Sinopsis:*
_Alejandra despierta en un hospital con la memoria intacta de su vida pasada, marcada por el dolor y la desesperación por el amor no correspondido de Ronan. Decidida a cambiar su destino, Alejandra se enfoca en sí misma y en su bienestar, pero Ronan no cree en su transformación. Mientras tanto, Víctor, un poderoso enemigo de Ronan, pone sus ojos en Alejandra y comienza a acecharla. ¿Podrá Alejandra superar su amor por Ronan y encontrar la felicidad sin él, o su corazón seguirá atado a él para siempre? ¿O será víctima de los juegos de poder de Víctor? "Renacimiento en Silencio". Una historia de amor, redención y autodescubrimiento en un mundo de pasiones y conflictos.
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La perspectiva de Ronan.
Hola así me imagino a Ronan.
Me llamo Ronan en la actualidad tengo 30 años.
Maldigo el día en que esa chiquilla cruzó las puertas de mi casa.
Con sus ojos grandes y ese rostro inocente que a todos engañó… menos a mi. Desde el primer momento, supe que Alejandra sería un problema.Todos estaban tan ciegos con su historia triste, tan encantados con su dulzura, que ignoraron que esa niña traería problemas.
Y no me equivoque.
Estoy solo en mi despacho. Un lugar silencioso y elegante, con paredes altas de madera pulida, estanterías repletas de libros que jamás he abierto, y ese enorme ventanal que da a la ciudad… esa ciudad que alguna vez crei conquistar por completo.
Veo las luces de la ciudad.
Apoyo un brazo contra el cristal y observo las luces lejanas. Todo se ve perfecto desde aqui
En mis manos tengo las invitaciones de hace más de cinco años.
Blancas. Elegantes.
Pero no dicen Ronan y Alejandra.
No.
Estas nunca salieron a la luz.
En ellas se lee Ronan e Isabela.
La mujer que fue mi primer amor.
La amiga de mi niñez.
La única con quien comparti sueños reales. Y a quien le falle.
Con quién idee Metas. Proyectos. Una visión de futuro.
Hasta que Alejandra llego y tuve que dejar todo eso atrás.
Fue la abuela quien me obligó. Me manipuló como solo ella sabe hacerlo: con frases llenas de tradición, con promesas de unidad familiar, con mentiras disfrazadas de amor.
—Es el deseo de tus padres. Es lo correcto. Es lo mejor para todos. Esto es para ti.
Lo repitió tantas veces que termine creyéndolo.
Hasta que un día quise ponerle fin, había veces que mis pensamientos parecían no ser mios.
Quise divorciarme para que dejara de pensar en estás cosas.
Terminar con el circo de una vez por todas.
Pero entonces descubri la verdad: el contrato matrimonial que firme no era como lo pensaba.
Si yo tomaba la iniciativa, renunciaba a todo derecho sobre los bienes familiares. No podría reclamar ni un solo centavo. Mi posición, mi herencia, Todo se iria
Jugó mejor que yo, por qué se que ella si sabía todo esto.
Como si toda su inocencia hubiera sido un disfraz hecho para engañar.
Pero no me deje vencer. Con rabia y determinación, construi mi propio imperio, acción por acción. Sin depender del apellido, sin la ayuda de nadie. Lo hice solo. Me hice fuerte.
Sin embargo. No le dejaría todo fácil a ella, lo único que no calcule fue la jugada más baja de Alejandra.
Intentar quitarse la vida.
—¡Qué conveniente! —me repito con amargura—. Justo cuando la abuela está enferma del corazón.
No le creo. No quiero creerle, no debo creerle.
Se que es uno de sus tantos chantajes, uno donde ella queda como la inocente.
Pero lo que me molesta mas… es que funciona. No lo negare, me ha logrado engañar una que otra vez, he creído pero me he contenido.
Me contuve salir corriendo para verla, saber que está bien.
Mi abuela se alteró tanto que terminó internada. No deja de repetir que Alejandra necesita protección. Que solo es una joven carente de amor. Que hay que cuidarla.
Y a mi… a mi me exigen paciencia. Misericordia. Como si fuera eso posible.
La puerta del despacho se abre suavemente.
Isabela entra sin tocar.
Su perfume lo precede: un tono bastante fuerte. Ese olor me transporta a otros tiempos, a noches interminables.
Isabela entra como si no necesitara permiso pero mi mirada la hace dudar.
Su mirada brilla al verme. El orgullo de ella es palpable. Porque sabe que siento algo por ella aún no lo sé pero se que hay algo ahí.
—Me acabo de enterar —dice ella con voz tensa—. Esa… está chantajeando a tu abuela otra vez. Está en el hospital se intento quitar la vida por qué le pediste el divorcio.
Con el ceño fruncido solo la observo hablar, ¿por qué como se enteró ella de que le pedí el divorcio? a nadie se lo dije.
—No me gusta que te expreses así.
Ella suspira, y un lo siento sale de su boca.
Se sienta frente a mi con movimientos medidos. Su vestido azul real combina perfectamente con su porte elegante. Siempre ha sido una mujer muy segura de si.
—Lo siento… —murmura otra vez aunque su tono no suena muy arrepentido, lo sé, la conozco—. Pero me enoja. Juega con tu abuela como si fuera una pieza más. Y todos la dejan. La sangre es escandalosa, ya sabes solo llora un poco y todos creen que fue real.
No respondo. Solo giro en la silla, tomando un lapicero y girándolo entre mis dedos. Lo hago cada vez que quiero evitar una conversación.
—Tengo mucho trabajo —le digo con frialdad.
Isabela entiende la indirecta, me conoce o almenos conocio al Ronán de hace años. Se levanta. Me deja un beso en la mejilla y se marcha sin mirar atrás. No tocó el tema ya que siempre es su misma respuesta.
Te esperaré el tiempo que sea.
Después de cinco años, aún espera que la vuelva a elegirla. A ella. Cosa de la que ya no estoy seguro y no solo es por Alejandra si no por qué ya lo pensé y no creo volver a confiar en una persona, darle la oportunidad de doblegarme. Ya han pasado más de cinco años y ni ella ni yo somos los mismos.
La puerta apenas termina de cerrarse cuando se abre otra vez.
Es Darío, mi amigo de la infancia y actual socio.
—Víctor regresó a la ciudad —anuncia, directo, sabe que no me gusta los rodeos—. Me acaban de confirmar que piensa instalarse aquí definitivamente.
Levanto la vista, confundido por un segundo.
Había olvidado a Víctor.
El primer gran rival.
El otro heredero que todos subestimaron.
Mi viejo compañero… y mi viejo enemigo, siempre ha sido competitivo y no tengo idea por qué ese odio recurrente hacia mi, desde la escuela es como si quisiera vengarse de algo, algo que le hice o le quite de la cual ni yo tengo idea.
—Quiere participar en la próxima licitación de Monte Real. —agrega Darío—. Y por lo que sé, viene con respaldo bastante fuerte.
Me inclino hacia atrás en la silla. Mi rostro cambia. Ya no soy el esposo infeliz o el nieto acorralado. Ahora soy el hombre de negocios. El depredador que no permite que le arrebaten lo que construyó.
—Entonces esto se va a poner interesante —murmuro, con una sonrisa segura.
Porque si algo me sobra es…
Es orgullo.
Pero ninguno, ni siquiera Víctor, me ha logrado desestabilizar tanto como esa chiquilla.....la chiquilla que fue capaz de salirse con la suya y hacerme dudar si algún día logragre safarme de este compromiso. Por veces pienso si en realidad quiero hacerlo.
Esa que una vez entró por las puertas como un ángel inocente.
Y que ahora podría llevarlo directo al infierno.
Y lo que más detesto es que empieza a meterse en mi cabeza, las cosas estúpidas que hace ya no me parecen tan estúpidas y me mantengo lejos ya que no seré el estúpido que cayó en su intento de suicidio, suspiró y la llamada con mi abuela me dejó más calmado, ella está bien.