!No Toques A Mi Hija!

Logan recoge los papeles del suelo y se los muestra a sus padres.

—Esto es lo que pasa.

—¿Está embarazada? No, no puede ser.

Los padres de Logan estaban muy desconcertados.

—¿Viste, Logan?, esto te pasa por casarte con una don nadie como ella— cuestiona el padre de Logan con furia en sus ojos.

—Ahora, ¿qué vas a hacer con ese mocoso que espera Magdalena? —inquiere su madre.

—No permitiré que tengas un hijo de una andrajosa como esta —añade su padre.

—Ya suficiente nos has arruinado cuando te casaste con esta —espetó la mujer que molestia.

Los padres de Magdalena hablaban como si ella no estuviera presente, tratándola como si fuera menos que nada.

Los padres de Magdalena no iban a aceptar a su bebé, y Logan mucho menos. Él no quería asumir ninguna responsabilidad, ya que se casó con ella solo para mantenerla sujeta y como si fuera una esclava.

No le importaba en lo absoluto, tanto que en varias noches llevaba a sus amantes a la casa, incluso frente a ella.

Pero a Magdalena nunca le importó, ya que lo único que sentía por él era odio, asco y desprecio. Lo único que ella deseaba era su libertad, ser libre de aquel horrible infierno que, por culpa de su padre, le ha tocado vivir.

Logan, después de estar unos minutos en silencio, reaccionó y miró a Magdalena, que estaba a su lado con la cabeza baja, con lágrimas en sus ojos y sangrando.

—¡No tendrás ese bebé!.

Magdalena, al escuchar eso, alzó su mirada y vio cómo los padres de Logan estaban de acuerdo.

—Por supuesto que lo tendré. Es mi bebé, no pueden hacerme esto.

La madre de Logan le dio una bofetada como respuesta.

—¡Cómo te atreves a hablarnos así! No eres más que una don nadie. El hecho de que estés casada con mi hijo no significa nada. Debes tener eso claro.

Magdalena se quedó con la cabeza agachada, incapaz de decir nada. ¿Cómo podría escapar de ellos si eran tan poderosos y ella solo era una "esposa esclava" para ellos?.

—No lo tendrás, ¡y punto! —dictaminó su suegro.

—No permitiré que eches a perder mis planes con Margot —escupió Logan fríamente.

—¿En serio, hijo? —pregunta su madre sorprendida.

—¿Cuándo pasó, hijo mío? —inquiere el padre.

—Hace unos meses atrás me contactó y dijo que quería volver conmigo, papá.

—¿Y por qué no se contactó antes? —le pregunta su madre.

—Estos años ha estado estudiando en el extranjero, sus padres no le permitían regresar hasta que terminara, pero cuando se enteró de que me casé, hizo todo lo posible por agilizar todo rápido.

—Te felicito, hijo. Ella sí es una mujer de clase adecuada para ti —le dijo su madre con orgullo.

Ellos seguían hablando frente a Magdalena, ella solo escuchaba atentamente todo lo que decían. No importara lo que ellos dijeran, Magdalena tenía otros planes.

—¿Cuando regresa? —inquiere la mujer nuevamente.

—Esta semana, mamá.

—Qué felicidad que vuelvan a estar juntos, hijo.

—Yen cuanto a esta, no permitiremos que tenga a ese bebé —declara el padre de Logan con crueldad.

—¡Aborta! —le gritó su esposo.

—¿Qué? No me pueden hacer eso. Yo no quiero, por favor...

Aunque ese bebé fuera del hombre que la ha hecho sufrir tanto, Magdalena no se atrevería a cometer tal delito, privarle la vida a una criatura que ni siquiera se ha desarrollado.

—Tú haces lo que te ordenamos, te haces el aborto y luego me das el divorcio, luego te irás a la calle de donde viniste —brama su marido con desprecio.

—Y si te atreves a hablar, te juro que te mataré —la amenaza su suegro con desdén.

—Ni pienses que te daremos un centavo de esta familia —añade su suegra —Solo te daremos lo suficiente para que no te volvamos a ver.

Magdalena, al escuchar hablar de divorcio, se alegró internamente, aunque su rostro mostrara tristeza.

Pero ella no quería abortar al bebé, no sabía qué hacer. Sería libre, pero le quitarían una parte de ella.