Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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22
Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Dimitrei estaba en una sala de reuniones dentro de un majestuoso edificio de oficinas. La reunión trataba sobre un proyecto crucial que, de concretarse, podría consolidar su empresa como un líder indiscutido en su sector. Dimitrei, mientras atendía a cada detalle de la conversación, no podía evitar pensar en Thailor. Quería que todo saliera bien para poder volver a casa y compartir con él los resultados, como solía hacer últimamente.
Desde que Thailor vivía con él, compartir los pormenores de su trabajo se había vuelto una costumbre. La agudeza mental de Thailor a menudo le brindaba sugerencias perspicaces, y aunque Dimitrei no era de admitirlo en voz alta, valoraba mucho sus opiniones. Para él, Thailor era la pareja perfecta: extremadamente inteligente, sin demandas innecesarias, siempre sereno, y con la capacidad de hacer que cualquier conversación fuera interesante.
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Dimitrei Uvarov, un hombre acostumbrado al control absoluto sobre su entorno, observaba pensativo el paisaje urbano desde la ventana del auto de lujo que lo llevaba de regreso a su empresa. Los reflejos del atardecer rebotaban en los cristales de los imponentes rascacielos, y el murmullo constante de la ciudad apenas lograba romper la burbuja de tensión que se cernía sobre él. El cansancio pesaba en sus hombros, producto de una reunión interminable que había exigido toda su atención y determinación para mantener su posición en un mercado ferozmente competitivo.
Al detenerse frente al elegante edificio de su compañía, Dimitrei salió del auto con paso decidido, su imponente figura emanando autoridad a pesar del agotamiento. Tony, su asistente leal, lo siguió de cerca mientras ambos caminaban hacia el ascensor, sus pasos resonando en el suelo de mármol.
Una vez en su oficina, Dimitrei apenas se tomó un respiro antes de que Tony le entregara una carpeta con documentos urgentes para firmar. El ambiente era tenso, cargado de la rutina diaria de alta presión. Dimitrei revisó los papeles con la eficiencia característica, pero su mente no tardó en desviarse hacia un pensamiento recurrente: Thailor.
Levantando la mirada hacia Tony, su tono adquirió una frialdad calculada, como si cada palabra fuera afilada con precisión.
—¿Thailor fue al restaurante a almorzar? —preguntó sin apartar los ojos de su asistente, buscando una confirmación que ya esperaba.
Tony asintió de inmediato, aunque vaciló un segundo antes de continuar. —Sí, señor. Pero lo vi hablando en el parque con un alfa. Es empleado de la compañía de enfrente... Bradley, creo que se llama.
El gesto de Dimitrei se endureció de manera sutil pero inconfundible. Sus labios se tensaron y una sombra cruzó su mirada, mientras su ceño se fruncía casi imperceptiblemente. El control que ejercía sobre sí mismo rara vez flaqueaba, pero esa simple información agitó algo en su interior.
—¿Se conocen? —preguntó, su voz convertida en una hoja de acero afilado.
Tony tragó saliva antes de responder, consciente de lo peligroso que era cualquier información mal entregada en ese momento. —No lo sé, señor. El hombre parecía bastante amigable, le sonrió, y Thailor le devolvió una pequeña sonrisa. Pero fue breve, luego Thailor se alejó de inmediato.
La mandíbula de Dimitrei se tensó al escuchar esas palabras. La imagen de Thailor, con su habitual serenidad, sonriéndole a otro hombre, encendió una llama de celos que no pudo sofocar. Era absurdo pensar que una sonrisa cortés pudiera afectarlo tanto, pero Thailor no era simplemente un compañero más en su vida. Era su pareja contractual, y, a pesar de que el acuerdo era frío y práctico, la idea de verlo con otro alfa tocaba una fibra que no sabía que podía ser vulnerable.
—Haz que Thailor venga a mi oficina. Ahora —ordenó Dimitrei, dejando los documentos a un lado con un movimiento firme. Sus dedos tamborileaban ligeramente sobre el escritorio mientras su mente se inundaba de imágenes y pensamientos que no lograba disipar.
Cuando Tony salió, Dimitrei se hundió en su silla de cuero negro, cruzando los brazos y frotándose las sienes, como si el gesto pudiera aliviar el creciente malestar que lo consumía. El razonamiento lógico de su acuerdo con Thailor, basado en beneficios mutuos y conveniencia, no podía calmar el sentimiento irracional que lo envolvía. Era su posesividad lo que lo carcomía. La idea de que alguien más pudiera tener la atención de Thailor, aunque fuera por un breve instante, era insoportable.
Finalmente, la puerta se abrió y Thailor entró en la oficina, su rostro sereno, pero con una ligera sombra de desconcierto al notar la tensión palpable en el ambiente. Dimitrei lo miró intensamente, sus ojos oscuros brillando con un fuego que Thailor rara vez veía en él, salvo en situaciones extremas.
—¿Qué ocurre, Dimitrei? ¿La reunión no salió como esperabas? —preguntó Thailor con calma, aunque su intuición le decía que el motivo del malestar de Dimitrei iba más allá de los negocios.
Dimitrei no respondió de inmediato. Se levantó lentamente de su silla, dando unos pasos hacia Thailor, manteniendo sus ojos fijos en él como si estuviera evaluando cada detalle de su expresión.
—Te dije que no debías interactuar con otros alfas, ¿verdad? —La voz de Dimitrei sonó cortante, llena de reproche. Cada palabra era una acusación velada, cargada de celos—. ¿Qué hacías hoy con ese tal Bradley? ¿Sabes que esto ya ha empezado a circular?
Thailor parpadeó, sorprendido por la repentina intensidad de las palabras de Dimitrei. No había esperado una reacción tan exagerada por un simple encuentro casual en el parque. Apenas había intercambiado unas palabras con Bradley, y ahora se encontraba siendo cuestionado como si hubiera hecho algo terrible.
Dimitrei, con el ceño profundamente fruncido, dio un paso más cerca. —Eres mi pareja, Thailor. Debes entender tu posición y no andar coqueteando con cualquier alfa. ¡Eso arruinaría mi reputación!
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