ELUCIBETH, NO NACE MUDA TODO ES PRODUCTO DEL ACCIONAR INHUMANO DE SU MADRASTRA.
LA VENDE COMO YEGUA DE CRÍA A UNA FAMILIA PODEROSA.
ELUCIBETH TIEMBLA DE MIEDO, EL HOMBRE DESTINADO ES UN HOMBRE CRUEL Y SIN CORAZÓN.
JAMÁS IMAGINÓ QUE EL MISMO HOMBRE LA HARÍA SENTIRSE VALIOSA Y AMADA
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Capitulo 4. Mansión de los Prieto del Sol.
"¿Que aun no se ha largado?" La voz de Thiara irrumpió sus tristes pensamientos.
Mientras bajaba las escaleras la mujer esbelta y elegante mostraba irritación. "No soporto verla ni un segundo más. No regresé del extranjero solo para encontrarme con su horrible rostro"
"No te enojes cariño, ya vienen por ella". Consoló Madame Diana con una sonrisa exquisita.
"Eso espero madre. No quiero que mi novio se lleve una horrible impresión al verla. Mi osito llegará en un par de días"
Madame esbozó una gran sonrisa.
"Que emoción cariño. Por fin conoceré a tu príncipe".
La esbelta mujer sonrió con suficiencia y dedicó una mirada de repudio a la muchacha desde el primer escalón.
El sonido de un auto estacionándose provocó que la mujer se removiera ansiosa en su asiento.
Llena de curiosidad, Madame Diana se puso en pie como un resorte y caminó hacia la ventana.
Cuando vió a un chófer bajar de un auto negro, ojeó su reloj y sonrió de oreja a oreja.
"Ve por tus trapos mugrosos y desaparece de mi vista. Afuera te está esperando un chofer para llevarte a tu destino". Ordenó fríamente y se sentó en la butaca, a disfrutar del té con su hija.
Elucibeth se secó las lágrimas con amargura y fue a la habitación a recoger sus pocas prendas descoloridas. Los llenó con resentimiento en una bolsa de tela junto a dos cosas de valor: Una foto de una pareja de adolecentes y un viejo diario.
Un elegante chófer la recibió en la entrada.
Después de 2 horas de viaje, llegaron a una zona muy exclusiva del centro de la cuidad.
El chófer abrió la puerta y una Elucibeth temerosa bajó.
'La cueva del ogro' Pensó al ver la enorme mansión. Su cuerpo de manera automática produjo un sudor frío que empapó su blanca frente.
En la entrada de la enorme puerta había una placa se oro con las letras de: "Residencia de los Prieto del sol"
'El que entra aquí, abandone toda esperanza'. Fue la interpretación que Elucibeth le dió.
Los guardianes de la puerta la miraron fugazmente y la ignoraron.
Pensaron que era una sirvienta más.
Sus ojos hermosos ojos azules cómo el mar, se abrieron con asombro al ingresar.
En toda su miserable vida no había contemplado una mansión tan hermosa, pulcra y elegante, tallada en mármol, con enormes ventanas francesas.
El enorme jardín la impacto aún más. Estaba llena de flores de toda variedad.
Siempre las flores llamaban su atención. En la mansión de los Matew, solo habían unas cuantas flores de variedades repetidas. Pero esto parecía un campo de flores y árboles frutales hacian camino hasta la entrada principal.
Se sorprendió al ver una pequeña masa de hombres con traje, aguardando el lugar.
El chófer la condujo casa adentro.
"Señora, esta es la muchacha" Anunció.
La elegante mujer entrada en años, le hizo una ceña con la mano y este en seguida se retiró.
"Con que eres tu, la humilde campesina." Susurró Estela ni bien la vió. Sus ojos se movieron automáticamente de arriba abajo y se detuvieron por mas tiempo en su vestido remendado, que en algún momento fue de un color amarillo y curvó los labios con disgusto. "Ven sígueme"
Elucibeth siguió obedientemente a la elegante mujer de unos 68 años.
Era inevitable no sentirse distraída con tan hermosa decoración, la casa era demasiada bella, llena de lujos. Entre tantos objetos valiosos, Elucibeth reconoció un hermoso cuadro de pintura de la dinastía Jin mientras cruzaba la sala de estar.
A pesar que arrebataron la posibilidad de seguir estudiando, ella jamás se dió por vencida. Por su cuenta empezó a devorar todos los libros de la pequeña biblioteca, noche tras noche a escondidas, ya que Madame le había dicho que una inútil como ella debía permanecer en la ignorancia cuando le rogó que la dejara ir al a Escuela.
Una sonrisa discreta se formó en el rostro bien maquillado de la exquisita mujer, mientras subían al ascensor. Estaba satisfecha con la joven. Era demasiada hermosa y sin duda alguna su nieto sería un verdadero ángel.
Pensó que al ser muda y humilde le haría mas ligera la tarea, incluso se dijo que tenía mucha suerte.
Los hermosos ojos de la joven se movieron con asombro cuando el ascensor empezó a ascender.
Era su primera vez en un ascensor. La caja de vidrio dejaba a la vista todo el panorama dejándola anonadada.
Sin duda alguna, la mansión de los Matew no le llegaba ni los talones.
Cuando llegaron al último piso, que era el tercero, entraron a una enorme habitación estilo nórdico.
En cuanto cruzó el umbral, los ojos de Elucibeth se clavaron al instante en el rostro de un misterioso hombre. Sus rasgos bien cincelados le quitaban el aliento a cualquier mortal. Piel blanca, pestañadas arqueadas, cejas alineadas, naríz respingada, labios generosos, cabellos color chocolate que brillaban como seda... y más por atributos por mencionar.
Era la prueba viviente de la perfección echo hombre.
Reposaba en medio de sábanas blancas, con medio cuerpo al descubierto. Daba la impresión de ser un ángel, descansado en las nubes.
Un bello durmiente, gallardo e indefenso.
Sus ojos siguieron observando como si estaría bajo un embrujo, descendió hasta sus pectorales, perfectos y exquisitos sin querer ahogó un grito por lo fuerte y musculoso que se veían.
Las mejillas de Elucibeth ardieron al instante y desvió la mirada. La vergüenza la sacudió, se sintió como una tonta por reaccionar de esa manera frente a una hombre. Era la primera vez que veía un cuerpo medio desnudo del sexo opuesto.
'¿A caso este hermoso hombre es el Ogro cruel y despiadado?' Se cuestionó en sus adentros.
Cualquiera pensaría que se tratara de dos personas diferentes.
"Este es mi hijo, Bryan Prieto del Sol ". Anunció Estela, provocándole un susto a la joven "Llevarás su hijo en tu vientre"
Bryan Prieto del Sol.
...Estela viuda de Prieto del Sol....
Thiara Matew Lisonja.
Desalmada asesinas sin el minimo escrúpulo