La Huida- Un Alfa Rechazado

Capítulo 4

Aurora

Íbamos en la camioneta, hablando y riendo con el amigo de Lilly, nos mostraba los caminos que nos llevaban a los senderos y también los parques nacionales, nos hablaba de las casas en palafitos y las mingas en las que él había participado. A mi parecer la isla irradiaba paz, la paz que tanto necesito.

—Ya estamos llegando, despierten a Lilly— dice Rodrigo, un hombre bastante apuesto, alto y delgado, su pelo era castaño y largo hasta los hombros.

Despertamos a Lilly, nos pusimos las zapatillas y los polerones y recogimos algunas cosas que iban esparcidas por el suelo del vehículo.

A medida que nos íbamos acercando, se podían aprecias lindas casitas con tejas de madera, y sus características chimeneas, había muchos arboles alrededor.

Al final del camino una de las casas llamo mucho mi atención, era hermosa y grande, había que estar muy cerca para verla completa ya que estaba un poco oculta entre el bosque de coigües que la rodeaba, era una casa de madera como todas las del pueblo, pero con espacio para albergar un regimiento, las tejas de color negro le daban un aspecto bastante masculino, tenía grandes ventanales que dejaban apreciar desde fuera, las vigas expuestas de la imponente estructura. Irradiaba calidez.

En la entrada de la gran casa, estaba de pie una mujer, era la hermosura personificada, alta con pelo negro hasta sus pronunciadas caderas, sus ojos eran de color azul y de mirada cálida y acogedora.

—Hola — nos dijo alegre — Las estaba esperando. — ¿Lucy?, ¿Eres tú? —  Dijo muy emocionada al parecer se conocían de antes.

—¡¡¡Rocío!!! — exclamó con entusiasmo la aludida — Pero que hermosa estás, hace tanto tiempo que no nos vemos— se abrazaron y se admiraron por un par de minutos, se veían tan contentas por aquel reencuentro.

Lucy se dio media vuelta y tomó a Lilly de la mano, esta es mi amiga Lilly, es la veterinaria que te comenté por correo, egresó hace poco, pero fue la mejor de su clase.

—Hola Lilly, no sabes la falta que nos haces, nuestro veterinario pidió licencia para poder cuidar a su esposa y sus ca… sus mellizos, mi hermano ya estaba desesperado sin un veterinario a cargo—

Lilly sonrió hacia Rocío. —Espero hacer un gran trabajo — habló con sus cachetes colorados.

—Lucy y tu otra amiga quien es — interrogó Rocío.

—Hola, soy Aurora Mont, al parecer soy su nueva asistente de aula, conocí a las chicas en la pensión en puerto Montt — exclamé nerviosa.

—¡Oh! Aurora, no sabes la falta que me haces, las niñas no están interesadas en trabajar aquí en la casa central, mi hermano y los… niños las espantan —dijo con una expresión que no sabría descifrar.

—Estoy muy emocionada de poder trabajar aquí, este lugar es un paraíso —repliqué con emoción —¿le llegaron mis documentos? —

—Oh, por favor tutéame, tenemos la misma edad, y contestando a tu pregunta, sí llego todo en orden y sin problemas. Bien, vamos adentro para que puedan almorzar, y descansar, deben venir molidas y con hambre—

Entramos siguiendo a Rocío, la casa era super acogedora, en el medio de la sala de estar, se alcanzaba a ver una salamandra que era bastante grande en comparación a otras que he visto, la casa es hermosa y para ser habitada por personas de mucho dinero, no era para nada ostentosa.

—Vengan, por aquí está la cocina, siéntanse como en su casa—

En la mesa se apreciaban sopaipillas, pan amasado caliente, pebre, chapaleles y milcaos. En la salamandra se encontraban dos ollas, una con cazuela de pollo y en la otra longanizas y papas cocidas. Mi estómago y el de Lilly rugieron al mismo tiempo, causando risa en las dos bellezas que estaban sentadas frente a nosotras

Después de comer, Rocío me pidió que la acompañara a la oficina, para leer el contrato de trabajo y ponerme al tanto de mi labor, mi sueldo y horarios, y por último donde voy a vivir.

—Aurora, espero no te moleste que me haya tomado la atribución de prepararte un espacio en mi casa, lo que pasa es que me gustaría que te quedes conmigo, claro hasta que encuentres un lugar a tu gusto— explico cordialmente.

—Oh, si, no tengo problemas con eso, la verdad es que no conocía esta parte de Chiloé, y por como tomé la decisión de viajar el mismo día que me contactaste, no alcancé a buscar un lugar apropiado. ~le digo y logro ver relajo en su expresión~

—Genial, pero esta no es mi casa, o sea sí, pero no vivo aquí, esta casa la habita mi hermano con dos de sus trabajadores más fieles, que son como familia. Ellos en este momento no están, tenían trabajo en Castro y cuando llegue podremos firmar el contrato, si te preguntas porqué hay que esperarlo, la respuesta es simple, trabajarás conmigo, pero él es el jefe— aclaró.

— Ok, tampoco es un problema, he trabajado bajo el mando de un hombre, y la verdad, no es muy distinto a tener una jefa — expliqué.

—Aun así, no tendrás que lidiar directamente con él, solo es jefe en el papel —dijo sin más.

Así, estuvimos un par de horas afinando los últimos detalles, comenzaré a trabajar el próximo lunes, hoy es viernes, tengo el fin de semana para descansar y organizarme mentalmente con todo lo demás, trabajaré en el nivel de los pequeños de 3 a 4 años, son 13 niños en sala, mi horario no es nada del otro mundo, de 8:30 a 12:30 la hora de colación y la segunda jornada será de 13:30 a 17:30

—Ahora que todo esto está listo y organizado, sígueme te mostrare mi casita, que no está tan lejos, está aquí en el mismo sitio—

La seguí fuera de la “casa central”, así le dicen, me guía por un caminito de piedras, y ahí en medio del bosque, se podía divisar una linda casa, de ese tipo alpina, que parecen una A gigante, es exactamente el tipo de casa que llevo años cotizando.

—¿Te gusta? —  pregunta ella

—Tu casa es hermosa—

—Qué bueno que te guste, siéntete en plena libertad de usar todo lo que hay aquí, yo por lo general no paso mucho tiempo aquí, ya que me tengo que hacer cargo del jardín y a veces ayudo a mi hermano con algunos temas administrativos. Hablando de él, ya debe estar por llegar, ven, sígueme, te voy a mostrar tu dormitorio, te dejo ahí y acomodas tus cosas, puedes darte una ducha y descansar un rato, voy a ver si las chicas conocieron sus lugares de trabajo— dijo todo de sopetón — ¿Tienes alguna duda?

—sí, me gusta mucho escuchar música, pero soy un poco escandalosa, ¿te molestaría si pongo música? — pregunto con un poco de vergüenza.

—No te preocupes por eso, las paredes de los dormitorios son insonorizadas, así que por muy fuerte que grites o escuches música, fuera de aquí, no se escuchará tan fuerte, así que tranquila, quiero que te sientas los más cómoda posible. Y aparte por este lado no andan muchas personas, es muy tranquilo. Espero que te guste tu dormitorio, nos vemos más tarde — dice sonriendo.

Cuando Rocío salió por el pasillo que llevaba a las escaleras, entré al dormitorio.

Es un espacio muy lindo, no tan pequeño, con una cama matrimonial hacia el lado de un gran ventanal que tenía vista a un bosque de cipreses, tiene un ropero, y el baño compartido que se encuentra en el pasillo.

Ordené todas mis cosas dentro del ropero, no es mucho, por lo que tendré que salir a comprar algunas cosas, aquí cerquita pude ver algunas tienditas así que mañana saldré a vitrinear.

Dentro de mis cosas busqué un pijama, mi toalla y me fui a tomar una ducha, olía a puerco, después de tomarnos esa botella de vino con Lucy me quedé dormida y no alcance a bañarme antes de salir de la pensión.

Me di una rica ducha, luego salí rumbo a mi dormitorio, cuando estuve ahí tome mi celular y prendí el parlante y los conecté, puse música, no sé por qué, pero viajar al sur me daban ganas de escuchar a los Prisioneros, puse el disco en aleatorio y comenzó a sonar Con suavidad, una canción que me gusta demasiado da ganas de bailar y además es una canción super sensual.

Me encontraba semi desnuda, tapando solamente mi culo con unos calzones de encaje negro, me quedé un momento revisando mi celular, pensando en que     -Rocío dijo que nadie andaba por estos lados así que me relaje y literalmente me tome la palabra, con lo de sentirme cómoda-

me puse a cantar el coro a todo pulmón mientras meneo mi gran cuerpo al ritmo de la música.¬

Coro

Voy a desnudarte, voy a estrecharte, contra la pared.

Morderé tu cuerpo, mojaré tu pelo, con suavidad—…

No me di cuenta de que en la puerta había una persona, y cuando dejé el celular y me giré para buscar la toalla que estaba en un banquito junto a la puerta, quedé estática en mi lugar, no me podía mover, pasaron unos segundos que los sentí eternos, logré tomar la toalla para taparme y luego gritar.

—¿Quién mierda eres, ¿Como se te ocurre entrar sin tocar la puerta? —

—¡Sal de aquí! —  Mis mejillas ardían de vergüenza y rabia que sentía de que me haya estado mirando así, abiertamente, ni siquiera se dignó a decir nada, ni una disculpa.

El me miró de abajo hacia arriba, dio media vuelta y salió de mi pieza.

Cuando estuve lista, salí del dormitorio y caminé escaleras abajo, ahí estaba él, parado en la puerta mirando su celular.

¡Es un hombre alto y se ve fornido, de pelo oscuro, sus ojos son de color verdes por lo que pude distinguir a la distancia, en la que se encuentra él, sus labios se ven carnosos y muy apetecibles … ¡OH! Era un hombre hermoso por donde lo miraras.

Me sacó de mis pensamientos cuando lo escuché decir…

—Oye… Asistente, si ya terminaste de comerme con los ojos, te aviso que Rocío nos está esperando en mi casa, estaba ocupada así que no te vino a buscar y me mandó a mí— espetó con tono aburrido y despreocupado.

No pude decir nada, solo asentir con la cabeza, su voz… su voz es potente y ronca, ~creo que acabo de tener un orgasmo~. Se dio media vuelta y salió de la casa sin mirar atrás.