La Venganza De Leia

Donnely permanecio en silencio un momento, mirandola sin saber que hacer con el torbellino que sentia. Leia seguia de pie, inmovil, los brazos contra el pecho como si quisiera ocultar las marcas.

Duque: Llévenla a una habitación.. una donde pueda descansar, que este mas comoda.

Leia no respondio. solo se aparto un paso, como si cada palabra suya fuera veneno. pero cuando los guardias se acercaron, ella se llevo las manos a los brazos, instintivamente, protegiendolos. ese gesto, tan pequeño, tan humano, le golpeo al duque con una fuerza que no esperaba.

en los ojos de Leia, por un instante, vio algo que lo detuvo.. miedo. no rabia, no ironia, no desafio… miedo. y eso lo desarmo completamente.

Duque: esperen.. no volveran a atarte.. te lo prometo. nunca mas.

Leia lo miro, pero no dijo nada. esa promesa, pronunciada con una voz que por primera vez sonaba sincera, no alcanzo a borrar el daño. sus ojos ya no tenian fuego, solo decepcion, una decepcion tan profunda que ni las palabras del duque pudieron atravesarla.

Duque: quiero que estes segura, nada mas..

Leia mantuvo el silencio. cuando los sirvientes la guiaron fuera de la sala, no opuso resistencia. caminaba despacio, sin mirar atras.

Donnely la siguio con la vista hasta que la puerta se cerro. y en esa soledad, comprendio que habia logrado lo contrario de lo que quería.. no la habia protegido, la habia decepcionado..

En su oficina el duque se quedo mirando por la ventana largo rato, sin decir nada. los dedos le temblaban un poco, aun podia ver en su mente los brazos marcados de Leia, la forma en que lo miro, sin odio pero sin esperanza tampoco.

Duque: Davies… crees que… tal vez no estuvo bien traerla asi?

su asistente, que estaba a un costado revisando unos papeles solo para tener algo que hacer, alzo la vista.

sir Davies: permite que hable con franqueza, su excelencia?

Duque: si..

sir Davies dejo los papeles sobre el escritorio y se cruzo de brazos.

sir Davies: mi señor, hasta ahora la familia de la señorita Leia no ha hecho ningun movimiento en su contra. ni intentos de envenenarla, ni ataques, ni trampas. solo rumores.

el duque se quedo inmovil.

sir Davies: pero cuando ella vino a buscar su ayuda.. usted la rechazo. la ignoro. y ahora la trae aqui contra su voluntad. si me permite decirlo, hasta el momento… el unico que realmente le ha hecho daño a la señorita Leia, es usted.

Duque: no entiendes, Davies… ella no iba a estar a salvo.. no puedo permitir que desaparezca asi, no puedo…

sir Davies: lo entiendo, mi señor.. pero la diferencia entre proteger y controlar… es que en una la persona confia, y en la otra, teme. y ella ahora le teme.

el silencio se hizo espeso. Donnely no supo que responder. solo se quedo ahi, mirando la ventana, mientras el eco de esas ultimas palabras lo perseguia como una condena.

En la habitación Leia se sento en el borde de la cama, mirando el suelo, sin mover un solo musculo. el silencio de la habitacion era pesado, tanto que podia escuchar su propio corazon latiendo. estaba cansada, tan cansada como nunca antes desde que habia renacido.. siempre habia tenido energia, rabia, una chispa que la mantenia en pie. habia soportado humillaciones, mentiras, todo. porque tenia un objetivo, una venganza que la mantenia viva. pero ahora… todo parecia derrumbarse.. ya no bastaba con esquivar las trampas de su madrastra, o con evitar que la envenenaran. ahora tambien tenia que recuperar el documento de la herencia, protegerse de su propia familia y… lidiar con los caprichos del duque Donnely.. apoyo el rostro en sus manos. el duque… su mente volvio a su rostro, a su mirada contenida cuando vio sus brazos lastimados. ¿era culpa o simple actuacion? no lo sabia. pero cada vez que pensaba en él sentia una mezcla amarga de rabia y tristeza.. de pronto, un pensamiento cruzo su cabeza como un relampago.

[espera… todo empezo a salir mal justo cuando deje de seguirlo...]

levanto la vista lentamente, recordando cada detalle. despues de dejar de perseguir al duque, la casa Tudor reforzo la seguridad, los sirvientes dejaron de hablar, Hall perdio todo, los planes fallaron uno tras otro…

[¿el duque tambien habria influido en eso?]

la idea la hizo reir, una risa seca, amarga.

[quien pensé que podía ser un aliado, resulto ser también un enemigo]

pero mientras lo pensaba, sintio un frio en el pecho. si era cierto… si él realmente habia movido todo eso solo para obligarla a buscarlo, entonces el hombre era mucho mas peligroso de lo que pensaba.

Mas tarde.. los sirvientes tocaron con timidez la puerta del despacho del duque, sabian que él odiaba interrupciones, pero tambien sabian que si no decian nada seria peor.

—mi lord... —dijo uno de ellos, temblando—la señorita no ha recibido comida desde la mañana, ni agua... la doncella dice que no quiso abrir la puerta ni hablar.

el duque levanto la vista de los papeles y la rabia se le congelo en el rostro, esa rabia muda que hacia que nadie se atreviera a respirar cerca de él. se levanto despacio, sin decir palabra, y salio.

cuando llego a la habitacion de Leia, los guardias se apartaron al verlo. toco la puerta una vez, no obtuvo respuesta, asi que entro.

Leia estaba sentada en el borde de la cama, con el rostro cansado y el cabello despeinado, ni siquiera lo miro cuando él entro.

Leia: viniste a ver si sigo viva, o solo a asegurarte que no escape.. por cierto duque.. quiero saber algo.. cuando todo empezo a salir mal, cuando Hall perdio todo, cuando mi casa empezo a reforzar la seguridad… ¿fuiste tú?

el duque no respondio al instante, pero su silencio fue suficiente. Leia lo entendio antes que él hablara.

Duque: fui yo..

ella rio, una risa sin alegria, una que dolia oir.

dio un paso hacia él, el rostro marcado por el cansancio y la decepcion.

Leia: entonces tambien eres mi enemigo.

Duque: no, Leia.. yo no soy tu enemigo.

Leia: si... lo eres —porque yo confiaba en ti.

se sento de nuevo, girando el rostro hacia la ventana. el duque dio un paso, quiso acercarse, pero algo en ella.. esa frialdad nueva, ese brillo roto en los ojos.. lo detuvo.

no dijo nada mas. salio de la habitacion en silencio. y por primera vez, fue él quien sintio miedo.. miedo de haberla perdido del todo.